03/12/2021 – En el prólogo o introducción de la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, el Papa Francisco habla del llamado a la santidad, que es la principal vocación del cristiano, porque Dios nos llama a ser santos, y remarca que Dios nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”. Me parece que esto puede ser un buen punto de partida para hablar de la vocación.
La vocación al amor asume para cada uno una forma concreta en la vida cotidiana a través de una serie de opciones que articulan estado de vida (matrimonio, ministerio ordenado, vida consagrada, etc.), profesión, modalidad de compromiso social y político, estilo de vida, gestión del tiempo y del dinero, entre otras cosas.
Y no pocas de estas opciones señaladas −matrimonio, profesión, compromiso social y político, libre gestión del tiempo, etc− tienen mucho que ver con la condición secular, la condición de laicos, que corresponde a la mayoría de los creyentes.
Evidentemente, la «vocación al amor» puede ser recibida, acogida y vivida en el matrimonio y en el ejercicio de una profesión civil que tiene la intención de dar gloria a Dios y servir a los demás.
Este tema es fundamental que sea tratado en este tiempo porque, en estas épocas del año, muchas personas jóvenes están buscando o tratando de escuchar y encontrar ese llamado.
Al respecto dialogamos con un experto en esto de la vocación, el padre Armando Raffo, que es jesuita, que nació en Uruguay, que ha estudiado mucho, escrito mucho también, y que ha acompañado a muchas personas en esto de buscar la voluntad de Dios. En los últimos días, el padre Raffo presentó su último libro, “la Vocación como libertad responsable”.
También estuvimos en contacto con Patricia Vales, coordinadora del Servicio de Orientación Vocacional de la Universidad de Lanús.
Entrevistas completas en la barra de audio ubicada bajo el título.