“Jesús resucitado es primavera que no pasa”, afirmó el padre Juan José Riba

martes, 6 de abril de 2021
image_pdfimage_print

06/04/2021 – En el ciclo sobre “El arte de meditar la vida”, el padre Juan José Riba, sacerdote perteneciente al Instituto de los Padres de Schoenstatt, reflexionó sobre el misterio Pascual y las esperanzas humanas, tanto de creyentes como de paganos. “Es importante la Pascua como un inicio,  eso fue el acontecimiento que vivieron los apóstoles. Así lo vivieron ellos, los discípulos y los apóstoles. El acontecimiento pascual es dejar que que se vuelva a actualizar en nosotros el misterio y la virtud de Jesús. Esto es muy importante para disponernos interiormente a vivir esta octava de Pascua y el resto de este tiempo. Que se nos abran los ojos, como a los discípulos de Emaús, que caigamos en la cuenta de lo que significa encontrarnos con el Resucitado. En la primera de Corintios 12, 12, san Pablo nos dice que si Jesús no resucitó, entonces nuestra fe es vana. Creemos en un Cristo que resucitó, eso es fundamental”, sostuvo el sacerdote schoenstattiano cordobés.

“En el pregón pascual, san Ambrosio nos dice que de nada sirve nacer si no tenemos horizonte de la Resurrección de Jesús. Tenemos que dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos los pida, como dice san Pedro. No tiene sentido el mundo sin la Pascua, ni la Pascua sin el mundo. La luz que viene de Dios impacta de lleno en el hombre de hoy. Cada mujer, cada hombre, , todos tenemos ese anhelo profundo de Dios, de su vida eterna. Muchas personas piensan que la sobrevivencia humana se sostiene en los hijos. Otros eligen sobrevivir en las causas elegidas, como lo que ocurrió con la intoxicación ideológica de los años 70. Los agnósticos y los intelectuales tienen sus propias respuestas a las preguntas más profundas del hombre, pero  alejadas de Dios”, agregó el padre Riba.

“El budismo, por ejemplo, no busca sobrevivir sino desvanecerse en el cosmos, en el universo. Al creer en la reencarnación se pierde en el misterio de cada persona. En eso nos diferenciamos los cristianos. Nosotros creemos que el que resucitó es Jesús, no otro. El hombre tiene tres anhelos fundamentales ante la muerte. El primero es de vivir para siempre porque la muerte es algo antinatural. La muerte es consecuencia del pecado, por ende en el inicio la muerte no existía. El hombre tiene conciencia de su muerte, los animales no lo tienen. El segundo anhelo profundo es que el amor no muera. Es sentir la partida, la muerte de un ser querido. El amor no muere, se transforma. Los santos son ejemplo de eso, ellos amaron a Jesús, es un amor que no pasa, que se renueva. Y el tercer anhelo es saber si existe la vida eterna. Esto preguntan los niños cuando muere un familiar cercano. Esas tres preguntas espera ser contestadas desde lo hondo del corazón humano. La pandemia nos quitó algunas cosas pero también nos concentró en estas cuestiones, en estos anhelos. El tercer anhelo se completa con el deseo profundo con sus seres queridos. Jesús habló de esto también”, sostuvo Juan José.

La fe pascual nos dice que Jesucristo resucitó y vive para siempre. Eso lo decimos los cristianos desde los primeros tiempos, es una verdad de la Iglesia. Y hasta los primeros cristianos lo decían con un poco de miedo. La fe pascual también nos indica que Jesús es tremendamente joven, es primavera que no pasa. Y esa fe también nos expresa que en el Cielo hay mucho lugar para todos, eso nos lo dijo Jesús”, cerró diciendo el sacerdote de la Mater.