Jesús calma la tormenta y devuelve la paz

martes, 7 de octubre de 2014
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Mar en calma

07/10/2014 – Desde Colón – Entre Ríos vivimos la catequesis del día junto a Doña Jovita y los misioneros. En medio de un clima de alegría, la abuela nos compartió anécdotas y de esa manera el Padre Javier fue dando la bienvenida a los oyentes, al sacerdote Nèstor, de la Parroquia San Justo y Paston en donde se encontraban.

El Evangelio que el padre Javier citó en la catequesis es el de San Marcos 4, 35 – 41

Al atardecer de ese mismo día, les dijo: “Crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.

Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!”. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.

Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?”. Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.

Jesús calma la tempestad con autoridad y poder

Venimos reccorriendo la misión del mate por la paz. Es por esto que nos parecía bueno tomar, en lugar del evangelio del día, textos que nos lleven sobre el territorio de la paz.

Hoy Jesús aparece calmando tempestades. Nosotros tambien ,como los díscipulos, tenmos la sensación de que nos hundimos. No sabemos de donde agarrarnos para no ahogarnos. El grito es desesperdado. Las tempestades son personales, sociales, familaieres.

Que bien hace la presencia de una señal que lleva paz y armonía. Detrás de todas las señales de invitación a la confianza está Jesús, como hoy en el Evangelio en donde aperece irrumpiendo en la tormenta y diciendo “Basta, callate”. De la misma manera lo hace en tu vida y la paz comienza a ganar el alma, sin que alla un motivo que este allí dando razón. Son las acciones de Dios en el corazón; cuando obra mas allá de lo inseperado.

barco

San Ignacio decía que a veces uno puede prever la gracia que viene, tal vez como consecuencia de la oración constante o como fruto de un camino recorrido. Pero a veces, Dios obra por encima de toda causa previa, es una accion deliberada de Señor actuando por sobre todo lo supuesto. Algo así pasa en el Evangleio de hoy.

Cuántas veces te haz encontrado tal vez preguntandote “¿Cómo sali de estas? La veradad no sé, no sabría explicarlo.” Asi les pasa a los dicicipulos en el evangleio. ¿Como salieron de ésta tempestad? Gracias a Jesús que dijo basta.

Es bueno saber que Jesús está en nuestra vida y puede terminar con nuestro no saber como seguir adeltante, con nuestro problemas, con nuestros dolores. Santa teresa decía “Dios es capaz de hacer en un segundo lo que uno uinento hacer en 40 años.”

A uno le parece que anda viviendo la vida como si estuviera remando contra corriente, “remando en dulce de leche” solemos decir o escuchar. Ahí es donde hoy a aparece Jesús para con autoridad salvarte del hundimiento y calmar la tempestad, llevándote a un lugar nuevo, de paz y de calma.

Estamos enn un momento dificil de la historia. Escaparle no tiene sentido, vivir sumidos en la preocupación tampoco, pero desde ese lugar vivamos con la espectativa de ese Jesús que capaz de cambiar los acontecimientos porque es Señor de la historia y tienen poder y autoridad para hacerlo.

Doña Jovita nos relata el Evangelio y nos explica como Jesús calma la tormenta con un tinte bien serrano:

 

En medio de tanto alboroto social, que no es otra imagen que la de la tempestad del evangelio, nosotros podemos aportar nuestro granito con un gesto tan sencillo y fraterno como el de un mate compartido. Es esto lo que desde la misión “con María mateamos por la paz” queremos hacer.

El nuevo nombre de la paz se llama justicia social. En cada lugar hay una periferia de pobreza que nos espera para que vayamos a buscar al Cristo que sufre. Esa paz que andamos buscando y no sabemos donde encontrarla está en donde menos nos imaginamos, en el territorio de los más pobres, de los que más sufren. Ahi la Pascua de Jesús se hace presente misteriosamente.

Cada uno de nostoros tiene en sus horizontes, además de los porpios dolores, algún Cristo que le esta pidiendo ser abrazado, escuchado, amado, atentido. ¡Vayamos a la periferia en busca de la presencia del Señor!