El soplo del Espíritu nos conduce a lo desconocido

miércoles, 8 de junio de 2011
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Lucas 4, 24 -30
“Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Elíseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

 

Este peregrinar de Jesús en la continuidad de su camino es hacia donde el Padre Dios lo conduce, más allá de su propia tierra. Y la posibilidad de caminar de Jesús en este sentido tiene que ver con la conciencia de ser enviado del Padre que el tiene y no a los pueblos judíos solamente ni a los paisanos suyos de su tierra sino a todos los hombres. Esto supone que su misionalidad está abierta a una suerte, como la de toda la Iglesia, la tuya y la mía particularmente, que no tiene fronteras, que podríamos decir su horizonte es el límite del confín de la tierra. A esto lo ha afirmado Jesús en el fin de semana cuando hemos compartido con él su ascensión al cielo: Vayan a todos los pueblos. Este ir a todos los pueblos supone un peregrinar aventurero por parte nuestra. A todos los pueblos no significa recorrer muchas geografías del mundo, o sí, tal vez sí, lo importante es ir sin ponernos nosotros un límite hasta donde llegar. Posiblemente vos tengas un límite prejuicioso o un límite real con quién compartís la oficina y decías ¿anunciar el evangelio acá? Ni loco, voy a ser rechazado. ¿Anunciar el evangelio en mi oficina, a mi hermano, a mi hermana? A veces lo conocido nos juega una mala pasada en orden a ir por estos caminos desconocidos hacia donde Dios nos conduce. Hay un costado no sabido por nosotros, del panorama ya conocido y por eso a veces es como asegurados en lo sabido que no nos animamos a lo desconocido y el Señor nos lleva sobre lo desconocido y en el Espíritu el Señor nos quiere llevar a lugares que nosotros todavía no sabemos. En territorios nuevos, en la misionalidad más allá de las fronteras geográficas a las que pertenecemos, o en territorios nuevos, sobre la misma geografía en lo que todos los días nos movemos pero que tal vez por una composición mental reducida nuestra, de creer entender la realidad desde nuestra experiencia, tenemos construidos algunos juicios, algunos conceptos, algunas miradas que nos hacen limitarnos y apagar el fuego de la misionalidad. Lejos de todo esto, el Espíritu muestra que allí donde Jesús encuentra un obstáculo, se abre un camino. Está bueno esta perspectiva que nos ofrece el evangelio para reanimarnos mutuamente en la tarea de la evangelización.

Mientras tanto nosotros queremos despertar al corazón de los argentinos con esta radio para que nos animemos a más de lo que hasta aquí hemos hecho en nuestra república Argentina, que no es poco, pero queda tanto por recorrer, tanta conciencia dormida que despertar, tanta justicia que poner de pie demasiado largamente esperada. Tanta amistad que recuperar, tanto diálogo que construir, despertar a tanto trabajo, mano a la obra que necesitamos, tanto ir a las cosas, como decía Ortega y Gaset, donde debemos aprender a despertar. Tanto recuperar los espacios públicos que los hemos dejado en manos de todos y nadie se termina por hacer responsable, como si fuera un alguien invisible que camina sobre nuestra tierra, que tiene que encargarse de todo lo nuestro y entonces nuestros lugares públicos están abandonados como si no les importaran a nadie y así convivimos en medio de lugares inhóspitos, cuando una plaza, una esquina, los semáforos, el respeto por las leyes de tránsito, los baños públicos, que son de todos, deberían ser lugares de todos donde todos nos sentimos bienvenidos en esta tierra a la que pertenecemos. ¿Cómo despertamos a todo esto? Con la muy buena música que Alejandro nos está acercando, de la que ustedes eligen, para que podamos ir por ese lado.

1. Jesús revela al Dios de un paso más.

Jesús se sabe enviado no solo a los judíos, sino a todos los hombres para salvarlos, esto lo afirma en la sinagoga de Nazaret, despertando la ira en los paisanos de su pueblo que intentaron despeñarlo sin conseguirlo.

Se estaba verificando al pie de la letra la afirmación de Jesús, ningún profeta es bienvenido en su propia tierra. Sus vecinos y los judíos en general, estaban convencidos que la salvación alcanzaba a Israel y que el resto de las naciones quedaban excluidas. Dios tenía una nacionalidad, era hebreo. Jesús viene a decirles que Dios tiene horizontes más amplios. La salvación es para todo hombre, para todo pueblo, para toda raza.

Si hubieran entendido al Dios de la historia, habrían aprendido de la lección de la atención de Dios más allá de Israel. En el caso de la viuda de Sarepta, como bien cita hoy el texto de Lucas, y de Naamán el sirio, Dios es más de lo que entendemos, es más de lo que sabemos de Él. Decía Santo Tomás, que lo que de Él podemos saber es balbucear, tal vez sea esto lo que desconcierta a los judíos del tiempo de Jesús y también a nosotros mismos.

Encontrarnos con un Dios, cercano, amigo, familiar y al mismo tiempo verlo un paso más adelante, adelantado en su pastoreo, sorprendiéndonos en nuestros esquemas limitados de comprensión, ubicándose un tramo más allá, invitándonos a caminar con Él.

Tal vez vos te encuentres entre aquellos que han hecho la experiencia de creer que ya todo estaba comprendido y Dios te sorprende para llamarte a dar un paso más, que siempre supone como estar comenzando de nuevo. No se si te ha pasado alguna vez, decir bueno, al fin llegamos, hemos logrado lo pensado, lo planificado, las cosas se ven claras, y de repente todo empieza como de nuevo a replantearse, no es que está mal donde estamos sino que a dónde vamos es más. Por eso hemos querido titular así este primer párrafo de nuestro encuentro, Jesús revela al Dios de un paso más.

Jesús muestra el rostro de Dios de un paso más. Es el Dios de la madurez, del crecimiento, es el Dios que no se estanca ni nos estanca, es el Dios dinámico, peregrino en el camino que nos hace caminar con Él, es un Dios desafiante y sumamente divertido, que no nos permite aburrirnos con la rutina, que siempre ofrece un costado distinto a lo cotidiano si al Él estamos atentos. No entendemos a Dios cuando lo encerramos en nuestros esquemas, mucho menos cuando creemos haberlo comprendido.

A Dios se lo entiende dejándonos sorprender por Él, y dejándonos guiar por su iniciativa siempre novedosa. ¿Te acuerdas de aquel momento, podes registrar en tu historia, en tu álbum de foto, en tu agenda, en tu diario personal, el momento que dijiste a esto no lo tenía pensado, esto es más de lo que yo suponía, esto me sorprende? Dios me invita a dar un paso nuevo.

 

2. El espíritu lleva más allá y desconcierta

 

El texto de hoy es continuidad de aquel que revela el inicio de la actividad apostólica de Jesús, dónde el Espíritu Santo ungiéndolo lo lleva desde el desierto a la sinagoga para proclamar la buena nueva de Dios.

En la tercera persona de la Trinidad, es el que nos revela y nos sorprende desconcertándonos e invitando a la aceptación de su novedosa presencia. Él, el Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad sorprende, desconcierta e invita a la aceptación de su novedosa presencia. Veamos algunos ejemplos, María quedó desconcertada, no sabía que significaba aquel saludo, se vió sorprendida por el ángel y la llegada del Espíritu que tomaba su corazón fiel y su vientre virginal para quedarse allí y engendrar en ella la presencia del Hijo eterno del Padre, en su propia carne.

También los apóstoles en Pentecostés, ante las ráfagas del viento y las lenguas de fuego se ven sorprendidos y bajo el temor de Dios, salen a proclamar la buena noticia del kerigma de Jesús en boca de Pedro, y todos los que estaban allí también se sorprenden, porque los escuchan hablar en sus propias lenguas y es gente venida de todas las regiones del mundo conocido por entonces.

Igualmente en esta proclamación en la sinagoga del ungido de José, el ungido, el hijo de José, el ungido de Dios, en esta proclamación en la sinagoga del Hijo de Dios, aquí también somos sorprendidos, vivir en el Espíritu Santo es vivir desde esta dimensión de apertura a su novedad. Dejarse llevar por el Espíritu Santo es animarse a ser sorprendidos y a reconocer que no está en nuestras manos el control, el manejo, la posesión de los tiempos que vendrán.

Él no se deja aprisionar en nuestros esquemas de encierro, Él sopla sobre nuestra barca llevándonos mar adentro, más allá de nuestras limitadas expectativas. Hay que animarse a dejar la orilla conocida para meterse en lo profundo, bajo el impulso renovador de Espíritu Santo. No queramos apagar su iniciativa, animémonos a cambiar desde su inspiración dejando lo viejo, asumiendo la novedad de su propuesta que en tu vida tiene connotaciones particulares, este dejar la orilla, soltar las seguridades, desaferrarte de tus posesiones, este confiar que en las manos de Dios estamos.

Cuando nos quedamos de este lado de la orilla, puede más la angustia, puede más la tristeza, puede más desazón, el fracaso, puede más la negrura de la tormenta que la confianza de que ya pasará y un tiempo nuevo vendrá. Animarnos a soltarnos, a dejarnos llevar, animarnos al soplo del Espíritu sobre nuestra vida, animarnos a su inspiración, a aprender a reconocerla, no dejarnos engañar y saber cuando es él realmente el que está inspirando, guiando, sosteniendo.

Tal vez vos tengas por allí dando vuelta una inquietud novedosa dentro de tu corazón, te has detenido a prestarle atención, ¿Cuál sería esa novedad en tu vida que viene como a invitarte, a dar un paso de crecimiento?¿Cómo es que te guía en este tiempo, esta novedad, novedad de alegría, de gozo, de paz, identificada con lo concreto de tu vida familiar, laboral, comunitario?¿Cómo es que te guía en este tiempo, llevándote a la novedad de tu vida y a lo nuevo de tu vida?.

Cuando uno toma algo nuevo, algo viejo deja, como cuando nos revestimos de un hombre nuevo y tomamos una prenda nueva, dejando las prendas viejas, ¿Qué tendrías que dejar atrás en este tiempo de cambio, de transformación?

La presencia del Espíritu Santo, por la gracia del Bautismo, vive en nosotros con gracia de liberación de nuestros lugares de esclavitud y desde nuestra presencia esclava su experiencia transformadora viene como a sacarnos lo que nos ata y animarnos desde él con Jesús a un vínculo de liberación y promoción de los más pobres y oprimidos por las estructuras de pobreza en las que vivimos.

Ser liberados de nuestras esclavitudes por la fuerza de un amor que nos promociona y nos dignifica, que nos pone de pie, que nos hace ser más en Dios, que nos entusiasma, que es vivir en Dios y nos hace permanecer en Él. Cuando esto está en nosotros por la gracia del Espíritu nos resulta connatural a nuestro proceso, dar paso en relación a los que menos tienen, pueden y saben, a los más pobres entre los pobres. Recorremos caminos de promoción poniendo de pie por la gracia que nos habita y por el espíritu que nos guía a los que necesitan de ese calor del amor que viene a renovarlo todo y a transformarlo todo. Lo que permite esa posibilidad es la gracia del amor que opera, el Espíritu Santo en el corazón del Bautizado.

Dejémoslo moverse en libertad, no le pongamos límites, no lo metamos al Espíritu en un brete, dejemos que su presencia de soplo inspirador tome nuestro corazón, lo trasforme en la novedad con la que el Padre nos quiere en Jesús caminando como un hombre nuevo en Cristo y al mismo tiempo dejando atrás lo que fue, nos lancemos a lo que está por venir, a lo más que Dios nos propone, siempre Dios está un pasito más allá y es desde allí donde nos llama a crecer y a madurar.

Hay gente que dice: Tanta cordura me tiene cansado, tanta racionalidad me tiene aburrido, les falta un poco de una saludable locura para acompañar el camino de los que se sienten demasiado atados a sus propios esquemas, un poco de locura no viene mal. Acompañamos con la música y las palabras a los que sienten que la racionalidad y las estructuras son demasiado agobiantes. Es por el camino del amor, no hacer locuras porque sí, no se trata sencillamente de romper esquemas sino de introducir un espíritu nuevo que nos haga salir de eso que nos agobia nuestras propias cárceles, nuestros propios esquemas, lo que nos hemos atado a nosotros mismos. Sobre todo para los que dicen “Ya está, la historia se cerró, no hay nada más que esperar”. Mentira, no es verdad, se puede. Es tiempo de volver a empezar.

 

Desconcierto concertante: ¿Viste cuando un instrumento suena y otro suena, y vos sentís como que el sonido de un instrumento y otro no tienen compaginación?, es porque hay un desconcierto. Hasta que aparece una presencia que los concerta, que los pone en una misma sintonía, es lo que estamos intentando hacer con la música, variada y distinta, de voces y sonidos interiores que ustedes van teniendo en su corazón y con los cuales se van sumando para que nuestra sinfonía mariana vaya despertando el corazón de los hermanos que necesitan de los valores que compartimos como familia, eso logra el espíritu, y el espíritu tiene esta posibilidad de sacarnos de los conciertos en los que nos movemos, desconcertándonos, para concertar en un nuevo sentido. Parece todo esto un trabalenguas pero bajo un poquito más la reflexión para que entendamos de qué se trata. Lo hacíamos recién cuando hablábamos del bostezo, del aburrimiento, de nuestros esquemas y de nuestra rutina un tanto pesada con la que a veces en el repetir de nuestros ritos vamos uno tras otro haciendo del día de ayer como el de hoy, como el de antes de ayer y seguramente mañana será igual. Este estilo tiene que ver más con el control que nosotros ejercemos sobre la vida que con la soltura Dios nos quiere liberando las fuerzas concertadas en nosotros para que al principio, ciertamente, con un cierto desconcierto, nos metamos en lo nuevo que se nos viene. Y si vamos en el espíritu, lo desconcertante de liberar nuestra fuerza para que se a Dios el que nos conduzca, nos pone en compañía de otros y vamos concertando en otro sentido. Vamos haciendo sinfonía musical con otros en el peregrinar conjunto. Nos vamos encontrando a otros en el camino que tienen los mismos sueños que nosotros. Esta es la historia nuestra, esta es la historia de Radio María. Dios puso el sueño de Radio María en tantos corazones en la república Argentina y en el mundo y lo que nos parecía al principio una cosa media loca traída de los pelos, como es poner una radio que estuviera en toda la República Argentina, con un sueño del que Dios nos despertó en una tarde, personalmente en una siesta en la parroquia de Primero de Mayo donde no había nada todavía sino aquel sueño de inspiración que junto con el padre Francisco lo fuimos compartiendo en un sentido que nos puso en este andar en la búsqueda de tantos que tenían lo mismo que nosotros habíamos descubierto por aquellas tardes y noches del año 90. Y así fuimos descubriendo que había muchos locos dando vueltas por ahí que tenían la misma llamada y que querían concertar en un mismo sentido. Cuánto caminamos detrás de aquel sueño, muchísimo, y cuánto fuimos encontrando, cientos de miles. Fijate vos que ayer me decían en el centro de contactos y en la administración que ya son 45.000 los hermanos que de todos los años que llevamos juntos se sumaron alguna vez para darle crédito a esta obra porque sentían que compartían lo mismo que desde aquí comunicábamos, en su corazón, y que eso nos hacía ser verdaderamente una cadena muy fuerte que sostenía valores sumamente importantes en nuestro peregrinar a favor de hacer de nuestra Argentina un país renacido de raíces profundamente evangélicas, fuimos compartiendo, a lo largo de este tiempo, encontrando tantas semillas sembradas por Dios en el camino que sintonizaban con esta frecuencia nuestra, la de hacer de la Argentina, con valores, un país distinto. Y así fuimos uno tras otro recorriendo el camino y aunándonos. Con muchos todavía ni nos hemos encontrado. Tal vez no nos encontremos nunca, a muchos todavía no nos hemos dado un abrazo, un saludo, es que todos los días lo vamos haciendo cuando compartimos este concierto de encuentros saliendo de nuestros desconciertos. Y cuánto más de esto hace falta en tantos mundos a los que pertenecemos. Pensemos en el mundo del deporte, en el mundo juvenil, en el mundo de la política, de la ciencia, del pensamiento, de la familia. Cuánto hace falta salir de donde estamos para encontrarnos con lo que todavía no conocemos, pero que si en fe caminamos, ciertamente Dios nos regalará el concierto nuevo de el vínculo nuevo que nace de la presencia suya que en el Espíritu nos lleva a concertar después de haber un estado un tanto desconcertados.

Un concierto de voces desconcertadas a partir de lo que el espíritu ha roto en nosotros como esquema de control donde nos parece todo estaba bajo una mirada segura y cierta, Dios viene a desbaratar lo propio para ponernos en lo nuevo. Claro, ese camino ciertamente al comienzo genera una incertidumbre, desconcierto, pero si nos dejamos llevar vamos por el lugar que Dios nos concierta con tantas voces como las que han sonado esta mañana en este despertar de valores con música en el corazón de los argentinos desde donde hacemos juntos nuestra radio.

Esto es lo que hemos intentado reflexionar hoy, que Dios nos endereza la puntería. Cuando nos dejamos llevar por el Espíritu Santo, nosotros que estábamos tan bien ubicados en la vida y decíamos que la teníamos re clara, y no es que no sea así, pero Dios le quiere dar más claridad a tu vida cuando soltás y dejás que la rienda vaya suelta. A veces cuando andamos a caballo tenemos la rienda demasiado dura y entonces el caballo no sabe que hacer, si ir para adelante, si quedarse, si pegar la vuelta para el pago. Soltemos la rienda y va a ir derechito a donde tiene que ir, sabe mejor que nosotros cuál es el pago. De ahí que cuando alguno se emborrachaba en el campo se subía al caballo y el caballo lo llevaba a su casa porque conoce el pago.
 

Padre Javier Luis Soteras