¡Dios o nada!

martes, 18 de enero de 2022
image_pdfimage_print

18/01/2022 – Cada semana compartimos este espacio de espiritualidad junto al padre Héctor Espósito, de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Villa del Rosario.

El texto de la Palabra que iluminó la reflexión de hoy, centrada en el primer mandamiento, fue el de Deuteronomio capítulo 6, versículos del 1 al 25.

“‘¡Dios o nada!’ parece impactante esa expresión, pero de eso se trata el primer mandamiento: fuerte, tajante, decisivo, culminante…maravilloso. Dios es incluyente, de las cosas y de las personas. Tiene que ver con el desapego pero a la vez Dios es todo para mí”, comenzó diciendo el padre Héctor.

En la Palabra de Dios que hemos compartido dice: “No vayan detrás de otros dioses, de los dioses de los pueblos que están alrededor de ustedes. Porque el Señor, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso ...” (Deut. 6, 15)

Hay que tener cuidado de no caer en pecados que son sutiles pero que van en contra del primer mandamiento. Son ladrones que quieren robar el tesoro de su riqueza, de la fe en nuestro Dios absoluto y total:

  • La superstición: es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Atribuimos la eficacia material y espiritual a cosas sin importancia, divinizando esas cosas y quitando el lugar a Dios, que tiene poder y gloria por siempre. Es la más extendida de todos los ladrones de la fe.
  • La idolatría:  no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios (por ejemplo, el satanismo),
  • La adivinación: Incluye la consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums”. La actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la Providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto.
  • La magia: Se refiere a todas las prácticas de magia o hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro.
  • La irreligión: los principales pecados de irreligión son la acción de tentar a Dios, el sacrilegio y la simonía. Tentar a Dios es poner a prueba, de palabra o de obra, su bondad y su omnipotencia. Por su parte, el sacrilegio consiste en profanar o tratar indignamente los sacramentos y las otras acciones litúrgicas, así como las personas, las cosas y los lugares consagrados a Dios. Por último, la simonía se define como la compra o venta de cosas espirituales (Hch 8, 9-24).
  • El ateísmo:  es rechazar o negar la existencia de Dios.
  • El agnosticismo: el agnóstico no se pronuncia sobre la existencia de Dios, manifiesta que es imposible probarla e incluso afirmarla o negarla.

Por último, el padre Héctor se refirió al culto cristiano de las imágenes, señalando que éste no es contrario al primer mandamiento que proscribe los ídolos:

El honor dado a una imagen se remonta al modelo original, el que venera una imagen, venera al que en ella está representado”.

El culto de la religión no se dirige a las imágenes en sí mismas como realidades, sino que las mira bajo su aspecto propio de imágenes que nos conducen a Dios encarnado. El movimiento que se dirige a la imagen en cuanto tal, no se detiene en ella, sino que tiende a la realidad de la que ella es imagen.

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota