19/07/2018 – La hermana Clara María Bercetche, del Movimiento de Schoenstatt, comenzó reflexionando sobre la fe activa, “Nuestra fe en la Divina Providencia es una fe activa, no pasiva. No es una fe que simplemente sobrelleva y soporta. La fe práctica en la Divina Providencia no sólo detecta los planes de Dios sino que también los pone en práctica”, expresó.
Nos invitó a parar las antenas para saber qué caminos seguir. Y para ello tomar como modelo a María, que fue la gran colaboradora del plan salvífico de Dios.
“Dios abre o cierra puertas”, dijo la hermana Clara María. Y agregó diciendo que “Hay que detectar si es Dios quien abre la puerta o bien somos nosotros mismos quienes la forzamos”.
“En primer lugar, dijo la hermana Clara, si quiero descubrir lo que Dios quiere de mí, tengo que escuchar la voz del TIEMPO”: “La voz del tiempo es la voz de Dios”, repetía constantemente el Padre Kentenich, quien entendió que Dios habla a través del tiempo, a través de las circunstancias. El contexto social, cultural, político, en el que nacemos y nos desarrollamos, va a ser el lugar desde el cual el Señor nos hable y comunique Su Voluntad.
En torno a esto, San Juan XXIII expresó este hermoso pensamiento: “Mucho de lo que encontramos en las Sagradas Escrituras es y seguirá siendo misterioso; si queremos interpretarlo de manera correcta, debemos preguntarle al tiempo”.
Hoy se debate una ley importante. ¿A qué me invita todo esto? A custodiar y proteger toda vida.
“Es la voz de la historia. Dios me ha ido conduciendo a lo largo de mi vida a través de mi familia, las personas que tuvieron contacto conmigo, distintas situaciones personales o familiares, tanto positivas o negativas; por ejemplo: la enfermedad de un ser querido, o el haber conocido a una persona que haya influido en mi vida, la muerte de un ser querido, etc. Personas, acontecimientos, son voces de Dios en mi historia personal”, acertó la hermana Clara María Berceche.
¿Qué son las voces del alma? “Son los anhelos más profundos que Dios despierta en nuestro corazón, explica -la hermana Clara María- es lo que brota desde adentro, los impulsos interiores, aquello con lo que espontáneamente me siento identificado, me llega, me toca, despierta mi entusiasmo”, subrayó la hermana Clara María.
Y finalmente dijo que hay que escuchar la voz del SER: “La tercera fuente de la cual podemos obtener nuestro conocimiento personal es nuestra estructura de ser. Nuestro ser no es algo meramente personal y subjetivo; fue creado por el Padre Dios. Y según cómo mi ser esté conformado, esto es una fuente de conocimiento para mí”, expresó la hermana Clara María Berceche, del Movimiento de Schoenstatt.
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