Jesús, un hombre que se deja “comer”

viernes, 20 de enero de 2017

Eucaristía1

13/04/2017 – Cuando Jesús vino a este mundo lo amó hasta tal extremo que dio la vida por él. Vino para satisfacer nuestra hambre de Dios. ¿Cómo lo hizo? El se convirtió en Pan de Vida. Se hizo pequeño, frágil, desarmado por nosotros. Las migajas de pan son tan pequeñas que incluso un bebé puede masticarlas, incluso un moribundo puede tragarlas. Jesús se convierte en pan de vida para apaciguar nuestra hambre de Dios, nuestra hambre de amor.

No creo que nosotros hubiéramos sido capaces de amar a Dios si Jesús no hubiese venido a ser uno de nosotros. Ha venido a ser uno como nosotros, excepto en el pecado, para hacernos capaces de amar a Dios. Creados a imagen de Dios hemos sido creados para amar, porque Dios es amor. Por su pasión, Jesús nos ha enseñado cómo podemos perdonar por amor, cómo podemos olvidar con humildad. ¡Encuentra a Jesús y encontrarás la paz!

Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
No hay amor más grande (No Greater Love, p. 82)