El nacimiento de Jesús supera todas nuestras expectativas

martes, 30 de diciembre de 2008
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Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

Mateo1, 1 – 17

El compartir de hoy nos remonta a los orígenes porque lo vincula a Jesús a la historia misma de la salvación en el Patriarca Abraham y desde allí nos conduce el texto de Mateo por todo el camino que Dios ha transitado con su pueblo hasta llevarnos a Jesús en etapas diversas por 14-14-14 generaciones lo cual nos pone frente a un número que vamos a ver es simbólico y que explica no al detalle y la exactitud la construcción genealógica de Jesús sino el sentido teológico que esconde la misma. Pero vamos a lo esencial, el origen.

El origen es el tema que hoy nos vincula al texto que hemos compartido.

En el pueblo judío donde hay divisiones por diversas razones entre tantas cosas todos coinciden en algo: en la ansiosa espera del que había de venir. Los ricos y los pobres, los letrados y los incultos, los fariseos, los celotes, gente del pueblo, todos esperaban la manifestación del Mesías. Venían esperanzados desde hacía siglos y los profetas aumentaban a la vez ésta expectativa que lo hacían desde el anuncio por ser boca de Dios del tiempo que vendría.

Alguien, algo venía, estaba llegando y va cumplirse en Palestina aquella ley histórica que señala Bruce Berger. El dice así: en toda la historia de la humanidad nunca ha habido un gran descubrimiento sin una esperanza antecedente pero también es muy raro que se descubra exactamente lo que se esperaba.

Es una lectura histórica de las manifestaciones importantes que marcan el rumbo de la historia de la humanidad la que dice Brux Berger. A veces el descubrimiento es decepcionador. A veces ocurre que supera infinitamente a las esperanzas. Por ejemplo dice él, Cristóbal Colón ¿ Que buscaba? Convencido de que la tierra era redonda buscaba por el oeste una ruta hacia las indias y ¿ qué descubrió? América. El descubrimiento superó a la esperanza. Entra en el estilo de Dios hacerse esperar, desear, violentamente hacerse esperar y desear pero su descubrimiento supera por fuerza la esperanza y el deseo.

Esta larga genealogía que plantea Mateo en paralelo con Lucas habla de una historia entretejida entre luces y sombras donde básicamente éste pueblo sintetizado en estos nombres que pertenecen a los antecedentes del nacido de María y José es un pueblo que espera y la llegada del Señor supera las esperanzas.

Yo estoy seguro que en tu historia personal eso también ha sido una realidad. Ese contacto con lo que superó tu expectativa te dispone el corazón para esperar con un corazón abierto y amplio sin mezquindades el tiempo que está por venir del nacimiento del Señor.

Para nosotros los occidentales la genealogía son casi un capricho de nobles o también forma parte de un proceso de sanidad terapéutica donde uno en la búsqueda de las raíces de su ser necesita conectarse con su devenir pero no es muy habitual éste camino en cambio si es muy normal, es casi como una costumbre cultural en oriente. En oriente las genealogías son cosas de todos los días, diría yo, cosa de toda familia. La historia nos muestra además que ya en tiempo de Jesús existía éste afán genealógico.

En las páginas del Antiguo Testamento nos encontramos con 15 de éstas listas de genealogías. Favio Josefo es un historiador profano en los tiempos del judaísmo en la Palestina en tiempos de Jesús muestra que los árboles genealógicos de todos los sacerdotes o levitas que pertenecen al templo Están claramente referenciados en ese lugar. Y si un sacerdote se casaba con una mujer de familia sacerdotal había que examinar la pureza de sangre de la madre de la presunta esposa, de sus abuelas, de sus cuatro bisabuelas por decir éste dato que nos trae Favio Josefo del valor que tenía la genealogía del tiempo de la Palestina de Jesús.

Aunque la historia no nos contase nada bastaría ver el lugar que los dos evangelistas dan a ésta genealogía. Mateo abre su genealogía en el Evangelio y Lucas la coloca en el mismo comienzo de la vida pública de Jesús para comprender que esa página de genealogía de Jesús tiene un interés que excede lo que nosotros hoy podríamos prever a simple vista y casi como dejándonos llevar aburridamente por una serie de nombres de los cuales no tenemos demasiada noticia.

La causa de ese desinterés que tenemos nosotros por estos nombres repetidos en grupos que construyen la genealogía una desde Adán en el caso de Lucas otra desde Abraham en el caso de Mateo esté tal vez ese desinterés situado en el hecho de que rara vez los sacerdotes comentamos ésta página en el púlpito y a veces la causa de éste silencio hay que ponerla en el quebradero de cabeza que supone el armado de éste rompecabezas que los especialistas en las Sagradas Escrituras han sabido abordar y muy bien. Una simple lectura nos permite descubrir cosas extrañas en éstas listas.

Mateo y Lucas hacen su genealogía en direcciones opuestas. Mateo asciende desde Abraham hasta Jesús. Lucas baja desde Jesús hasta Adán pero el asombro crece cuando vemos que las generaciones no coinciden Mateo pone 14, Lucas 77 y ambas listas coinciden entre Abraham y David pero discrepan entre David y Cristo. En la cadena genealógica de Mateo hay 28 eslabones y en la de Lucas en éste período de David a Cristo hay 42 y para colmo en éste tramo entre David y Cristo solo 2 nombres de las 2 listas son coincidentes.

Una mirada aún más fina nos permite percibir con mayor claridad las inexactitudes entre ambas genealogías. Mateo coloca14 generaciones entre Abraham y David, otras 14 entre Abraham y la transmigración a Babilonia y otras 14 desde entonces hasta Cristo. La historia nos dice que el primer periodo duró 900 años que no puede llenarla 14 generaciones y los otros dos 500 años cada una.

Si seguimos analizando con pormenorizada exactitud lo que estamos queriendo ver, vemos que entre Jorám y Osías, Mateo se come 3 reyes y que entre Josías y Jeconías olvida Joaquín, que entre Farés y Naasón coloca 3 generaciones cuando de hecho trascurrieron 300 años y aún sin mucho análisis no puede uno menos llamarse a la atención y percibir que ambos evangelistas juegan con cifras evidentemente simbólicas o podríamos decir junto a Descalzo, cabalísticas.

Mateo presenta 3 periodos con 14 generaciones justo cada una mientras que Lucas traza 11 series de 7 generaciones. Estamos ante una bella fábula? Es la pregunta que nos surge de ésta lectura. Esta sería la respuesta y ha sido de hecho la respuesta del racionalismo en el análisis del texto genealógico de Jesús. Los Apóstoles dicen se habrían inventado una lista de nombres ilustres para atribuir a Jesús una familia noble tal y como hoy los beduinos se inventan los árboles genealógicos para convenir en sus negocios.

Este es un modo crítico de leer sin entender el género que están utilizando aquí quienes escriben, el género literario, para ir mucho más allá del detalle de si corresponde o no corresponde. Estas teorías difícilmente puedan sostenerse en pie. En primer lugar porque de haber inventado esas listas Mateo y Lucas las hubieran inventado mucho mejor para no saltarse nombre en la lista de los Reyes les hubiera bastado con asomarse al libro de los Reyes o de las Crónicas.

Errores tan ingenuos solo pueden cometerse a conciencia. Es decir las listas están construidas con un sentido teológico. No tienen un sentido de exactitud genealógica ni literaria mucho menos. Además si hubieran tratado de endosarle a Cristo una hermosa ascendencia no hubieran ocultado los eslabones sucios, hijos incestuosos, ascendientes nacidos de adulterio, de la violencia. Hubieran limpiado la lista si hubieran hecho las cosas por una simple construcción.

Por otro lado basta con asomarse al Antiguo Testamento para percibir que las genealogías que allí se ofrecen incurren en inexactitudes idénticas a las de Mateo y Lucas: saltos de generaciones, afirmaciones de que el abuelo engendró a su nieto olvidándose del padre en el medio. No será mucho más sencillo aceptar que la genealogía de los orientales es un intermedio entre lo que nosotros llamamos fábula y la exactitud rigurosa del historiador científicamente puro. Parece ser esto lo que en realidad está ocurriendo. Hay toda una intención teológica en la construcción de la genealogía de Jesús.

Lucas y Mateo lo que nos presentan en realidad son las luces y las sombras en la lista de los antepasados para revelarnos que allí en medio de nuestra propia historia, en medio nuestro ha venido a nacer el que trae la redención. Sin duda la llegada de Jesús supera toda expectativa. Eso es lo que está diciendo el texto de la genealogía, que en medio de tantas sombras y luces el que viene trae más de lo esperado como de hecho ha ocurrido en tu vida. Siempre cuando lo que esperamos es en Dios lo que llega supera nuestras expectativas. De eso se trata el texto que estamos compartiendo y el texto del relato de tu vida

Hay luces y sombras en el misterio de ésta lista de los antepasados de Jesús. Cual sería este contenido? Teológico? El Cardenal Danielú lo ha señalado con precisión, decía el: el sentido es mostrar que el nacimiento de Jesús no es un acontecimiento fortuito, perdido dentro de la historia humana sino la realización de un designio de Dios al que estaba ordenado todo el Antiguo Testamento. Dentro de éste enfoque Mateo que se dirige a los judíos en su Evangelio trata de probar que en Jesús se cumplen las promesas hechas a Abraham y David.

Lucas que escribe directamente para paganos y convertidos bajará desde Cristo hasta Adán para demostrar que Jesús vino a salvar no solo a los hijos de Abraham sino a toda la posteridad de Adán, a toda la humanidad.

A la luz de ésta lista dejan de ser aburrida y se convierte en conmovedoras incluso en apasionantes las lecturas que podemos hacer metiéndonos en la historia que allí se relata en esos nombres.

Escribía Romano Guardini: que elocuentes son estos nombres.

A través de ellos surgen de las tinieblas del pasado más remoto las figuras de los tiempos primitivos: Adán penetrado por la nostalgia de la felicidad perdida del paraíso, Matusalén, el muy anciano, Noé rodeado del terrible fragor del diluvio. Abraham al que Dios hizo salir de su país y de su familia para que formara una alianza con él. Isaac, el hijo del milagro, que le fue devuelto desde el altar de los sacrificios. Jacob el que luchó con el ángel de Dios. Que corte de gigantes dice Guardini, que corte de gigantes del espíritu escoltan la espalda del recién nacido. Pero no solamente hay luz en ésta lista. también hay sombras.

Lo verdaderamente conmovedor de ésta genealogía, dice Descalzo es que ninguno de los 2 evangelistas ha limpiado la estirpe de Jesús. No nos han presentado un Jesús angélico sino de carne y hueso nacido de entre los nuestros. Cuando alguien exhibe un árbol genealógico trate de ocultar o por lo menos de no sacar a primer plano la mancha que en el pudiera haber. Se oculta el hijo ilegítimo y mucho más el matrimonio vergonzoso.

No ocurre así con Jesús. No obran así los evangelistas. En la lista aparece y casi subrayado Fares, hijo incestuoso de Judá. Salomón, el hijo aduterino de David. Los escritores bíblicos no ocultan, señala Cabodevilla, que Cristo desciende de bastardos. Es muy interesante está perspectiva para dejarnos sorprender en medio de nuestra historia también por momentos bastardeada por aquel que viene no porque encuentra las mejores condiciones sino en las condiciones en las que nos encontramos para hacer mejor nuestra vida. Dejémonos sorprender.