Qué infecundo,Señor, es gastar el tiempo intentando explicarte.
Qué absurdo querer comprenderte,
querer ponerle palabras a tu Misterio.
A mí me basta amarte.
Librame de todo intento vano
e infecundo de querer teorizarte.
Haceme humilde y mansa para hacer tu voluntad
sin otro afán que el amarte.
Líbrame, Señor, de todo ego que me aparte de tu Verdad.
Dame la gracia de saber callar cuando mis palabras no provengan de Vos.
No dejes, Señor, que mi vanidad me haga ocupar el centro que te pertenece
Haceme invisible cuando quiera sobresaltar.
Enséñame a ser humilde y sencilla en tu Verdad.
Dame tus palabras para iluminar,
no dejes que me pierda en palabras vacías
porque hablar y no pronunciarte es un despropósito.
Haceme ser Palabra honda y llena de tu Vida.
Líbrame de mi vanidad. Condúceme en tu Misterio a la humildad.
Confío. Y te agradezco tu infinita misericordia,
no abandones, Jesús mío, Dios nuestro, la obra de tus manos.
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