Casi se me acaba la fe. casi se me escapa el amorcasi se me quiebra la inocencia, se me agota toda la fuerza para luchar un día máscasi me rendí hasta que pensé en Tí. casi me rendí… pero pensé en ti.
Veo en mi reflejo un rostro traicionado frente al fantasma de un cuerpo cansado¿por qué hoy, por qué yo, por qué esto?preguntas con respuestas que vendrán solo con el tiempoSerá una pesadilla no puede ser verdad, me despierta un derrumbe, empiezo a deslizar
Cuando solo escuchas el latido de tu corazón, encontrarás entre su ritmo y el silencio, la razón…
CR: Ese “casi” es el que muchas veces nos falta para encontrar esta armonía. Hay situaciones de enojo, por ejemplo, que provocan una des-armonía general. ¿qué lugar ocupa allí el perdón?
Cuando te despiertes cada día con el cuerpo de aire y ese olor
feliz del sueño manso de las lilas, sin miedo al movimiento ni al dolor.
Cuando yo no tenga casi nada de sangre en la garganta de papel
ni un agrio pez nadando en la mirada, ni quiera más amparo que la piel.
Van a ser los días esos barcos de luz que una vez pude escribir
y la alegría que hemos olvidado volviendo por los huesos a subir.
Yo me alimento con una quimera en que los ojos al sol verán brillar
los brazos de mi padre en las banderas y una ceniza negra, y una ceniza negra
y una ceniza negra que se va.
Cuando me convenza que la suerte me rige a la par que la pasión
y no el temible arcángel de la muerte velando sobre el campo del reloj.
Si lo consumado y lo posible tienen siempre la cara del horror
en esta patria de lo inaccesible en este tiempo olvidado de Dios.
Yo digo que mis ávidos amores son fuertes y viven más que yo
son gigantes tenues como flores que alientan este turbio corazón.
Los alimento con una quimera en que los ojos al sol verán brillar