“Sé que emprendo un viaje, el más feliz de mi vida”, Clarita Segura

viernes, 4 de junio de 2021

04/06/2021 – Esta semana, en “Historias de santidad”, conocimos la vida de la adolescente argentina Clara María Segura, cuya causa de canonización se encuentra abierta. Clarita fue una jovencita normal que supo vivir lo cotidiano desde un gran amor a Jesús. Su relación con Dios era como la de un amigo al que deseaba conocer y seguir con total entrega y confianza.

Clara nació el 15 de mayo de 1978 en Buenos Aires y falleció el 7 de marzo de 1995, antes de cumplir sus 17 años y para traernos una semblanza dialogamos con el profesor Juan F. Reinoso, Rector del Colegio “Los Robles”, al cual asistió Clara, y postulador de su causa de canonización:

“Era una niña muy linda, muy dulce y que disfrutaba de la vida familiar pero, a la vez, tenía un carácter muy firme, era líder en su grupo de amigos. Fue un líder positivo que siempre impulsaba a sus compañeras hacia el bien. Era muy cercana a toda la clase. Tenía una gran capacidad para intentar unir y llevar al bien. Le importaba que sus compañeras conocieran lo que estaba bien y lo que estaba mal y se animaba a expresarlo abiertamente.”

Clarita (en el centro) con sus compañeras de colegio

“Hay una carta que ella le escribe a la Virgen donde le cuenta que está un poco triste, que no hay nada que la llene ni que la conforme y que no sabe bien qué es. En esa carta le dice a la Virgen que la ayude, que no puede sola y pregunta, puntualmente: ‘Necesito saber desesperadamente qué quiere Dios de mi'”.

“Esta carta Clara la escribe en Setiembre de 1994, días después de una peregrinación a San Nicolás y seis meses antes de su repentina enfermedad, cuando aun ni siquiera sospechaba que podría estar cerca su muerte, y continúa: ‘Sé que tengo que ser paciente y que me están preparando para algo enorme y duro. Por favor no me abandones nunca, necesito abrir los ojos, te lo ruego'”.

En febrero de 1995, durante unos días de descanso en el campo, Clara comienza a sentirse mal, regresa a su casa y es internada. Una bacteria se alojó en su corazón y a los pocos días, muere. Era el 7 de marzo.

En la carta a la Virgen, donde ella siente que debe “entregar mi corazón”, parece anticiparse a la entrega en esta gran cruz que la esperaba. El médico terapista dio testimonio de que le daba la sensación de que Clarita sólo pedía ser acompañada, no salvada.

Otro de los momentos emocionantes que nos compartió el postulador fue la lectura de un escrito de Clarita y que su madre encontró en su cuarto varios meses después de su muerte y donde la joven, con lápiz, escribió:

“Y pensar que a toda hora estás en un altar para alimentar nuestras almas o simplemente esperando una visita, un saludo, un simple recuerdo. Pobre, oh mi Dios, qué bondad infinita y qué paciencia, la cantidad de veces que te dejamos con la mesa puesta y servida. Lástima que ahora me acuerde, un poco tarde, lástima que la muerte me haga conocerte, pero sé que ahora emprendo un viaje, el más feliz de mi vida. Ahí voy Dios, por favor, no me abandones”.

En cuanto al estado de la causa, el profesor Reinoso señaló que por estas horas ha entregado al Arzobispado de Buenos Aires todos los documentos escritos por Clarita para que sean revisados por dos teólogos: “Deben leer los escritos que, en este caso, no son tantos y que están en los cuadernos, agendas y cartas que Clarita escribió”.

Podés conocer más acerca de la Sierva de Dios Clara Segura ingresando en su página web

Oración para la devoción privada

Padre Bueno del Cielo, te doy gracias por el amor sin límites que manifestaste en la corta vida de tu hija Clara María Segura. Su sonrisa y alegría, su corazón y su mirada pura, su espíritu de servicio y su amor a Jesús y a la Santísima Virgen María, y su fortaleza fundada en Ti en los momentos de sufrimiento, son ejemplo y estímulo para mi peregrinar de cada día. Dígnate glorificar a tu hija Clarita y concédeme por su intercesión la gracia que te pido.

(Padrenuestro, Ave María y Gloria)