28/03/2018 – En el Evangelio de San Mateo se relata el drama de Jesús en la mesa eucarística: la traición de Judas, la negación de Pedro, la huida de todos está presente. Mateo se encarga de mostrar el fracaso, Jesús ante el mismo no cierra las puertas, las abre para que quien quiera volver pueda reencontrarse con Él.
Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotesy les dijo: “¿Cuánto me darán si se lo entrego?”. Y resolvieron darle treinta monedas de plata.Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”.El respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'”. Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”.El respondió: “El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar.El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!”.Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?”. “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús. Mateo 26,14-25
Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotesy les dijo: “¿Cuánto me darán si se lo entrego?”. Y resolvieron darle treinta monedas de plata.Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”.El respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'”. Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”.El respondió: “El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar.El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!”.Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?”. “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús.
Mateo 26,14-25
En la descripción de la pasión de Jesús de los evangelios de Mateo se acentúa fuertemente el fracaso de los discípulos. A pesar de la convivencia de los tres, nadie de entre ellos se queda para tomar la defensa de Jesús. Judas lo traiciona, Pedro lo niega, todos huyen.
Mateo cuenta esto, no para criticar o condenar, ni para causar desaliento, sino para indicar que la acogida y el amor de Jesús superan la derrota y el fracaso de los discípulos. A causa de las frecuentes persecuciones, muchos se sentían desanimados y habían abandonado la comunidad, preguntándose: “¿Será posible volver? ¿Será posible que Dios nos acoge y perdona?” Mateo responde sugiriendo que nosotros podemos romper con Jesús, pero que Jesús nunca rompe con nosotros. Su amor es mayor que nuestra infidelidad. Este es un mensaje muy importante que recibimos del evangelio durante la Semana Santa.