23/02/2019 – Mariano García es un joven bonaerense que vive en San Fernando junto a su mujer y su pequeña hija. Es ex coordinador nacional de la Pastoral de la Juventud, uno de los organizadores del Segundo Encuentro Nacional de la Juventud del año pasado y fue auditor en el Sínodo de los Obispos en Roma de octubre pasado en torno al tema de los jóvenes.
“Me bautizaron en el predio de la capilla San Cayetano de Tigre, pero como en ese momento aún no tenia templo, mi bautismo se hizo bajo unos sauces. Esto es muy significativo, este hecho tiene un sentido muy profundo en mi vida. Mi niñez fue muy sencilla junto a mis padres, porque yo soy hijo único”, relató Mariano. Y agregó: “Años más tarde nos mudamos a San Fernando. Un tiempo antes de mi naciemiento, mi mamá tuvo una niña, Norita Cristina, pero falleció a poco de nacer. Por eso cuando se enteraron de mi venida, mi mamá se fue a agradecer a la Virgen de Luján. En cuanto a mi nombre, yo en principio me iban a llamar Santiago (porque mis padres son santiagueños), Pedro y Pablo. Pero después mi madre se decidió por Mariano como gesto de agradecimiento a María de Luján. Mi mamá Pilar es una mujer muy comprometida con la espiritualidad popular, ella me regaló la fe en Jesús. Ella por las mañana, mientras desayunaba o tomaba unos mates, mientas rezaba el rosario o leía algún libro con historia de santos. Ella me transmitió lo más humano y divino en mi vida”.
García dijo que “la catequesis para el sacramento de la confirmación fue un momento decisivo en mi vida. Y la hice en la capilla donde me bautizaron en Tigre. Así que tenía que tomarme un colectivo e irme desde San Fernando hasta la capilla San Cayetano. Y después mi tía que vivía cerca era la que me traía de nuevo a casa. Fue una muy buena experiencia porque pude descubrir en mi catequista a Jesús”.
“En el Sínodo de los Obispos en Roma del año pasado viví una experiencia única. Allí ví a un papa Francisco que se predisponía de una manera tan cercana que nos permitía descontracturarnos. Francisco tiene esa sencillez de poder compartir un mate con él en una ronda de charlas, eso lo hace tan cercano. Yo pienso: es Pedro en la tierra. ¡Hay que estar en esos zapatos! Pero Francisco es tan sencillo que no tenía problemas en acercarse y preguntar cómo estábamos o en tomar un mate con quienes andábamos por ahí”, sostuvo Mariano.
Por último, García nos entregó esta oración breve, pero muy sentida y significativa para su vida:
Debajo de unos árboles, el Espíritu del Señor
me invitaba a ser un peregrino.
El camino no iba a hacerlo solo,
cada tramo junto a tantas vidas compartidas,
hicieron que llegara siempre hacia algún destino.
Amén.
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