11/12/2025 – En el primer encuentro de “Adviento en Imágenes y Palabra” nos acompañó Fray Pablo Ureta, fraile Carmelita Descalzo, integrante de la Escuela de Iconografía “San Lucas” de la ciudad de Córdoba. En esta ocasión nos reunimos en torno a la pintura del «Árbol de Jesé» del sacerdote y pintor alemán Sieger Köder.
El Adviento es un tiempo precioso fundamentalmente atravesado por la esperanza, esa virtud que Dios nos quiere regalar. La liturgia de este tiempo nos invita a meditar sobre un texto que, a primera vista, podría parecer árido: la genealogía de Jesús. Aunque puede sentirse como leer una «guía telefónica antigua llena de nombres desconocidos», bromea el padre Pablo, este listado esconde un sentido teológico maravilloso: «nos recuerda que la historia no empezó con nosotros. Somos herederos de sueños y esperanzas de quienes caminaron antes«.
En la obra de Köder, ese linaje se transforma en un árbol que representa la continuidad de la promesa de Dios a lo largo del tiempo. Allí aparecen figuras como Abraham, Jacob, Moisés, David, Juan el Bautista y José, cada uno con su aporte único a la historia de la salvación. Abraham encarna la confianza activa; Jacob, la capacidad de soñar aun en medio de la oscuridad; Moisés sostiene la Palabra; David canta la esperanza; Juan el Bautista señala la presencia del Señor ya en medio del pueblo; y José acompaña en silencio, atento a la voz de Dios.
En la copa del árbol surge María, “imagen de vulnerabilidad si las hay”, elegida para hacer visible el signo definitivo: el nacimiento del Hijo. En ella se vuelve concreta la antigua profecía de Isaías, el brote que surge del tronco aparentemente muerto. El niño Jesús, con los brazos extendidos, revela un Dios que se acerca para bendecir, acoger y renovar la vida de su pueblo.
El “Árbol de Jesé” nos invita a contemplar cómo la promesa de Dios crece muchas veces en lo escondido, silenciosa pero firme. Adviento es tiempo para reconocer nuestras propias raíces, descubrir en ellas la presencia fiel del Señor y abrirnos a una esperanza que no defrauda. Porque la salvación no ocurre de manera espectacular, sino en la humildad, en lo pequeño, en aquello que comienza a germinar.
Para escuchar el programa completo accedé al video del inicio