05/01/2017 – Es su fidelidad, es su amor, es su mirada es que queremos compartir esta mañana la catequesis. Creemos en Dios Padre, Todopoderoso, creador y providente.
El Dios que crea de la nada trasciende la creación y al mismo tiempo está presente en ella.
Evidentemente Dios es más grande que todas las obras que él hace , su majestad es más alta que los cielos dice el salmo 8. Un descubre a Dios en la majestuosidad de la creación, al contemplar la naturaleza y también al observar a dos ancianos que celebran la alianza.
Es el recreador de todo, causa primera de todo lo que existe, está presente en lo más íntimo de la realidad crea sin confundirse con ella. Que Dios este presente en lo creado y al mismo tiempo lo trascienda, habla de la marca propia de su identidad y, así, el Dios presente con su marca en todo lo creado, lo mantiene lo recrea y lo conduce.
Dios conduce la creación, no la puso en marcha ni le dio cuerda sino que Dios acompaña el acto creador y no lo abandona. Mantiene a lo creado en cada instante.
Dios realiza su designio en torno a todo lo creado por su condición de Padre providente, Dios es providente.
¿Cuántas veces descubriste que tu vida estaba en manos del Padre y que por encima de todo lo que hubieras hecho, no se puede negar que tu vida estaba ahí? Si hasta hoy no pudiste descubrirlo, es muy bueno en este día poder hacer un acto de reconocimiento: Todo , absolutamente todo está en sus manos.
¿Cuando en tu vida, la Providencia te sorprendió?
He allí el grande y anchuroso mar, En donde se mueven seres innumerables, Seres pequeños y grandes. Allí andan las naves; Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él. Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo. Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien. Salmo 104
He allí el grande y anchuroso mar,
En donde se mueven seres innumerables, Seres pequeños y grandes.
Allí andan las naves; Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo.
Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien.
Salmo 104
Contempla la mano de Dios que te bendice y te acompaña, la presencia de Dios que te guía y te sostiene, la mirada de Dios que te contempla como Padre en tu andar constante y actúa mucho más allá de todo cálculo, de todo lo esperado.
Cuando hablamos de Dios que provee queremos decir que Dios ve antes, que contempla todo lo nuestro y nada se le escapa. Acá es donde el amor vence y es capaz de sacar un bien de un mal.
La creación no salió plenamente acabada de la mano del creador. Uno lo puede descubrir al mirarse a uno mismo como salido de la mano de Dios. En el tiempo, las etapas de la vida nos van haciendo crecer, madurar.
Por tanto oles digo: No se preocupen por su vida, por qué han de comer o de beber; ni por su cuerpo, qué han de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirenlas aves del cielo, que no siembran, ni siegan ni juntan en alfolíes; y su Padre Celestial las alimenta. ¿No son ustedes mucho mejores que ellas? Mateo 6, 25 – 26
Por tanto oles digo: No se preocupen por su vida, por qué han de comer o de beber; ni por su cuerpo, qué han de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirenlas aves del cielo, que no siembran, ni siegan ni juntan en alfolíes; y su Padre Celestial las alimenta. ¿No son ustedes mucho mejores que ellas?
Mateo 6, 25 – 26
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