08/10/2015 – Hay una nueva realidad, debido a múltiples factores, y es la soledad en la que se encuentran muchos niños que desde muy temprano, quedan al cuidado de terceros pero no de sus padres. Por otro lado, una de las mayores preocupaciones de los padres de hoy es el poco tiempo que pasan con sus hijos. El horario de trabajo les impide compartir las horas suficientes y en muchas familias los padres apenas coinciden con ellos un par de horas al día, en otras, ni siquiera eso. Se van cuando se levantan y llegan cuando ya están dormidos.
En diálogo con Radio María el Dr. Enrique Orchanski, quien es Pediatra, Doctor en Medicina y Cirugía y docente de la Cátedra de Clínica Pediátrica de la Universidad Nacional de Córdoba, se refirió a la soledad en la que viven los niños de hoy.
Comenzó explicando que “la palabra síndrome define un conjunto de síntomas, datos de la vida real que nos dan los chicos, producto de que estan viviendo en casa sin acompañamiento, y son signos tan fuertes, tan dolorosos, que terminan siendo consultas en mi actividad profesional”.
Y agregó que “lo llamativo es que estos últimos años estamos viendo muchas consultas relacionadas a enfermedades para las cuales yo no he sido formado como pediatra, yo fui formado para enfermedades clásicas, físicas, algún trastorno emocional pero no para esta epidemia de soledad, no para esta epidemia de desprecio del aburrimiento, de esta ansiedad constante que tienen los chicos, que da síntomas en el cuerpo, da dolores, da molestias, da intranquilidad, da trastornos para comer para dormir. Por eso hay que ver qué puede hacer cada familia para modificar esta realidad.
En cuanto a esta afirmación el Dr. Orchanski indicó que “una consulta son palabras que van y vienen, una solución inmediata y que pase el que sigue”. Por eso agregó, “cambiar consultorio por escuchatorio, es un invento de palabras para decir que los niños tienen mucho para decir a través de la palabra y el cuerpo”. “Y a partir de ahí surgen necesidades que lo obligan a uno a formarse para dar cierto tipos de respuestas”.
Algunas personas afirman que es mejor estar poco tiempo con los hijos pero que éste sea de calidad, esto ¿Puede esconder la trampa de ser una excusa que justifique ausencias?
Al respecto, el Dr. señaló que “Hay formas de estar sin estar”, a lo que agregó que no está proponiendo que los padres dejen su trabajo y se abracen a su hijo las 24 horas, lo que sí es importante es tener conciencia de que si uno tiene un hijo tiene que dedicarle tiempo, comprender la edad que tiene y sus necesidades, y compartir actividades que unan y que vinculen a las distintas generaciones.
Aclaró también que “no hay hábito de compartir, resulta tan natural que el padre salga a las seis y media de la mañana y vuelva cuando los chicos estan dormidos, en tantas familias ocurre esto que ya no se sabe que hacer cuando se está junto con los chicos, y cuando el padre esta sábado y domingo con ellos no hay hábito de compartir, entonces el padre se siente culpable y paga el peaje de una educación complaciente”.
“Y por el contrario la ausencia de miradas los desaparece”. “Los niños necesitan ser mirados, porque los chicos pueden escuchar un “te quiero” pero si la mirada no lo confirma ellos no lo creen”.
“Mas allá de esta mirada, los niños estan esperando que les devuelvan ciertos rituales que se han perdido, por ejemplo, comer con una mesa con un mantel, lo que haya, un par de criollos o sushi, no importa la comida, lo que nutre es que haya alguien al lado, comer es compartir, comer es comunidad, comer solo es cargar combustible y seguir solo”. Invitó a hacer una pausa, una pausa verdadera, abrazar a los chicos y decirles “existen porque los quiero”.
“Tenemos padres bien intencionados, porque tenemos que hablar que acá no hay ningún culpable, padres que están deslomándose por los chicos, pero que no están con los chicos, no están disponibles. Pero resulta que esto es tan natural, tan natural que el padre salga a las seis y media de la mañana y vuelva cuando los chicos estan dormidos, en tantas familias ocurre esto que ya no se sabe que hacer cuando esta junto con los chicos, cunado el padre esta sábado y domingo con ellos no hay hábito de compartir, entonces el padre se siente culpable y paga el peaje de una educación complaciente.
“Hay un síntoma gravísimo que se ha instalado en la infancia que es el principio de la fugacidad. El vínculo con los hijos dura para toda la vida. La madre tiene que estar aunque no esté. El que queda a cuidado de los hijos tiene que hablar por la madre” también agregó.
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