Dios que hace alianza, el Esposo amado

miércoles, 28 de julio de 2021
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29/07/2021 – Ya hemos hablado del amor del Señor y de su misericordia. Pero la Palabra de Dios nos invita a avanzar un poco más, hasta descubrirlo como el Esposo, que ha querido hacer una alianza de ternura con nosotros. En la Biblia vemos que al Señor le gusta hacer alianzas, alianzas de amor (Gn 9, 8-12; Gn 15, 18; Gn 17, 1-8; Ex 24, 1-11; Ez 16, 7-8). De ese modo nos muestra que cuando él ofrece unión no es algo pasajero, como un amor de verano. No, él mismo se compromete en una relación estable y firme, que nos da la seguridad de que no será él quien rompa esa alianza de amor.

El Esposo. El mismo Dios se goza en ser nuestro Esposo, el Esposo de su pueblo y de cada uno de nosotros, el que conquista nuestro corazón y se une a él en alianza de amor: “Voy a seducirla, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2, 16). “Me llamará marido mío” (Os 2, 18). “Te desposaré conmigo para siempre, yo sanaré tu infidelidad y te amaré gratuitamente” (Os 2, 21). “Me comprometí con juramento e hice alianza contigo, y tú fuiste mía” (Ez 16, 7-8). “De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo, cuando tú me seguías por el desierto, por la tierra no sembrada” (Jer 2, 2).

“Tu esposo es aquel que te hizo. Sí como a una esposa abandonada y afligida te ha llamado el Señor. ¿Acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?, dice el Señor. Por un breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo… me compadeceré de ti con un amor eterno… Mi amor no se apartará de ti… ¡Mira! Por piedras te pondré turquesas y por cimientos zafiros” (Is 54, 5-8.10-11).

“Desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios, porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas” (Is 61, 10). “Como un joven se casa con una virgen, así te desposa el que te reconstruye” (Is 62, 5). “Como la esposa es la alegría de su esposo, así serás tú la alegría de tu Dios” (Is 62, 5).