Jesús da cumplimiento a la ley en el amor

lunes, 30 de marzo de 2009
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“No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.  Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.  El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos.  En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos”.

Mateo 5, 17 – 19

La ley, un camino, una pedagoga en Cristo.

Jesús afirma yo no he venido a abolir la ley, he venido a darle su cumplimiento. Yo no he venido ni abolir la ley ni los profetas. Es decir no he venido a terminar con el Antiguo Testamento.

El Antiguo Testamento cuando se lo quiere sintetizar se dice que corresponde a éstas dos grandes instituciones: a la ley y a los Profetas Por lo tanto la no abolición ni de la ley ni de los profetas corresponde al no terminar con el Antiguo Testamento. Jesús no solamente es continuidad del Antiguo Testamento sino que es su pleno cumplimiento y esto se da en particular en el Evangelio de Mateo.

Lo hemos dicho en otras oportunidades. Mateo escribe su Evangelio a una comunidad judía. Este es el destinatario de su catequesis. Sin embargo ésta destinación de la catequesis a los judíos lo pone a Mateo en situación de mostrar y hacer presente que Jesús es el que lleva a término todas las promesas hechas en el Antiguo Testamento.

Todo lo dicho en la ley y los profetas en Jesús alcanza su cumplimiento. Y éste capítulo 5 que estamos compartiendo hoy en el verso 17 al 19 es como un corazón de todo el Evangelio de Mateo. Aquí aparece Jesús como el nuevo legislador.

En la montaña está Jesús, el nuevo lugar de la revelación con un nuevo decálogo: las Bienaventuranzas. Cabe una aclaración: yo no he venido a sacar lo antiguo sino a llevarlo a su cumplimiento. Esta afirmación de Jesús es la que abre una serie de aclaraciones, 6 en total, que el Maestro de Nazaret hace respecto de que se trata el cumplimiento de la ley.

A ustedes se les dijo pero yo les digo. De que se trata éste cumplimiento en perfección de la ley: a ustedes se les dijo ojo por ojo diente por diente pero yo les digo el que no perdona a su hermano…y sigue ahí .ésta aclaración en más que Jesús plantea. El maestro Jesús de la nueva ley que es bajo un nuevo signo el que la trae lo hace con esa sabiduría que tiene Jesús de mostrar lo que El viene a traer. Hay que leerlo en su totalidad al texto.

Al final el mismo Evangelio de Mateo en el capítulo 5 va a terminar con el amor más grande, el que se da a los enemigos. No solamente que es más lo que El ha venido a mostrar como camino sino que ese más incluye también a los que en principio no forman parte de nuestro esquema convivencial por así decirlo, los que son considerados enemigos en el camino. También a estos hay que incorporar en el amor. Sencillamente porque el modelo es el Padre del cielo que ha hecho salir el sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Jesús nos muestra un camino de novedad en la Buena Noticia del Evangelio.

Benedicto XVI hablando acerca de la verdadera penetración de los 2 Testamentos como única escritura de la fe cristiana decía la verdadera originalidad del Nuevo Testamento no consiste en nuevas ideas sino en la figura de Cristo que da carne y sangre a los conceptos un dinamismo inaudito, decía Benedicto en Deus Cáritas est.

Tampoco en el Antiguo Testamento la novedad bíblica consiste simplemente en nociones abstractas sino en la actuación imprevisible y en cierto sentido inaudita de Dios que sale al encuentro prodigioso de su pueblo sacándolo de la esclavitud haciéndolo caminar por el desierto conduciéndolo a la tierra prometida, asistiéndolo en el peregrinar estando al lado suyo siendo el Dios del amor al que el pueblo responde de una forma en el que puede estar cerca de ésta iniciativa tan sorprendente por parte de Dios.

Y en que consiste esa respuesta que lo pone al pueblo a la altura de estos acontecimientos? La ley. La ley en el Antiguo Testamento es la posibilidad de responder por parte del pueblo a una iniciativa de tanto amor por parte de Dios. La ley es un camino de amor. De amor de Dios a su pueblo.

La ley como ordenadora, como reguladora, como quien marca pedagógicamente un camino que conduce a la plenitud y la felicidad, la ley como aquella en torno a la cual el pueblo se encuentra con su Dios y Dios con su pueblo. La ley es un lugar de amor. Es el amor que Dios le tiene a su pueblo y que en la medida que el pueblo lo cumple y vive según esa ley encuentra la presencia de Dios amoroso que se ha comunicado con su pueblo de manera prodigiosa.

Por eso se llama el lugar de la alianza. La ley es la alianza. Ahora esa ley no solamente no es abolida sino que es completada. La ley es una persona .Es Jesús de Nazaret quien encarna en su propio ser el amor a Dios por encima de todo y a sus hermanos hasta entregar la vida aún incluyendo en su entrega a los que son enemigos porque el modelo está en el Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Este actuar de Dios adquiere ahora su forma dramática, dice Benedicto, pues en Jesucristo el propio Dios va tras de la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada.

Cuando Jesús decía, Benedicto, habla en sus parábolas del pastor que va detrás de la oveja descarriada, de la mujer que busca la dracma, del padre que sale al encuentro del hijo que se perdió y lo abraza, no se trata solo de meras palabras sino que es la explicación de su propio ser, de su propio actuar. En su muerte en la cruz se realiza éste ponerse Dios contra si mismo al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo. Esto es amor en su forma más radical. Por eso no solamente no se ha venido a abolir la ley, se la lleva a su cumplimiento y el cumplimiento de la ley es la persona de Jesús que se entrega hasta dar la vida por rescatarnos.

La ley es Cristo. Es una persona. No es una norma, una pauta, una doctrina sino un ser personal que da origen a un nuevo credo en la persona de Jesús. Poner la mirada en el costado del traspasado, decía Benedicto, del que habla Juan en el capítulo 19 verso 37 ayuda a comprender lo que ha sido el punto de partida de ésta carta encíclica decía el Papa Dios es amor y yo me animaría a decir contemplar el costado abierto de Jesús de donde brota sangre y agua es abrir el libro del nuevo decálogo sintetizado en un solo mandamiento:

El amor a Dios por encima de todo y a los hermanos incluyendo también los enemigos. Es allí en la cruz donde puede contemplarse ésta verdad revelada y a partir de allí se debe definir ahora que es realmente el amor y desde esa mirada nosotros podemos encontrar la orientación de nuestro vivir y de nuestro amar viviendo y vivir amando. De esto se trata..

Jesús es la ley, vamos de la mano del gran legislador todo ha de ordenarse a El.¿ a que podemos temer? ¿ que nos puede pasar? si El es el que abre el camino. Sin duda cuando hablamos de ley, hablaos de orden,de estabilidad, orientación, camino. El es todo eso: orientación, brújula. El es el camino.

El es al mismo tiempo el fin del camino, El es el término del camino y El es también el pedagogo que acompaña en la progresiva posibilidad de desarrollo de uno en relación a la ley. No de la ley progresiva sino del progresivo desarrollo de uno en la caridad en torno a ésta ley en torno a la cual estamos llamados a crecer. Diciendo San Ignacio yendo siempre de más tras más

Es la Gracia de la Resurrección la que termina por manifestar de ésta manera. la lógica de amor con la que Dios nos quiere caminando en El.

La entrega de amor supone una expresión externa que manifiesta en carne y hueso lo que expresamos. Es como nos pasa a nosotros. Decimos que queremos a a las personas pero a veces no le expresamos el cariño que le tenemos o no le expresamos de todo bien. Jesús ha mostrado un camino a través del cual ese amor suyo se perpetúa para siempre y queda como sello sacramental decimos.

Es la Eucaristía en la última cena. En esa hora El anticipa su Pascua de muerte y resurrección y lo hace con un gesto totalmente novedoso se entrega a si mismo a los discípulos en el pan y en el vino, su cuerpo y su sangre .Este es el nuevo maná. Si el mundo antiguo había soñado que en el fondo el verdadero alimento del hombre aquello por lo que el hombre vive el logos, la sabiduría eterna ahora éste logos se ha hecho para nosotros verdadera comida como amor.

El logos, la sabiduría es el amor y el amor está particularmente presente en el don eucarístico de Jesús ofrecido bajo los signos del pan y del vino entregándose por amor. Nos adentra la Eucaristía en el acto oblativo de Jesús. No recibimos solo el modo pasivo sino que nos implicamos en la dinámica de su entrega cuando lo comemos nos hacemos capaces de amar con la capacidad de amor que hay en El alimentándonos de esa entrega suya. Este es un lugar de crecimiento en el amor: la Eucaristía.

Cuando decimos que es nuestro alimento pensamos en la centralidad que esconde éste alimento. Así como hay alimentos que nutren, generan glucosa, traen proteínas Este alimento trae amor, nos fortalece en la caridad, alimenta el amor.

Cuando comemos a Jesús eucarístico nos capacitamos para amar y por eso se acrecienta la orientación que Dios trae para el camino: la ley. Alcanzamos de éste lugar donde Dios nos sostiene para estar a la altura de su llamada.

Así como en el pueblo del Antiguo Testamento Dios estableció un código por el cual ese pueblo se capacitaba a responder a esa iniciativa amorosa de Dios que se acercaba así también en el Nuevo Testamento esto ocurre y acontece en relación no a un Mandamiento nuevo frío externo sino a éste mandato de amor a Dios sobre todas las cosas y amor a los hermanos como a nosotros mismos e incluyendo a los enemigos también en una persona la de Jesús que además para ofrecerse como testimonio, como ejemplo y como camino se entrega a si mismo para que alimentados en El nosotros nos capacitemos para responder desde El a la medida de la exigencia que el amor tiene.. Que éste nuevo mandamiento trae.

Uno no puede amar al estilo de Jesús si Jesús no lo habita, no vive dentro suyo, si Jesús no lo alimenta desde el pan de la Palabra y desde el pan eucarístico El Jesús que viene en la Eucaristía eleva nuestra condición natural y la capacita para hacerse el hombre a la altura de lo que Dios exige en su iniciativa de amor que incluye a todos, también a los que no nos quieren bien.