El número 4 habla de la salvación universal que nos ofrece Cristo

miércoles, 7 de noviembre de 2018
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07/11/2018 – La profesora María Gloria Ladislao eligió la simbología del número 4 y refirió que “alude a la espacialidad terrestre, a lo situacional, a la organización racional, a la totalidad y a los límites externos naturales. Tiene que ver con la inmensidad y totalidad de la naturaleza, o sea del mundo creado, y su organización. Hay cuatro elementos clásicos que fuego, aire, agua y tierra. También están las cuatro estaciones: primavera, verano, otoño, invierno. Y hay cuatro partes de un día: la mañana, el mediodía, la tarde y la noche. Asimismo, existen cuatro fases de la luna: creciente, llena, menguante y nueva. Y hay cuatro puntos cardinales, que son norte, sur, este y oeste. El cuadrado es la expresión abstracta y geométrica de la cuaternidad, es decir, de la combinación y ordenación regular de cuatro elementos. Su simbolismo remite a las ideas de orden, carácter estático y construcción”.

Ladislao agregó que “en la Biblia, el número cuatro aparece especialmente en la literatura apocalíptica, y se usa para hablar de la universalidad de la salvación, ya que desde los cuatro puntos cardinales Dios congregará a su pueblo. En el alfabeto hebreo corresponde a la letra dalet (equivalente a nuestra ´d`). El cuatro aparece en las visiones del profeta Ezequiel, en el capítulo 1, cuando se refiere al trono de Dios. Y los cuatro seres descriptos Ezequiel vuelven a aparecer en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 4. Luego, uno de los Padres de la Iglesia, San Ireneo asoció estos cuatro seres a cuatro aspectos de Jesucristo. Dice Irineo: ´Los Evangelios no pueden ser ni menos ni más de cuatro; porque son cuatro las regiones del mundo en que habitamos, y cuatro los principales vientos de la tierra, y la Iglesia ha sido diseminada sobre toda la tierra; y columna y fundamento de la Iglesia son el Evangelio y el Espíritu de vida; por ello cuatro son las columnas en las cuales se funda lo incorruptible y dan vida a los hombres`”.

La especialista en sagradas escrituras indicó que “San Jerónimo fue quien aplicó las cuatro figuras a los cuatro evangelistas. Mateo está representado por el hombre por iniciar su Evangelio con la geneaología de Cristo. Marcos está representado con el león porque comienza su Evangelio mencionando a San Juan Bautista como la voz que clama o ruge en el desierto. Lucas está representado con el toro porque inicia su Evangelio con el servicio de Zacarías en el templo, y el toro es un animal de sacrificio. Juan está representado por el águila por ser un Evangelio que muestra una teología superior a las demás”.

Ladislao también se refirió a la guematría y la describió como “una técnica que consiste en combinar los valores númericos de las letras para asignarles diversos significados. Es un recurso utilizado en la literatura apocalíptica judía y cristiana. En las lenguas griega y hebrea, las letras sirven para escribir los números. No es como nuestra lengua, que tiene ciertos signos para escribir las letras y otros signos diferentes para escribir los números. Los griegos, por ejemplo, escriben la primera letra del alfabeto, y eso puede significar la letra equivalente a la letra ´a` y al mismo tiempo es el número 1; la segunda letra es la ´b` y también el número 2. Lo mismo sucede con todas las letras del alfabeto, y así se escribe también en hebreo. De esta forma, cuando se escribe una palabra en esas lenguas, lo que resulta puede ser leído de dos maneras: se puede pronunciar lo escrito dándoles a los signos valor de letras, y entonces suena como palabra, o también puede darse a los signos el valor de los números, y entonces suena una cifra. En los escritos de los judíos y también de los cristianos de aquella época se encuentran curiosas combinaciones hechas a partir de esta doble forma de leer los nombres escritos. Por ejemplo, en un libro llamado “Oráculos de las Sibilas” se habla en forma enigmática del Mesías y se dice que su número es 888, porque el nombre de Jesús, en griego, da esa cifra”.