18/12/2025 – En el cuarto encuentro de «Plantas de Mi Patria», el Ingeniero Agrónomo y Docente Antonio Russo nos brindó detalles sobre la tipuana tipu o, conocida por su nombre vulgar, la tipa. Se trata de un árbol del noroeste argentino, de gran tamaño, copa amplia y flores amarillas que permanecen fugazmente en la planta, tapizando luego el suelo con su intenso color.
Originaria de Bolivia y del noroeste argentino —especialmente de las selvas de Yungas de Tucumán, Salta y Jujuy—, la tipa es una especie nativa que combina rasgos del bosque chaqueño y la selva. Posee una notable resistencia al estrés hídrico gracias a su sistema radicular profundo y a sus hojas compuestas, formadas por pequeños folíolos que reducen la exposición al sol. “Esta característica de dividir la hoja en hojitas más chicas permite exponer menos superficie al sol y menos calentamiento”, explicó Antonio.
Además de su valor ornamental, la tipa es un verdadero microecosistema. Sus flores proveen néctar y polen a numerosos insectos, que a su vez alimentan a aves, integrando una compleja cadena trófica. Entre estas interacciones se destaca la presencia de una diminuta chicharra que se alimenta de la savia y libera un líquido en forma de microburbujas, fenómeno que suele sorprender a quienes transitan bajo el árbol. Lejos de ser un signo de enfermedad, “parece que el árbol estuviera llorando, pero es una asociación natural con una chicharra microscópica que no le genera daño”.
Otro rasgo distintivo de la tipa es su fruto, tan llamativo como lúdico. Se trata de una sámara, un fruto seco y alado que contiene la semilla y que está especialmente diseñado para dispersarse con el viento. Estos frutos comienzan a formarse hacia el otoño y, aunque la planta fructifica en abril, suelen permanecer adheridos a las ramas hasta los meses de invierno. Con los vientos del otoño y del invierno, las sámaras se desprenden y pueden viajar grandes distancias, girando y planeando en el aire antes de tocar el suelo.
La tipa también es ampliamente utilizada en parquización por su porte y belleza, aunque requiere ciertos cuidados: sus raíces superficiales pueden levantar veredas, por lo que no se recomienda plantarla cerca de viviendas o senderos. Su madera, conocida como palo blanco o palo de mortero, es semidura, flexible y apta para carpintería, aunque no se destaca por usos medicinales significativos.
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