23/07/2025 – ¿Sabías que tu devoción al Corazón de Jesús es mucho más que un sentimiento, y que la imagen que veneras te conecta con toda la historia de amor y redención de Cristo? En el ciclo «Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia», el Padre Javier Soteras , director de Radio María Argentina, nos continúa acercando aún más a la esencia de la devoción al Corazón de Jesús a través de la encíclica Dilexit Nos del Papa Francisco, para desentrañar la profunda verdad del amor divino.
El Padre Javier comienza explicando el punto 50 de la encíclica, que aclara que el corazón viviente de Cristo es objeto de adoración no como un órgano aislado, sino como parte de su cuerpo santísimo y resucitado , inseparable de la persona del Verbo. En términos bíblicos, el «corazón» simboliza la totalidad de la persona, con todas sus potencias y capacidades. Por eso, al adorar el Corazón de Jesús, estamos rindiendo culto a toda su persona resucitada. La persona y el corazón, en este contexto, son sinónimos.
Luego, en el punto 51, el padre Javier nos recordó que el Papa Francisco enfatizó que esta devoción no nos separa de Cristo, sino que nos «orienta a Él y solo a Él» , invitándonos a una preciosa amistad hecha de diálogo, afecto y confianza. El Padre Soteras nos ayuda a descubrir que este Corazón traspasado y ardiente es el mismo Jesús que nació en Belén, caminó por Galilea sanando, nos amó hasta el fin en la cruz y resucitó glorioso. Al entrar en el Corazón de Jesús, estamos entrando en contacto con todas las etapas de su vida y ministerio, siendo abrazados por toda su persona.
El Padre Javier aborda un tema crucial en el punto 52: la veneración de las imágenes. Nos explica que la imagen de Cristo con su corazón, si bien no es objeto de adoración,es un símbolo real que representa el centro de la salvación para la humanidad. Es fundamental distinguir entre venerar y adorar. Nosotros veneramos las imágenes, es decir ,las respetamos y cuidamos por lo que representan, por su carácter sagrado, sin adorar la imagen en sí. Es como una foto de un ser querido: la cuidamos y la valoramos por lo que nos recuerda y significa.
En el punto 53, la encíclica resalta la experiencia humana universal del corazonc omo símbolo de la intimidad , los afectos y la capacidad de amar. Desde un «te lo digo de corazón» hasta la opresión que sentís ante el dolor, el corazón ha alcanzado una fuerza simbólica única en todas las culturas. Esto le da un lugar especial de respeto y cuidado ,tanto en nuestras relaciones humanas como en nuestro vínculo sagrado con el Corazón de Jesús.
Finalmente,en los puntos 54, 55 y 56, el Padre Soteras concluye que la Iglesia ha elegido la imagen del corazón para representar el amor humano y divino de Jesucristo y el núcleo más íntimo de su persona. Sin embargo ,insiste en que el corazón no debe contemplarse separado de la figura completa de Jesús. La imagen debe presentarnos a Cristo entero, con su mirada que nos llama al encuentro, sus manos que nos sostienen, su boca que nos habla, sus pies que peregrinan y su espalda que cargó la cruz. La devoción a la imagen del Corazón de Jesús nos debe llevar a la adoración de la persona de Cristo en su totalidad, permitiendo que la realidad invisible de su amor nos impulse a una devoción auténtica y transformadora.