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La alianza con Dios
martes, 19 de febrero de 2008
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás y María de Magdala, Jesús ve a la madre y junto a ella al discípulo al que más quería, dijo a la madre” mujer ahí tienes a tu hijo, después dijo al discípulo ahí tienes a tu madre” desde ese momento el discípulo se la llevó a su casa.
Juan 19; 25 – 27
La semana que pasó, intentamos como balbucear desde nuestra reflexión y nuestra participación desde lo que se fue despertando en nuestra alma un proyecto que detrás de un ideal de vida pudiéramos ir configurando para desde el discernimiento de la voluntad de Dios entender como y de que manera debemos encaminar todo lo que somos y lo que estamos llamados a ser según ese querer suyo, donde nuestra vida adquiere total consistencia y razón de ser, un ideal que decíamos la semana que pasó, tiene que ver con nuestra génesis histórica de donde venimos, con nuestras posibilidades caracterológicas, con nuestras búsquedas, con la presencia de Dios que en el espíritu suscita en nosotros por las mociones que el espíritu va dejando en nuestro corazón la marca que indica nuestro camino; pero además hemos descubierto ayer que para poder hacerlo a este proyecto necesitamos descubrir los códigos de alianza con la que Dios quiere que vayamos estableciendo éste nuestro quehacer de lo más importante de nuestra historia, las razones que dan razón a todo lo que hacemos, razones que no son sólo las racionales que están en la cabeza sino, de aquellas que están en el corazón que muchas veces la racionalidad no entiende y que brotan desde lo más profundo de nuestro ser. Decíamos ayer que forman una parte importante de la construcción de nuestro proyecto los vínculos que tenemos con otros, entre los otros, hoy queremos detenernos en AQUEL OTRO que le da absoluta consistencia a nuestra razón de ser o a nuestras razones de ser, en donde podemos poner verdaderamente cimiento sólido a nuestra existencia y queremos descubrirlo a esto a la luz de la presencia de María, por eso el texto que hemos elegido, el discípulo se la llevó a su casa, es decir, la incluyó entre sus proyectos, porque desde la cruz Jesús así se la confió a María al discípulo, te confío a mi hijo y también el discípulo se lleva el cuidado de María.
Es un misterio de alianza con María lo que permite construir el nuevo proyecto, la nueva casa en la que el discípulo vive y en la que María vive. Es la pedagogía de la alianza la que intentaremos como descubrir en clave cristológica, en clave mariana; y desde éste lugar darle consistencia trascendente a nuestro proyecto de vida, lo intentamos, te parece?
Para el cristiano de éste tiempo, es abrirle la puerta al reencuentro con una imagen de Dios que sea verdaderamente creíble para sí mismo y a partir de allí que pueda ser razón de ser para así decirlo de otros que están buscando un lugar consistente en torno al cual construir su propio proyecto vital, existencial.
El gran desafío es abrirle la puerta a un Dios creíble para sí mismo y para los otros, tal vez la imagen de un Dios que lo explica todo no sea la más adecuada para explicar lo que ya no lo explica Dios sino la ciencia y la técnica en su desarrollo, la aparición del racionalismo y la irrupción de las ciencias empíricas dan como fundamento de explicación al acontecer humano y natural que en sí mismo resulta más que razonables y comprobables y el camino de la ciencia, de la técnica, en sus explicaciones de las causas podríamos llamarle en términos de una filosofía tradicional segunda, causas segundas que explican las razones del acontecer de los hechos humanos y naturales debemos aprender a respetarlos, no solamente a respetarlos, sino a desarrollarlo lo cual no quiere decir que todo lo que acontece en lo natural y en lo humano tenga su explicación última en las causas segundas que la ciencia, la técnica, han ido como descubriendo. Hay que aprender a moverse en planos distintos a la hora de encontrarnos con una imagen de Dios que de razón de ser a todo el acontecer humano y del cosmos.
No podemos decir que todo lo explicamos desde Dios, como pudiera haber sido en el tiempo donde la ciencia teológica particularmente en el tiempo de mayor esplendor si se quiere históricamente en la edad media nos ofrecía como mirada casi única.
Es saludable la aparición de la modernidad, dándole explicación a lo humano, a lo natural, a lo cósmico desde una perspectiva de desarrollo de el acontecer humano y el acontecer natural que se explican por las causas segundas como decimos. Tal vez muchos hombres no crean, no en Dios, sino en el Dios que nosotros les presentamos, no es que no se crea en Dios, no se cree en el Dios del que nosotros muchas veces hablamos, un Dios mágico, factotum, no explica todo porque no es el Dios verdadero.
Tenemos que aprender a encontrarnos con el rostro del Dios verdadero que sostiene, sí realmente sostiene en última instancia al mundo todo, en su origen, en su desarrollo y en su etapa final, en éste Dios que nosotros afirmamos y que nosotros creemos, debemos aprender como a madurar en torno a su imagen para que para nosotros sea creíble y para otro sea creíble.
Establecer un vínculo de alianza con Dios supone renovar en nosotros la imagen de Dios que tenemos, ésta imagen de Dios que tenemos y que hace creíble al Dios en el que creemos, es lo que nos va a permitir a nosotros encontrar un lenguaje respecto de Dios que sea creíble para otros; no es suficiente describir la increencia en éste tiempo, no alcanza con descubrir que el mundo de hoy a perdido vínculo con lo trascendente para poder explicar lo que ocurre, lo que acontece es que el mundo de hoy posiblemente, el desarrollo de la modernidad y la pos modernidad haya perdido vínculo con una imagen de Dios que no es creíble, un Dios que lo explica todo, no tiene que ver con lo que los hombres en éste tiempo han descubierto como modo de encontrar respuestas a cosas concretas y puntuales, que la ciencia y la técnica han permitido.
Este Dios que explica todo lo podríamos llamar un Dios mágico, un Dios que aparece como interviniendo en todos y cada uno de los acontecimientos cambiando el rumbo de la historia sin el respeto por aquello mismo que El ha creado y por el hombre particularmente, quién en el ejercicio de su libertad decide porqué caminos ir y cómo ir por esos caminos.
Para poder establecer vínculo de alianza con Dios como fundamento de nuestra vida hay que liberarse de ésta imagen de un Dios mágico y aprender a encontrarnos con el verdadero rostro de Dios, el Dios humano, en Jesús que se quedó entre nuestras cosas para acompañarnos en el desarrollo de lo humano, de lo nuestro, comprometiéndose en todas y cada unas de las instancia de lo humano, se hizo niño, fue adolescente, fue joven, se hizo adulto, sufrió la crisis; que pase de mí éste cáliz pero no se haga mi voluntad sino la tuya, entregó la vida por amor, murió, resucitó y nos trae nueva vida, es un Dios concreto, es un Dios cercano, es un Dios que se compromete con todo lo nuestro, que no viene a librarnos de lo que nos toca porque sabe que en el compromiso de la decisión y en el ejercicio de la libertad, en la personal y en la colectiva está nuestra posibilidad gracias a su presencia comprometida con todo lo nuestro de verdaderamente darle consistencia a nuestra vida, de darle fundamento a nuestra existencia.
El rostro del Dios verdadero es al que le debemos abrir la puerta para que podamos verdaderamente construir sobre roca nuestro proyecto personal de vida, por ahí se siente a veces la presencia de un Dios mágico, de un Dios que lo hace todo a pesar nuestro. Nada tiene que ver éste Dios con lo que los hombres de éste tiempo, del tiempo de la modernidad y de la pos modernidad están buscando.
Cuando no tenemos la posibilidad de encontrarnos con el rostro humano de Dios y con el rostro divino del hombre, vamos como incapacitándonos para poder entender el misterio que se esconde detrás de la encarnación, que es donde verdaderamente se establece la gracia de la alianza.
El poder desmitificar imágenes fantasiosas de Dios, imágenes deformadas de Dios, imágenes que no nos ayudan para encontrarnos con el Dios verdadero porque son como proyecciones de nosotros mismos que no hablan del Dios real que ha venido a establecer su morada en medio de nosotros, cuando nos movemos por ésta línea fácilmente nos podemos establecer en la incredulidad cuando no en el fanatismo, que son como los dos extremos, el fundamentalismo o el ateísmo, en cierto modo, el fundamentalismo que nos hace aferrarnos a una idea de Dios, más que al Dios verdadero es un ateísmo por exceso, distinto a aquel otro que lo niega a Dios porque cree que ha encontrado en la sola razón la manera de explicar todo lo que es el acontecer humano y el cosmos entregado al hombre como aquel que le puede dar sentido a partir particularmente de la palabra que orienta la vida y transforma la realidad toda cuando se la utiliza con el poder que ya tiene desde el pensar, desde el investigar, desde el actuar; si no nos encontramos con el rostro verdadero de un Dios humanizado que ha venido a divinizar la humanidad, caemos en el drama de la ausencia de Dios porque hemos construido una idea acerca de El y nos movemos por la línea terrible del fundamentalismo tan presente en éste tiempo o permanecemos en aquella otra realidad tan dura, tan cruda, tan desgarradora de la negación absoluta de Dios a partir de querer explicarlo todo sólo por la razón. Ni una cosa ni la otra, ni sólo Dios, ni sólo el hombre, sino el hombre y Dios en un misterio de alianza en Cristo, rostro humano de Dios, rostro divino del hombre. Aquí está el lugar desde donde podemos nosotros reconstruir nuestra propia historia es en la persona de Jesús donde podemos encontrar fundamento de trascendencia a nuestro proyecto de vida para que no sea por un rato, por un tiempo, mientras permanece la existencia sino, que tenga carácter de perennidad, de eterno, para siempre, inacabable, desde ahora y para nunca más terminar, sin Jesús, el verdadero rostro de Dios y el rostro más acabado de lo humano donde podemos nosotros encontrar como la llave, a través de la cual, construir lo nuestro desde la alianza. La alianza es el misterio de la encarnación y justamente poniendo nuestra mirada allí, en Jesús hecho uno de nosotros donde podemos verdaderamente encontrar rumbo a la perspectiva de la religiosidad en nuestra vida, como razón de ser y fundamento de la existencia de lo cultural, de lo humano dice el documento de Puebla. Te invito muy simplemente, muy sencillamente a desprenderte de una idea que tenés de Dios, o tal vez de una negación que tenés de Dios por tu racionalidad animándote a encontrarte con ésta locura de Dios hecho uno de nosotros.
No es una simple afirmación, no es tan sólo una idea, es un hecho, es un acontecimiento que permanece junto a nosotros; Dios se instaló en medio de lo humano haciéndose hombre y así nuestra realidad humana a sido divinizada. Vos me afirmas que crees, yo me animo a decirte que no sé si crees en el Dios verdadero, no será tiempo de volvernos vos y yo al encuentro con el rostro real de Dios, en un niño que nace en un pesebre y se queda con nosotros para siempre, que te parece si nos convertimos al verdadero rostro de Dios, concreto, hecho uno de nosotros para hacernos uno con El.
Evitemos la ausencia del encuentro con el Dios verdadero, el rostro humano de Dios y el rostro divino de lo humano, como lo definimos por éste tiempo en la persona de Jesús, las dos corrientes son por un lado el fanatismo religioso, el fundamentalismo que hacen de una idea de Dios una bandera en torno a la cual dar razones a un montón de comportamientos que justifican la locura humana, miremos el rostro de un Dios que increíblemente se instaló entre nosotros.
Es un escándalo la encarnación tanto como la cruz para quienes queremos o intentamos a veces racionalizar la fe, por eso es que queremos como abrir la idea de Dios para el encuentro con el Dios verdadero, un camino que nos puede ayudar en éste sentido es la ruta mariana, qué es la ruta mariana? son los sentimientos de María, es la mirada de María, es el afecto de María, es la presencia de María, María como camino, como ruta en su sentimiento, en sus afecto, en su mirada, en su presencia, nos habilita y nos facilita el acceso a Dios porque Ella fue la que configuró o en quién se configuró el rostro humano de lo divino, Ella nos muestra como es posible esto, que para Ella misma también era imposible, como puede ser esto si yo no convivo con varón. Ella nos conduce por el camino de la fe y desde su sentir, de su afecto, desde su mirada, desde su presencia y nos habilita a poder encontrarnos con este rostro increíble, de un Dios hecho uno de nosotros.
Quisiera que le diéramos peso a lo que estamos diciendo para no creer que lo tenemos resuelto. Si lo tuviéramos resuelto muchos más creerían en el Dios que afirmamos, no creen porque nosotros hemos expresado una idea de Dios, más que mostrar a ser presente e influenciar en la cultura con el rostro del Dios verdadero. Por eso existe el ateísmo y por eso existe el fanatismo religioso llamado fundamentalismo, porque no hemos terminado de proponer para este tiempo y para los hombres de este tiempo el rostro verdadero de Dios también para este tiempo.
Te parece que nos podemos dar el lujo de abrirnos a romper con la imagen que hasta aquí he tenido de Dios para animarme a que Dios me muestre una imagen más real de su presencia o me podés decir que ya la tenés, yo te digo que no es verdad, de que no la tenés del todo, que algo podés estar teniendo, pero no todo. Si toda la imagen real de Dios la tuviéramos junto a nosotros las cosas serían distintas en la tarea de mostrar a Dios a los hombres, sería más creíble, no tendría tanta fuerza el ateísmo, ni tanta fuerza el fundamentalismo; en realidad son dos caras de la misma moneda, la misma moneda es la ausencia de un rostro real de Dios mostrado hecho presente en quienes decimos que lo conocemos.
Cuando buscamos un ….de vinculación con Dios que sea existencial e integral surge inmediatamente la pregunta ¿Cuáles son los medios para llegar a que se realice esta vocación tan grande, tan sublime de llamado que surge de adentro del encuentro con una realidad divina que le pueda dar verdaderamente consistencia integral, integradora, existencial a la propia vida.
El padre José Quentevich ante ésta pregunta respondía por designio de Dios, el camino, el medio es María, ella ha sido constituida modelo, no solo modelo decía él, sino modeladora del hombre y de las comunidades que hacen o encuentran alianza con Dios, modelo porque es criatura redimida que realiza como nadie el llamado a vivir en Jesús. La vida de María es plena comunión con su hijo, es entrega fraterna a los demás, es servicio a los hombres de todos los tiempos.
Los obispos de Puebla decían, Ella, María, asociada a Cristo desarrolla todas sus capacidades y responsabilidades humanas hasta llegar a ser la nueva Eva junto al nuevo Adán, María por su cooperación en la nueva alianza de Cristo, es junto a El protagonista de la historia, nadie encarnó tanto la realidad del evangelio como María.
Nosotros necesitamos el ejemplo suyo a seguir, los valores que ella comunica tienen una fuerza que nos permiten como encontrar allí mismo en lo que Ella nos regala lo que estamos buscando, el rostro real de su hijo, Jesús. Ella no puede ayudar a liberarnos de una determinada imagen de Dios que tenemos, que no termina de darle razón de ser a nuestra existencia, Ella nos ofrece y nos entrega al Dios verdadero, a su hijo Jesús.
En lo que queda de hoy, pero mañana particularmente con María, vamos a ir sobre el rostro real de Dios, haciendo un camino de desprendimiento de las falsas imágenes con la que podamos haber construido nuestro propio Dios, según como dice la canción de Marilina Ros, no? Lo pusimos en una medallita, lo vestimos de jean, hasta le pusimos un fusil en la mano, hicimos cualquier cosa, pero no hicimos lo que teníamos que hacer, en silencio abrirnos a lo que venía a mostrarnos, es su presencia, simple, sencilla, contundente, divina y humana, humana y divina. Dios en Cristo es un mensaje tan novedoso que sino lo abordamos desde la fe como dice Pablo hablando acerca del misterio de la cruz puede escandalizarnos o parece que es una estupidez, una tontera, una locura.
Te invito a que comencemos a abrirnos a la posibilidad de desmitificar la imagen de Dios que tenemos para convertirnos al rostro del verdadero Dios en Cristo. María nos conduce en éste sentido, nos regala desde su corazón un camino, en su sentimiento, su mirada, su afecto, su presencia maternal y conmovedora a la hora de abrazar nuestra pobreza, tal vez de la más grande que tenemos, de haber hecho de la imagen de Dios un fantoche pero no un encuentro con el rostro real.
Padre Javier Soteras
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