El perfil de Juan Bautista nos ayuda en el camino del Adviento

lunes, 13 de diciembre de 2010
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Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud: "Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan. Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!

La figura de Juan el Bautista es una de las figuras bíblicas características no solo en general de la revelación cristiana que están motivando el tiempo del Adviento. Juan es aquel que le toca vivir un cambio de época, va a ser considerado como el último de los profetas del Antiguo Testamento. El es el que hace de enlace entre el Antiguo y Nuevo Testamento en el encuentro con Jesús y van a ser tan significativas las expresiones de lo que caracteriza la vida espiritual, la actitud fundamental en Juan el Bautista en aquella expresión frente al Mesías es necesario que yo disminuya para que El crezca Es una Palabra que puede sonar fuerte en nuestros corazones en éste tiempo y puede indicar con claridad el camino. Sonar fuerte para nosotros en éste tiempo que es historia de salvación que es Adviento y que es la historia argentina temporal que estamos viviendo concretamente y que  tenemos que ponernos frente a la realidad nuevamente, en la que sentimos nuevos miedos, inseguridades, desánimo profundo, tentaciones de huidas profundas. Antes los tiempos eran mejor, antes teníamos más claras las cosas, antes había un principio de autoridad, orden, escala de  valores, la fe la vivíamos de otra manera en cambio ahora. Este texto de Mateo 11 quizás nos ayude a darnos cuenta que no hay que tener miedo yo los envío como a las ovejas en medio de los lobos va decir el Señor a sus discípulos. Nosotros también, El nos envía desprotegidos, inferiores al poder, la voracidad, la astucia, la capacidad de audacia de un mundo que quiere vivir sin Dios. Nos manda no a huir de ese mundo sino a vivir en ese mundo y transformarnos nosotros en verdaderos signos mesiánicos. Las características del signo: mirar para ello a Juan el Bautista. Primero un hombre que le toca vivir un  momento visagra de la historia, tiene que aprender a desaparecer, ejerce un protagonismo, tiene una virtud, una fuerza propia, alguien que realmente es coherente,que tiene   unidad de vida, alguien que vive la fidelidad en su vocación. Ese es el modelo que se nos presenta. Sin embargo con todos esos elementos, la identidad, la definición de su persona, el carácter, un hombre recio, exigente consigo mismo,  un hombre del desierto, de la soledad, con una profunda capacidad de despojo frente al nuevo tiempo que no es una hora Determinada o un acontecimiento sino que es una persona. La experiencia de Juan Bautista, el tiempo nuevo, el cambio epocal significa el encuentro con Jesús. Un cambio de época es nada más ni nada menos que un encuentro con la persona de Jesús que se avecina
Es importante mirar a Juan el Bautista para ver como encaminamos nuestra vida espiritual. Tenemos que ser muy cuidadosos para una sana vida espiritual. La verdadera vida de fe es un llamado a una historia de relacionamiento con otras historias, en definitiva es historia del hombre que a la vez no puede caminar sin gozar porque por naturaleza está hecho para el encuentro, la búsqueda, la alianza, a ser camino. El hombre siempre hace su experiencia de fe con los pies en la tierra y sicon saca sus pies de la tierra deja de ser una experiencia de Dios para ser una imaginación Es importan
te no hacer de fe algo volado que no existe. La fe es lo que nos lleva a vivir lo más concreto de la existencia. Quien más se encuentra con Dios, quien más descubre el misterio de la relación intima  con Dios, quien más percibe y abre su corazón y le da paso, quien vive la mística, quien más seagin adentra en la intimidad de la relación con Dios en lo profundo del ser humano es la persona que más va a comprender la verdad de los acontecimientos, quien más va a poner los pies en lo concreto, quien más va a poder imaginar la imaginación de la realidad. Superar la imaginación de la realidad es un gran desafío y otro gran llamado al crecimiento en el tiempo del Adviento. La figura de Juan Bautista es la del que vive el cambio, momento visagra de la historia, es el que abre, da paso, es el que se doblega a si mismo, el que da lugar a la luz Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo va a decir a sus discípulos. La fisonomía de Juan el Bautista es una de las actitudes de la identidad propia del bautizado en éste tiempo que nos toca vivir. La humildad de Juan es porque es un hombre que sabe reconocer la presencia de Dios, que no se deja atropellar por los acontecimientos, que pregunta sobre los signos, que se hace preguntas: éste es el que debemos esperar o debemos esperar a otro? Jesús va a decir: vayan a decirle, los ciegos ven,los enfermos son liberados entonces Jesús les marca la palabra que despierta la certeza que hacen concreto creer para Juan Bautista en la Palabra de Jesús lo va poner en el ejercicio concreto de la humildad éste es el Cordero que quita el pecado del mundo El ejercicio de la humildad en Juan Biautista el es el que  escucha no el que sabe. Claro que tiene claro lo que se le ha pedido y lo ha demostrado con la vida porque ha venido ejerciendo un servicio pero tiene la capacidad de llegado el momento dar el paso al costado haciendo las preguntas previas investigando y estando abierto. Ejercicio de humildad, saber escuchar, saber dar lugar, no juzgar, no apresurarse, dar tiempo, contemplar, esperar. Hay un nuevo mensaje y es de Dios en los nuevos signos de los tiempos
Esta presencia de Juan el Bautista en el Adviento indica una disposición importante para nosotros en ésta semana. Un ejercicio de realismo que es la gran virtud de Juan. Una persona que está dispuesta a asumir cuales son las decisiones que tiene que tomar. Sabe percibir los signos, no toma decisiones sin percibir los signos. Este ejercicio de la humildad de no hacer lo que yo siento sino lo que se me muestra. Esta es una propuesta de conversión profunda para nuestra vida espiritual. Debemos mirar a Juan Bautista como un hombre que discierne preguntando, escuchando y estando como despierto, atento que justamente es uno de los signos del Adviento: un estar despierto El vive su cambio de época dando un paso al costado. Es decir no renunciando a la tarea sino sabiendo que lo que ha vivido tiene sentido porque ahora al término de su existencia encuentra la respuesta a todas las búsquedas. Juan Bautista nos deja el testimonio de alguien que vive con fidelidad aquello que es fiel a la vocación, a si mismo y fiel al llamado. Entonces Dios corona esa fidelidad manifestando los signos mesiánicos y el aceptando los signos mesiánicos sabe dar un paso al costado. No borrarse sino darle el lugar a lo que es necesario. Otra cosa importante que va dejando ésta figura de Juan Bautista es alguien que no tiene nada que ver con la mezquindad, la comodidad. Tiene una actitud recia que tiene que ver con el llamado a la conversión que contiene el Adviento. Nuestra preparación a la Navidad debe ser caracterizado por una actitud permanente de conversión. Conversión personal, comunitaria. Personal en las dimensiones que va  mostrándonos Dios en nuestra propia persona ese caminar y trabajar por el propio combate. La conversión comunitaria, la de la vida de la Iglesia, la vida familiar, la vida social, la vida como laico. Todos estamos llamados a la conversión y ejercer nuestra fe como respuesta y esa fe en lo personal y comunitario no deja de ser para los bautizados un llamado a revisar nuestra conversión pastoral. Es decir como estamos viviendo la fidelidad al pastoreo en los signos a través de los que Dios nos habla en éste tiempo porque no vaya ser que dejando de escuchar y percibir el pulso de lo temporal creamos que sepamos que tenemos que darle a nuestro mundo. El llamado de éste tiempo, como a Juan Bautista, el llamado a un combate. La vida espiritual nuestra debe ser una tarea en la que debemos trabajar y transpirar nuestra camiseta. Al modo de Juan Bautista la vida del cristiano es incompatible con el aburguesamiento, actitud cómoda, laxa, de tibieza. La fe del cristiano es un combate así como la oración es un combate, la vida entera inspirándonos en la oración y educándonos en la oración debe ser un combate. Un combate con uno mismo, ese llamado a la conversión personal que implica un reconocimiento con humildad de nuestras propias pasiones desordenadas que van indicando un camino:saber percibir nuestra realidad como Juan Bautista. Estar atentos, no asustarnos de los males porque en los males se manifiesta el camino. En mis límites. miedos, inseguridades se me está indicando por donde debo trabajar y caminar en la confianza. No se me pide de parte del Señor que yo resuelva todo, solo que acepte ser llevado de la mano por el lugar que tengo miedo que me puede doler la vida. Ten confianza yo te mando como oveja en medio de los lobos La conversión personal es un combate en el que tenemos que tener una fortaleza y la principal fortaleza  es la de enrostrarse a si mismo. Disponer nuestro interior es lo más difícil. Ser realistas con nosotros mismos. Tener la fortaleza para enfrentar mis pasiones desordenadas, mis defectos y mis pecados. Valentía para desenmascarar nuestras propias infidelidades, para sacarnos la máscara. Audacia para confesar lo que éste pobre herido y debil que se anima a ser sincero consigo mismo y también ser sincero con el  anuncio que ha recibido gratuitamente y que le da la identidad por la cual no está insatisfecho porque siempre encontrándose con lo que Dios le ha dicho se descubre imperfecto, indigno, incompleto y en deuda pero que no deja por eso de anunciar las maravillas de Dios
Una de las cosas que nos propone Juan el Bautista es ese espíritu generoso, audaz, decielidido en todos los pasos que tiene que dar. No es un hombre quedado, cómodo, no es un hombre que vive mediocremente. Su vida está definida por una definición y vive con mucha entrega la fidelidad a algo concreto. La invitación es que los discípulos estamos llamados a la santidad, a ser héroes, lo heroico es algo difícil para nuestro tiempo, algo que llama la atención, una palabra chocante. Lo heroico implica sacrificio, renuncias, dar con abundancia, el concepto de no reservarse nada, lo heroico, lo propio de la virtud que define al santo. El discípulo también está dispuesto a dar la vida. De hecho, el Bautismo es eso, recibir la vida de Dios por la cual estoy dispuesto a dar mi vida por Cristo, por el Reino de Dios. Debemos tener una capacidad de heroísmo para vivir la fidelidad en lo cotidiano. El capítulo 16 del Evangelio de Lucas el Señor dirá: el que es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho, el que es injusto en lo poco también lo será en lo mucho Lo que no se vive en lo simple, en lo cotidiano no se termina de vivir y no se puede vivir jamás. Por us dice la Palabra quien es injusto en lo poco también lo será en lo mucho pero el que es fiel en lo poco también lo será en lo mucho. El camino de santidad se desarrolla a través de una actitud heroica frente a lo simple y cotidiano. Sería como vivir de un modo extraordinario lo ordinario. Ser heroico en lo que está a mi alcance como Juan el Bautista, ser decidido. La heroicidad implica amor, confianza, generosidad. Ser heroico para orar, para amar, heroico frente a las reacciones del propio temperamento El camino de la santidad se construye en lo concreto, lo cotidiano y en el deber de estado
                                                                        

                                                                                                     Padre Mario Taborda