26/11/2022 – Josela Gorla es voluntaria de Cáritas Argentina en la diócesis de San Nicolás de los Arroyos. “Tengo 32 años. Nací y crecí en el seno de una familia católica, la que me llevaba siempre a misa con ella y la primera que me hizo conocer a Jesús fue mi abuela materna, mi nona Magdalena. Fui a un colegio católico María Auxiliadora y que junto con catequesis y confirmación intensificaron mi fe, a través de diferentes movidas solidarias, visitas a barrios marginados y vulnerables en que los que todos en ese momento éramos niños que compartimos una merienda, jugábamos, haciamos deportes sin importar clases sociales, ni modos de vida, odos por igual”, afirmó Jo.
“Luego por un tiempo estuve alejada, fueron tiempos de edad del pavo. Pero unos años después una amiga me invitó a conocer Cáritas, a sumarme, ya que ella sabia que siempre me gusto ayudar, colaborar, dar una mano en lo que pueda. Y fue así como me sumé. Estuve 6 años en la institución participando de forma activa”, añadió Gorla.
“En Cáritas conocí a Jesús pobre, cercano y joven, que no se olvida de sus hijos, ni del más pequeño, ni del joven, ni del abuelo; un Jesús que sabe lo que es estar sólo, olvidado, sediento o hambriento, un Jesús que sabe lo que es el dolor, un Jesús que lo sabe porque vive en nosotros, especialmente en el más necesitado”, indicó la joven bonaerense.
“Cada hermano que conocí o visité hizo que mi vida se renueve, no vuelva a ser la misma, cada rostro, historia, testimonio, cada abrazo, cada momento que compartí quedo grabado para siempre, es un mimo al corazón, es poder tocar un pedacito de cielo”, manifestó Jo. “Ayudar al que necesita es lo que necesitamos más que nunca. Y también hay que evaluar estrategias para hacer frente a los flagelos de este tiempo, como el cambio climático, por ejemplo”, agregó. “Somos litoraleños, nos sentimos parte de esta región argentina”, reconoció Gorla.