El ayuno permite llegar a lo profundo de cada ser

martes, 2 de marzo de 2021
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02/03/2021 – El abogado y escritor Carlos Barrio y Lipperheide nos habló del ayuno en el trabajo y en la vida cotidiana durante su participación en el ciclo “Renacer a la esperanza”. “El ayuno es un tema difícil, hasta diría que es contracultural porque vivimos en una sociedad de  consumo. Y ayunar es no consumir. Por eso tenemos que revalorizarlo, es algo que está presente en todas las grandes religiones. Nosotros, como cristianos estamos llamados a tener una mirada orgánica, integrando todo. Por un lado, no podemos estar fuera del mundo. Hay médicos que recomiendan el ayuno porque tiene efectos curativos. El ayuno va asociado a la oración, a la meditación, al silencio y a la limosna”, afirmó Barrio.

“No podemos hablar de ayuno separado de todo. Somos cuerpo y alma, debemos integrar esto. Esta práctica nos ayuda a vivir mucho más despiertos. Podemos ayunar de todo lo que nos satura, probar con no sobre informarnos”, graficó. “En el trabajo, los jefes ansiosos trasladan su ansiedad a los otros y eso no es bueno. Tenemos que ser conscientes de esta realidad como de tantas que se dan en el ámbito laboral. Los invito a que se contacten con las satisfacciones sustitutorias para llegar al fondo de la cuestión. El ayuno nos permite conectarnos con nuestras limitaciones”, indicó el especialista.

“No tenemos que hacer un ayuno que nos agote y nos maree, sino que hacerlo de manera medida, posible. El ayuno está en la vida de Jesús, su paso por el desierto. El ayuno, material o inmaterial, debe llevar a contactarnos más profundo con nosotros mismos y por ende con Dios. Y en ese plano, seguramente, estaremos más preparados para encontrarnos mejor con el hermano. En el ayuno aparece la tentación, que busca romper esta práctica. Como le ocurrió a Jesús en su estadía de cuarenta días en el desierto. Detrás de todo esto, está el pecado, nuestro pecado, que es el límite que tenemos”, dijo Barrio.

En la sociedad de consumo se busca minimizar los costos, por lo que se trabaja mucho. Y más en esta crisis por la pandemia. No frenamos, trabajamos, trabajamos y trabajamos. El ayuno pone un freno a esto, nos invita a parar la pelota. El ayuno no debe ser perturbador, ni llevarnos a una anorexia. Debe llevarnos a comprender que somos creaturas de Dios, llegar a lo profundo de nuestro ser donde somos dignos hijos de Dios. El ayuno nos lleva al autoconocimiento”, expresó.

Y finalmente Barrio compartió esta oración:

Señor, en este tiempo de Cuaresma,

pongo en tus manos mi desierto, ayuno y oración.

Quiero ayunar frenando el ritmo vertiginoso de mi vida,

dejando que entre tu Espíritu en mi corazón.

De esa forma podré recuperar mi equilibrio.

Que pueda dejar de ingerir

lo superfluo que me ofrece la sociedad de consumo,

los productos innecesarios y fantasiosos,

los excesos de información que me aturden.

Cambia Señor mi mentalidad de consumo y posesiones,

para sentirme más seguro y a salvo.

¡Lléname con tu amor!

Que deje de lado satisfacciones sustitutorias

que me alejan de mí mismo y de tu presencia.

Ayúdame a tomar más consciencia

de cómo la bebida y la comida en exceso

es  un auto consuelo para no adentrarme en mi interior

y ver con más claridad mis deseos

y anhelos incumplidos, mi avidez

y mi búsqueda desmesurada de éxito y posesiones.

¿Qué busco tapar en mí con la bebida?

¿Qué satisfacción estoy persiguiendo al comer sin medida?

Te entrego las ilusiones y el dolor de mi trabajo,

mi preocupación por el salario que no alcanza,

las alegrías y luchas de los miembros de mi familia,

sus deseos y desvelos.

Que viva más atento a las necesidades

de quienes trabajan a mi lado.

¿Soy consciente de las necesidades que ellos tienen?

¿Me hago suficiente tiempo

para escuchar sus preocupaciones?

¿Celebro los logros que alcanzamos

o estoy siempre corriendo?

Dame tu inteligencia para vivir más mi vida presente,

alejándome de la melancolía

de lo que no logré en el pasado

y de la ansiedad de alcanzar un futuro ilusorio.

San José, patrono del trabajo y de la Iglesia Universal,

muéstrame desde tu taller de carpintero,

el camino de la austeridad y entrega cálida al Dios del amor,

en este tiempo de Cuaresma.

Y que María, con su corazón de madre y colaboradora de Jesús,

me cobije, transforme y envíe para llevar adelante

lo que la Providencia me va indicando a cada instante.

Amén