07/02/2022 – A mediados de la semana pasada las autoridades nacionales anunciaban que, decenas de personas, la mayoría de ellas jóvenes del conurbano bonaerense se encontraban internados por consumir cocaína que, al parecer estaba adulterada.
Por este hecho, al menos 24 personas murieron y 30 continúan hospitalizadas en la provincia de Buenos Aires por el consumo de esta sustancia.
En tanto, varios afectados más siguen bajo observación, pero no internados.
Los investigadores creen que el alcaloide podría haber estado mezclado con algún tipo de veneno o “fraccionado” con alguna otra sustancia.
En su momento, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, hizo un llamado para que cualquier consumidor que haya comprado cocaína en las últimas 24 horas, se deshaga de ella.
Los dichos de Berni produjeron el enojo y las burlas de distintos sectores sociales y políticos pero, al mismo tiempo, dejan en evidencia la naturalización de un flagelo que le cuesta la vida a miles de personas por año en nuestro país.
Pero el narcotráfico o el consumo de drogas no es solo un flagelo sinó tambien un negocio ilegal que expande sus tentáculos en todos los ámbitos de la vida, sociales, políticos, culturales, etc, etc.
Como todo negocio que está al margen de la ley, las cifras no son completamente precisas, sino más bien estimaciones.
Sin embargo, existen estudios nacionales e internacionales que permiten aproximarse a este fenómeno. El último estudio sobre esta cuestión data de 2017 y afirma que se manejaban, en el país unos 1110 millones de dólares; de la cifra total, 500 millones correspondían al negocio de la marihuana y 218 millones al de la cocaína.
En tanto, recientemente, el Ministro de seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni, dio algunas pistas sobre el narcomenudeo, una actividad que mueve medio millón de dólares por día.
“Entre Capital y el Conurbano bonaerense hay una venta de unas 200 mil dosis todos los días”
Para adentrarnos a este aspecto de la problemática dialogamos con Claudio Izaguirre, Presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina.
Tras la muerte de más de una veintena de personas y la internación unas 100 personas más como consecuencia de la ingesta de cocaína adulterada en el gran Buenos Aires, la Iglesia salió a pedirle al Estado que no solo se ocupe del combate al narcotráfico, sino también de lo que consideró una “creciente demanda del consumo” de estupefacientes.
Fue por boca del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Ojea, quien atribuyó el “grave problema de las adicciones” en el país a “problemas más profundos de nuestra sociedad” que “”deben ser atendidos por una mejor política”.
“El aumento de la cantidad de consumidores tiene que ver con falta de horizontes humanos y laborales, profundas crisis familiares, el déficit enorme de nuestra educación, la profunda soledad y la necesidad de afecto”, dijo el prelado en una sucesión de tuits.
En ese sentido, Ojea -quien también es obispo de San Isidro- afirmó que “frente a la tragedia que se está viviendo es necesario distinguir entre la oferta de droga que llamamos narcotráfico y la creciente demanda del consumo”.
Esta realidad la ven muy claramente los sacerdotes que desarrollan su misión pastoral, sobre todo en barrios vulnerables como es el caso de los Curas Villeros en Buenos aires.
En Córdoba hay un referente que trabaja incansablemente tratando de rescatar a a jóvenes y niños de este flagelo. Estamos hablando del padre Mariano Oberlin, quién desarrolla una intensa labor pastoral en la Parroquia “Crucifixión del Señor” de Barrio Muller. Nos contactamos con el padre Oberlín quien nos compartió detalles de esta realidad en primera persona.
Audio de las entrevistas completa a continuación…
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