La alegría de educar junto a Jesús

lunes, 8 de agosto de 2022

04/08/22- Cecilia Scarafía de Martín, está casada con Manuel, son padres de 10 hijos, de 6 a 25 años. Es Profesora y Lic. en Ciencias de la Educación. Junto a ella iniciamos una serie de charlas que denominamos “Educar con Jesús, al modo de Jesús”. En este primer programa nos dedicamos a profundizar la conciencia de que no educamos solos, Jesús, si lo dejamos puede educar a nuestros hijos a través nuestro. Motivarnos para mirar más al Maestro, para aprender de Jesús y tomar de Él lo que necesitamos para educar a nuestros hijos.

 

La alegría de educar acompañados

¿Cómo gestionar nuestros sentimientos a la hora de educar en un mundo en el que parece tan difícil la tarea de los padres? Existen tres sentimientos frecuentes, de parte de los padres y madres:

 – me siento solo

 – me siento desbordado,

 – o el que nos diría “que se yo… estoy en otra…ni idea…” .(el que está distraído)

Desde la psicología y la educación, podemos encontrar muchas ayudas y respuestas para las situaciones familiares que se nos presentan pero la fe, es el alma de cualquier técnica o habilidad que podamos practicar. Descubrir esta presencia viva y operante de Dios en nuestra vida de padres, y en nuestra familia, es el gran desafío para combatir la soledad, el abatimiento y la distracción.

 

Las presencias de Jesús en mi familia

A veces vivimos como si Dios estuviera allá lejos en el cielo y nosotros aquí como arrojados en el mundo. ¿Dónde y de qué manera está presente Dios en nuestra familia? Podríamos mencionar algunas presencias de Jesús que nos va enseñando la Escritura:

1. En la familia en cuanto imagen de la Trinidad 

Dios puso en la familia humana un reflejo de la Trinidad, porque como decía Juan Pablo II “Nuestro Dios en su misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia” (Homilía en Puebla 1979);  por algo dice el Génesis que Dios dijo “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Hagamos nos habla de un nosotros.

2. En nuestra alma

«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él”. ¿Qué pasaría si a la hora de educar, de tomar decisiones, de corregir a un hijo le pidiéramos a Jesús que habita en nosotros que sea Él el que corrija, hable, abrace, a través nuestro? Cuánto mejor nos iríamos si fuéramos menos padre o madre-fuente y más padre o madre-canal.

Vivir con Jesús en un nosotros. Muchas veces estamos esperando que cambien todos los miembros de nuestra familia, pero es que si Cristo viviera en mi, toda mi familia cambiaría. Instalados en ese “nosotros” con Jesús la pregunta será no “cómo lo hago” sino: Jesús, ¿cómo lo hacemos?

3. En Su Palabra, cuando la meditamos

En la Escritura encontraremos casi todas las situaciones o al menos los criterios para resolver cualquier situación que se nos pueda presentar: peleas entre hermanos, celos, soberbia, discusiones por la herencia, prepotencia, la actitud frente al sufrimiento, el trato con los mayores, la relación entre esposos, la infidelidad. La Palabra de Dios escrita ahí es Palabra y pan para nuestra familia hoy, a veces la leemos como algo histórico, casi anecdótico, lejano en el tiempo.

¿Y cual es la misión que Jesús le encomienda a su palabra? Su palabra, su Evangelio, siempre es Buena Noticia. Buena noticia de perdón, de amonestación, de corrección, de salvación, de regalo, de amistad, por eso al vivir alimentándonos con su Palabra esta buena noticia sostiene nuestro entusiasmo, porque penetramos el corazón de Dios que está desbordante de amor, del que solo salen cosas buenas y bellas, y todo para nuestro bien.

4. El otro

“Lo que hicieron por uno de estos pequeños por mi lo hicieron”. Esta frase a veces la tenemos internalizada pensando en los pobres, los desnudos, los hambrientos que encontramos por la calle y nos olvidamo que el prójimo es el próximo. ¿ No tenemos en casa acaso hambrientos, desnudos, y a casi todos los destinatarios de las obras de misericordia? Por que cambiando un pañal podemos encontrarnos con la presencia de Jesús en ese hijo, no solo cuando rezamos. Y podemos alabar, adorar, en él ese Jesús que se hizo tan pequeño, tan frágil para que nosotros podamos recuperar la vida, la salud.

En ese bebé al que enseñamos a hablar, podemos encontrar la alegría de saber que algún día, gracias a haber sido “padre o madre canal” podrá alabar, bendecir a Dios, cantar sus bendiciones. En ese hijo al que le cuestan las tareas podemos unirnos a María enseñando a Jesús a escribir, por ejemplo.

Les proponemos para esta seman bucear en estas presencias de Dios entre nosotros, traerlas a la memoria, sumergirnos en ella, alegrarnos en estas estas presencias, para dejarnos acompañar, guiar, alimentar:

– su  presencia en nuestra familia como imagen de la Trinidad, comunidad de amor,

– su presencia en nuestra alma, donde él quiere hacer su morada, su habitación para vivir en comunión  con nosotros,

– su presencia en su Palabra,

– su presencia en el otro, en cada miembro de nuestra familia

 

No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.