¿Por qué Dios sufre si es Dios? – Raniero Cantalamessa

viernes, 13 de enero de 2017
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Cantalamessa

En el espacio de Conferencias para la vida, te invitamos a escuchar al padre Raniero Cantalamesa, Predicador de la Casa Pontificia, en una disertación sobre “Dios Padre”.

“Dios el Padre, es fuerte para protegernos a quien siempre podemos acudir. Bueno y misericordioso que nunca se cansará de levantarnos del suelo” comienza diciendo el predicador.

¿Cómo se explica el sufrimiento de los inocentes si hay un Dios que es Padre y que cuida de sus hijos?

Ante este interrogante, Cantalamessa, dijo que “no tengo una respuesta porque es un misterio pero algo puedo decir. Cuando Jesús se encontraba frente a un dolor, primero lloraba, compartía el sufrimiento de la gente, solo después decía alguna palabra. También nosotros cristianos frente al sufrimiento de los inocentes tenemos que llorar”

“Dios Padre sufre, Él sufre. Él no está en el cielo mirando a los hombres que sufren, no está lejano mirando, Él sufre. Donde hay una persona que sufre, Dios está sufriendo con él y en él.

El sufrimiento de Dios ha sido la respuesta de Dios a la cultura moderna después de Auschwitz y todo lo que hemos visto. ¿Por qué sufre si es Dios, si Dios es perfección y no le falta nada? Dios Padre sufre porque es Amor, y el amor es la cosa más vulnerable en el mundo, eso lo sabemos nosotros. El amor es vulnerable, porque si el amor es sincero tiene que dejar al amado/a libre de corresponder al amor o de rechazarlo. Y el rechazo al amor hace sufrir. Dios siendo amor está sujeto al sufrimiento”. 

 

P. Cantalamessa, es italiano, pertenece a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos,

Es Doctor en Teología y en Letras clásicas.

Fue profesor de Historia de los orígenes del cristianismo y Director del Departamento de ciencias religiosas de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán, fue además miembro de la Comisión Teológica Internacional y, miembro de la delegación católica para el diálogo con las Iglesias Pentecostales.

Desde 1980 es el Predicador de la Casa Pontificia y en ese servicio dirige cada semana, en Adviento y en Cuaresma, una meditación en presencia del Papa, de los cardenales, obispos, prelados y superiores generales de órdenes religiosos. Se le llama a hablar en muchos países del mundo, a menudo también por hermanos de otras denominaciones cristianas.