El valor de las lágrimas en el proceso de duelo

martes, 15 de octubre de 2019
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14/10/19- “No tengan miedo de llorar en contacto con situaciones difíciles: son gotas que riegan la vida. Las lágrimas de compasión purifican el corazón y los afectos”, escribió el Papa Francisco en twitter. Sobre valor de las lágrimas dialogamos junto al Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo, en el programa “Hoy puede ser”.

“Llorar como reír es una necesidad del hombre, que así hace aflorar aquello que en sí desborda a su naturaleza somática-emocional-mental”, dijo el especialista.

Quien llora revela que es vulnerable y fuerte a la vez

Llorar nada tiene que ver con la edad, sino con un corazón no endurecido. No está en relación con la cultura, la palabra o la riqueza que se tiene, sino con un alma capaz de expresarse ante el prójimo y ante Dios en la debilidad suprema.

Quien llora expresa su amor desde todas las posibilidades expresivas del ser: posibilidades somáticas, psíquicas y pneumáticas.

En la historia de la espiritualidad cristiana, las lágrimas de penitencia, las lágrimas de agradecimiento, las lágrimas de dolor y las lágrimas de esperanza han sido siempre reconocidas como un don de Dios. Por eso, los autores espirituales han distinguido tres clases de lágrimas: del cuerpo, del alma y del espíritu. San Ambrosio de Milán (c. 340-397), el primer discurso consolatorio ante la muerte de su hermano Satiro, pronunciado en los primeros meses del año 378, comenta:

«No hemos cometido con nuestras lágrimas una culpa grave: no todo llanto es signo de infidelidad y de debilidad. Una cosa es el dolor que depende de la naturaleza y otra es la tristeza que deriva de la falta de fe. He aquí una gran diferencia. […] Las lágrimas son un signo de afecto, no un estímulo al dolor. […] He llorado también yo, lo confieso, también lloró el Señor Jesús. Él lloró a un extranjero, yo a un hermano» (n. 10) «Incluso las lágrimas son dulces, incluso el llanto agradable; con ellos se apaga el fuego del alma y se desvanece, como si se relajara el ansia de ti», (n. 74). «Llorar orando es signo de virtud» (n. 76).

No podemos decir a alguien que esta sufriendo que “No llores”, sino todo lo contrario. La pena tiene que salir. Lo que tenemos que tener en cuenta es el factor tiempo. Las lágrimas tienen un tiempo, si el llanto de dolor perdura durante muchos años nos habla de una necesidad de elaboración sana del duelo.

 

No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.