Estrategias para aprender a dialogar

viernes, 4 de abril de 2008
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Llega Jesús, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.  Allí estaba el pozo de Jacob.  Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo.  Era alrededor de la hora sexta.  Llega una mujer de Samaria a sacar agua.  Jesús le dice:  "Dame de beber”.  Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida.  Le dice a la mujer samaritana:  "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?".  (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos).  Jesús le respondió:  "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice:  "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva”.  Le dice la mujer:  "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?.  ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?".  Jesús le respondió:  "Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna”.  Le dice la mujer:  "Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla”.  El le dice:  "Vete, llama a tu marido y vuelve acá”.  Respondió la mujer:  "No tengo marido."  Jesús le dice:  "Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad".  Le dice la mujer:  "Señor, veo que eres un profeta.  Nuestros padres adoraron en este monte y ustedes dicen que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”.  Jesús le dice:  "Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.  Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.  Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.  Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad”.  Le dice la mujer:  "Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo.  Cuando venga, nos lo explicará todo”.  Jesús le dice:  "Yo soy, el que te está hablando”.  En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer.  Pero nadie le dijo:  "¿Qué quieres?" o "¿Qué hablas con ella?".  La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:  "Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.  ¿No será el Cristo?".  Salieron de la ciudad e iban donde El.

Juan 4, 5 – 30

El primer dato que nos da el Evangelio de San Juan en éste capítulo cuarto es que Jesús está cansado del camino, del peregrinar y se sienta como nos sentamos cuando estamos un poquito cansados de andar seguramente a esa hora, la sexta, una hora calurosa cerca del mediodía el Señor experimenta el agobio de lo meridiano, de lo que está a la mitad, porque a