La ciudad y los Niños

jueves, 5 de marzo de 2009
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Prof. Francesco Tonucci (Italia) Nació en 1940, es maestro, es pedagogo. Desde 1966 se desempeña como Investigador en el Instituto de Psicología en Italia, y a partir de 1982 es responsable del Departamento de Psicopedagogía en ese instituto. Ha realizado investigaciones sobre el aprendizaje de la lengua, el desarrollo de las capacidades expresivas del niño, la formación de los maestros, y en los últimos años ha dedicado especial atención a las representaciones mentales de los niños, a la educación ambiental, tecnologías didácticas y la relación entre el niño y la ciudad. Desde 1991 es el Director del Laboratorio FANO, ciudad de los niños. En 1992 comenzó a desempeñarse como responsable del proyecto ANDREA. Trabaja en varios proyectos , como “El museo de los niños” en Roma, “Ecosistemas” (programa multimediático para la educación ambiental), y desde 1968, con el seudónimo de “Frato” publica viñetas satíricas sobre educación en numerosas revistas en distintas partes del mundo. Algunos libros del profesor Tonucci. “¿Enseñar o aprender?”, “Vida de clase” “Si no os hacéis como yo”. “A los 3 años investiga materiales” , “Cuántas cosas se pueden hacer con una nariz larga además de decir mentiras”, “La infancia y nosotros”. “La ciudad de los niños: un modo nuevo de pensar la ciudad” Ed. Losada(1996), “Cuando los niños dicen basta” Ed Losada (2002)

En la última semana de abril vengo a la Feria del libro de Bs.As. y en la primera semana de mayo viajo a Santa Fe

UNA CANCIÓN PARA LA PAZ José Luis Perales
Que se borre la imagen del pasado si el pasado es de muerte y desconsuelo
y que nazca un futuro de esperanza para los que un mal día la perdieron
que se llene la tierra con sonrisas de niños y que pare la guerra para siempre.
Que hoy la luz se vuelva a encender que suene una canción de amor
que todos los hombres que llenan la tierra
apuesten unidos por la paz
y todas las voces se eleven al cielo
al grito de libertad.
Que camine la gente confiada por un campo sin minas y sin muertos
y que sea pasado y olvidado este presente loco y violento
que nazca la esperanza en los ojos de todos y el abrazo fraterno para siempre.
Que hoy la luz se vuelva a encender que suene una canción de amor
que todos los hombres que llenan la tierra apuesten unidos por la paz
y todas las voces se eleven al cielo al grito de libertad.

GL: He leído con mucha emoción su libro “La ciudad y los niños”, y a medida que lo iba leyendo me iba dando cuenta con mucha pena, y con esa esperanza que ud. deja traslucir a través del libro, respecto de todo lo que hemos perdido. Me gustaría que nos describa algunas de las características que nos describe en su libro sobre estas cosas que hemos perdido, para que los adultos tomemos conciencia de hasta qué punto los niños están sufriendo esas pérdidas.
FT: Una frase me parece fundamental en nuestro discurso: “LAS CIUDADES HAN PERDIDO LOS NIÑOS. LOS NIÑOS HAN DESAPARECIDO”. Creo que ese es el fenómeno clave. Si hoy salimos de nuestra casa a pasear por nuestra ciudad, cualquiera sea, es muy difícil encontrar niños que se mueven y andan solos por las calles. Esto es algo que a los niños les cuesta mucho. Los niños, perdiendo la ciudad, no pudiendo salir para encontrarse con sus amigos, de hecho son impedidos de vivir una experiencia fundamental para su desarrollo que es el juego. Y si un niño no puede jugar, no puede crecer.

Claro, los adultos responden: “¿cómo que no pueden jugar? ¡hoy mucho más que ayer! Invertimos mucho dinero para el juego de los niños, compramos muchos juguetes”. Los intendentes pueden decir “hemos abierto ludotecas”. Hay cientos de juguetes que en mi infancia no existían. Tenemos supermercados, cadenas internacionales de juguetes. Con todo esto, yo sigo pensando que los niños no pueden jugar, porque para jugar necesitan cosas pequeñas que todos nosotros conocemos. Cada uno puede pensar su propia infancia, sus juegos en la calle, en la vereda, a sus amigos, y para jugar simplemente sirve tener bastante autonomía –por lo cual no es posible jugar acompañado o vigilado por un adulto-, buscar amigos y vivir con ellos la experiencia sencilla pero apasionante de la investigación, del descubrimiento, de la aventura, del riesgo. Hoy a los niños se les está impidiendo cualquier nivel de riesgo –al menos en Europa esto es muy fuerte-. Prácticamente “no se pueden estropear la rodilla o la ropa”, que era el síntoma más evidente del juego infantil. Esto hoy se está impidiendo en todas formas. Impidiendo esto, los niños viven constantemente vigilados por adultos y esto comporta que no consiguen ni satisfacer la necesidad de riesgo, es decir, vivir la experiencia apasionante de superar obstáculos, de demostrar sus capacidades. Esto va creando una acumulación de deseos insatisfechos que explotarán cuando los niños sean más autónomos: el primer día que tengan la llave de casa en el bolsillo, el día que tengan una moto, etc. En este momento su libertad será total, y en este momento llega el peligro.
Es decir que esta protección exagerada de nosotros, adultos, va a constituir una situación de mayor peligro para nuestros adolescentes.
Otro tema es que los niños han perdido la ciudad si no pueden vivir sus experiencias, pero también las ciudades se han empobrecido. Es decir: la ciudad sin niños es una ciudad peor. Nosotros, si no hay niños alrededor, somos peores. Aprovechamos de la ciudad así como queremos. Se ve muy bien con el análisis del uso que nosotros como adultos estamos haciendo de cosas: aprovechamos todos los espacios, contaminamos el aire, producimos ruido, y si alguien intenta reducir esta libertad reaccionamos de una manera impresionante. Nosotros tenemos muchas experiencias de Alcaldes que comienzan a ponerse al lado de los niños diciendo “defendemos por lo menos las cercanías de las escuelas”…los padres suscriben una petición para que esto no sea posible, para que los alcaldes retiren su ordenanza y que puedan moverse como quieren. De hecho –y esto es algo que me da una amargura increíble- esto es como decir “no me interesa nada de mi hijo. Déjame hacer lo que quiero”. Y éste es un poco el tema: nosotros, adultos, estamos haciendo cosas que nunca se habían hecho en la sociedad, en la vida, en la historia. Ustedes conocen muy bien nuestra historia de inmigrantes, porque Argentina recibió muchos italianos. Nosotros, italianos y españoles, recibimos de nuestros abuelos que vinieron a vuestra tierra, casi 10 años de vida más. Es decir, de mi abuelo a hoy, a mí, hay una diferencia de promedio casi de 10 años de vida más. Hoy, investigaciones recientes están diciendo que estamos gastando ese patrimonio, y por primera vez en la historia, la generación que va a venir, es decir, nuestros hijos y nietos, tendrán una esperanza de vida menor que la nuestra. Nunca había ocurrido esto.
GL: La descripción que hace en su libro de esta pérdida del patrimonio, del espacio, de la mezcla social tan importante –la convivencia social entre pobres y ricos-, tienen mucho que ver con un tema que estábamos debatiendo recién con un periodista que tiene mucho que ver con la seguridad. Usted describe “de la casa al castillo” de alguna manera, retrocediendo a una instancia medieval.

Yo pensaba también en la verdadera catástrofe educativa. Yo leía este año en un titular que “el 45% de los alumnos que se llevaron materias a rendir repitió de año. Los docentes y los directivos dicen: esto es como la catástrofe de Tartagal, pero es una catástrofe educativa. Estamos absolutamente consternados por el fracaso escolar. ¿quién es el responsable de todo esto? ¿los padres? ¿los hijos? ¿los educadores?”.

Yo creo que hoy vamos a encontrar al menos una clave. Por qué esos chicos que no juegan con autonomía, con cierto margen de riesgo, con capacidad de aventura y con amigos ¿a dónde descargan toda esa energía sino justamente a la hora de ir a la escuela y tener que sentarse en un banco y estar allí, sin que sea posible mantener la atención?
Les cuento a los chicos, por si esto no lo vivieron, leyendo el libro del profesor “…de manera clamorosa en los últimos 50 años la ciudad, nacida como lugar de encuentro y de intercambio, ha descubierto el valor comercial del espacio y ha trastornado todos los conceptos para cultivar solo programas a fin de obtener beneficios: se ha vendido.

Hasta hace muy poco, los pobres y los ricos vivían unos cerca de los otros. Claro que sus casas eran distintas: unas de pobres y otras de ricos.” Pero “el rey” era el hijo del portero, y el niño de la casa pobre iba a disfrutar de los juguetes del rico. Y el rico iba a la casa del pobre y disfrutaba de los bizcochitos que hacía su mamá. “Después se dio un valor diferente al terreno según su cercanía al centro de la ciudad: los pobres no pudieron rehabilitar sus casuchas malsanas y sin servicios. Prefirieron venderlas para poder trasladarse a la periferia a casas todas iguales e idénticas, las que se muestran en televisión. Los centros históricos se han convertido en oficinas, bancos, restaurantes de comidas rápidas, en sedes centrales de grandes compañías, en viviendas ricas y sofisticadas. Al anochecer, el centro de la ciudad se vacía. Todo el mundo vuelve a su casa-cama. El centro se vuelve peligroso. La gente tiene miedo de andar sola por la calle. Hay drogas, ladrones, malhechores. Los centros históricos, tan ricos, tan diferentes, tan ricos de siglos de porvenir y de historia y de cultura, y del placer de las cosas bellas y no solo útiles, ya no son objeto de cuidado y preocupación de los habitantes. Los lugares más hermosos de nuestro país están negados al juego y a las experiencias de los niños, al paseo y al recuerdo de los ancianos. Las periferias, en cambio, han nacido en pocos años sin plazas, sin verde y sin monumentos. Son iguales en todo el mundo: los mismos bloques, las mismas calles anchas y rectas, el mismo abandono…porque no nacieron de la lenta y constante preocupación de los hombres por tener lugares de vida aptos y confortables para sí mismos y para sus descendientes, sino solo a merced del impulso arrollador de la especulación. La ciudad ya no tiene habitantes, ya no tiene personas que viva en sus calles, sus espacios. El centro es un lugar para trabajar, comprar, ir a la oficina. Pero no para vivir allí. La periferia es un lugar donde no se vive: sólo se duerme. La ciudad ha perdido su vida.”

YO ERA EL CAPITAN

Recuerdo cuando era niño el verano familiar
la vida era un partido muy fácil de ganar
los años trajeron las guerras que nos iban a salvar
las promesas el futuro la derrota trajo la paz.
Donde esta mi alazán mi espada de madera
yo era el capitán, ganaba las batallas sin luchar
y desfilaba frente a mi mama,
ella me hacia la venia, yo llevaba la bandera.
Ya se acabo el comunismo, se acabo la era nuclear
se acabaron las ideas, se acabo la caridad
los años trajeron impuestos para la prosperidad
soy mayor para el trabajo, pero no para pagar
Donde esta la dignidad, la risa de mis hijos
yo era el capitán ganaba las batallas sin matar
y merendábamos con mi mama. Ella me hacia la venia
yo llevaba la bandera. Como les digo que no juego mas.

GL: Recordando este escenario desolador, “se me piantaba un lagrimón” en Buenos Aires, donde yo pasé muchos años de mi infancia. Actualmente quise llevar a mi hija a que conociera la ciudad, y solo había pirujas.
Profesor: ¿qué pasa con los niños con este cuadro y con las casas? ¿En qué se han convertido las casas en este cuadro de abandono de la ciudad?
FT: Los que se ocupan del medio ambiente saben muy bien que un ambiente –un estanque, un bosque, una pradera- si pierden complejidad y diferencias, muere. La diversidad y la complejidad son elementos necesarios de un ambiente para sobrevivir. A la ciudad le está ocurriendo más o menos lo mismo: la diversidad –de la cual hablaba en mi libro-, era que, por ejemplo, la casa era un lugar importante como hoy, donde se vivían los afectos, las experiencias fundamentales con los padres, la comida, el descanso, los deberes. Pero después, lo antes posible ¡afuera!, porque la vida estaba afuera. Esa es la experiencia que yo recuerdo: teníamos que salir de casa lo antes posible y volver lo más tarde posible, no porque teníamos conflictos en casa. Simplemente porque los amigos, el deporte, la parroquia, la cultura, el cine, los libros, la música…todo era afuera. Por eso las casas eran chiquitas. Hoy estoy viviendo con preocupación y un poco de vergüenza la experiencia exactamente contraria: que no veo la hora de volver a casa, porque la casa se ha transformado de alguna manera en la ciudad misma, porque tenemos todo en casa: la casa, los libros, la comunicación con el mundo. No necesito salir de casa: puedo comprar a través de Internet… Tenemos en casa las comodidades, la seguridad. Todo eso construye una actitud de quedarse encerrado y no necesitar de salir. Esto significa renunciar a la ciudad y produce lo que hoy se llama el “peligro urbano” , que es que cada uno de nosotros está preocupado de su propia propiedad, nos movemos en un coche, que es ‘un trocito de casa que se mueve’, con lo cual no hay diálogo con el exterior. Nosotros no dejamos que los niños salgan de casa porque la calle es peligrosa.

Y yo estoy convencido que la calle es peligrosa porque no hay niños. Y esto no es una afirmación poética: es algo que podemos comprobar. Justo en Bs.As., en 2001, en el municipio de Alte.Brown, empezó un proyecto como reacción a una violencia contra una niña. Por los encuentros que he tenido con vuestros niños, me contaron de violencias que viven casi cotidianamente: chicos a los que roban zapatillas, mochilas, bicicletas.(En nuestras ciudades, que son consideradas peligrosas, respecto a eso no son tales.) En ese municipio, la gente reaccionó diciendo “basta. No es posible seguir así” , y pusieron en marcha lo que llamaron “recorridos seguros hacia la escuela”. Es un proyecto que siguió durante años y pasó a otros municipios. En 2005 yo estaba en Bs.As. cuando la ciudad organizó un Congreso sobre la seguridad urbana. El señor responsable de la seguridad urbana de la ciudad de Bs.As. comunicó en ese congreso que en los municipios donde se hacía esta experiencia, los hechos criminales de la calle habían bajado el 50%. Esto es una información, una noticia impresionante.

Ese proyecto tiene dos ejes fundamentales: uno es la participación de los niños al gobierno de la ciudad, y otro es la recuperación de autonomía de movimiento de los niños dentro de su propia ciudad. Esto es “simplemente” invitar a los niños a ir a la escuela sin adultos. Digo simplemente porque como las familias tienen miedo, no podemos hacer esta propuesta y nada más. Tenemos que trabajarla mucho. Nosotros nos dedicamos por meses a trabajar con los niños dentro de las clases: estudiar los recorridos, ver si hay peligros y en tal caso cómo se podrían evitar o solucionar, qué podemos pedir al intendente para que ponga remedio a estos peligros, y por otro lado pidiendo ayuda y colaboración a los comerciantes para que sean punto de referencia en la calle para los niños que se mueven, que ellos –los niños- encuentren personas que conozcan de manera que la seguridad no se garantice con policías o con cámaras, sino con el cuidado ciudadano, con el hecho de que la misma gente se haga cargo. Una frase que yo quiero mucho de Domilani, que era un cura italiano que se dedicó a la educación, era un verbo inglés que significa “me preocupa”. Yo creo que esto es la política buena: preocuparse. No me gusta una política que dice a los ciudadanos “no te preocupes, lo pienso yo”. Me gusta una política que diga “hay que preocuparse”, y esta es una manera para hacerlo: la gente, los ciudadanos, se hacen cargo. Yo siempre digo que un niño que se mueve con sus padres, es un hecho privado. Pero un niño que se mueve solo es un hecho público. Y no es posible para nadie de nosotros, por malos que seamos, no interesarnos por un niño que se mueve solo. Un niño solo es de todos.

Y eso es lo que ha ocurrido en estos barrios: nada especial, solo que había gente vigilando, preocupada. Y ese es un contexto donde quien quiere hacer mal, los delincuentes, se encuentran muy mal, porque hay otros ciudadanos vigilándolos.

Hace poco salió un informe sobre Londres -que se considera en el mundo la ciudad más controlada por videos para lo cual se invierte mucho dinero- para saber los efectos de ese control, de esa defensa mediática. Resultó que solo el 3% de los hechos criminales se han solucionado, se han encontrado los responsables, gracias a ese sistema. Casi nada. Esto, frente a un 50% del efecto que produce el control de estos hechos criminales a través de la presencia de niños en las calles. Allí vemos el valor de nuestros niños, su capacidad para cambiar nuestras vidas. Claro, esto si nosotros estamos dispuestos a dar la palabra, a escucharlos y a tener en cuenta lo que piensan.

GL: Me gustaría que nos hable ahora sobre el rol de la televisión como sustituto de todo este mundo que el niño ha perdido, y cuáles son las consecuencias en la vida del niño, tanto de la tv como de Internet, y qué posibilidades, que alternativas hay
Mi unicornio azul ayer se me perdió, pastando lo dejé y desapareció
cualquier información bien la voy pagar, las flores que dejó no me han querido hablar

Mi unicornio azul ayer se me perdió. No se si se me fue, no se si se extravió
y yo no tengo mas que un unicornio azul, si alguien sabe de él, le ruego información
cien mil o un millón yo pagaré. Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue…

Mi unicornio y yo hicimos amistad un poco con amor, un poco con verdad
con su cuerno de añil pescaba una canción, saberla compartir era su vocación

Mi unicornio azul ayer se me perdió, y puede parecer acaso una obsesión
pero no tengo más que un unicornio azul, y aunque tuviera dos, yo solo quiero aquel
cualquier información la pagaré… Mi unicornio azul se me ha perdido ayer se fue…

FT: Una vez por año, en el mes de mayo, en mi país se corta el acceso de todos los automóviles a mi ciudad, y se colocan carteles que dicen “DISCULPEN LAS MOLESTIAS, HOY LAS CALLES DE LA CIUDAD SE HAN REGALADO A LOS NIÑOS PARA JUGAR”. Esto se repitió más tarde pero más fuerte, en Rosario, cuando se inventó el “día del juego” por propuesta del Consejo de niños de Rosario en 1997. Los niños pidieron que fuera un día laboral. Esto es muy interesante. En mi ciudad, esto se hace un domingo. Pero para mí hacerlo en día laboral es un hecho de gran creatividad infantil. Los niños lo propusieron no para ahorrarse un día de escuela sino para que en este día la escuela sea abierta solo para jugar. Esto solo comenzó en el municipio, donde en un día laboral, una ciudad entera dedicada al juego, los adultos que tuvieron una hora y media libre en el trabajo para jugar. A esto luego adhirieron entidades públicas y privadas. Ese día algunas calles de la ciudad se cierran para “regalarlas” a los niños. Este tema de cerrar las calles fascina mucho a los niños, y creo es una manera de festejar este derecho importante, el derecho al juego, reconocido por la Convención Internacional de los Derechos del niño.
GL: acá hay manifestaciones en las cuales la gente toma las calles –a pesar de todas las molestias que ocasionan- pero lamentablemente es para protestar, y me doy cuenta de que cuando las toman, la gente toda se vuelca a caminar por las avenidas porque les encanta caminar por el medio de la calle, por el lugar habitualmente conquistado por los autos. También la ciudad es otra los domingos, cuando el tránsito es escaso y también la gente se vuelca a caminar.

En esta experiencia que usted menciona, no solo a los niños sino también los adultos disfrutan de lo lindo.
FT: Y recuerdo lo que un niño de Rosario dijo: “también los adultos tienen que jugar, porque si ellos juegan son mejores”.
GL: Entre tantas propuestas que genera este proyecto del laboratorio, me gusta la que trata de que un día a la semana por la tarde, no haya ninguna actividad programada para los niños como por ejemplo parroquias que den catequesis, ni escuelas de inglés, etc, además, por ejemplo si el “miércoles es el día del juego” las maestras no tienen que dar tareas
FT: Esto sigue siendo una espera porque hasta ahora no conseguí una ciudad que recoja esta idea y la aplique.
Respecto a lo que usted me preguntaba acerca de la influencia de la televisión: yo creo que la televisión daña más por lo que impide que por lo que propone. Yo creo que los niños aprenden mucho. Creo que la escuela no debería ocuparse tanto de dar informaciones y nociones porque eso lo hacen mejor la televisión e Internet y debieran dedicarse a cosas más importantes.

En este sentido yo digo que la televisión es un recurso porque ofrece mucho a niños y adultos. Pero lo grave es que la tv los bloquea, los inmoviliza, y esto provoca efectos dramáticos. Hay una alarma pediátrica muy grave en todos los videntes que es el tema de la obesidad infantil. Un niño inmovilizado no es un niño. Ya pasa muchas horas inmovilizado en la escuela. Si las demás horas las pasa frente a la televisión, su cuerpo, que necesita movimiento, no puede hacerlo. Si a esto le sumamos que muchas veces a su vez come cositas malas, preparados comerciales, bebiendo gaseosas, y no quema energías moviéndose como debería hacerlo. La obesidad infantil es la premisa de enfermedades cardio-circulatorias muy graves. Los informes científicos dan cuenta de que esto será aún más peligroso que el humo del cigarrillo en los próximos años. En Estados Unidos, en 2003 se invirtieron 230.000.000 de dólares para decir que esto es una alarma muy fuerte. Tanto la tv como Internet tienen una responsabilidad muy fuerte en la generación de este problema de la obesidad infantil. El tema es cómo hacer para disminuir el problema de esta máquina, de esta “niñera” tan eficiente y que cuesta tan poco, y por lo cual los padres dejan a los niños con tranquilidad frente a ella. Muchos dicen que hay que poner reglas a los niños, por ejemplo, no más de una o dos horas de tv por día. Pero esto es una pelea contínua, porque las madres que tienen esas reglas con valor y con disciplina, cuando llegan los padres, dicen “déjalos. Estoy cansado, me duele la cabeza. Nosotros estamos mas tranquilos si ellos están frente a la pantalla”. Y ahí se derrumba todo. Creo que esa no es la manera. La manera no debe ser la prohibición sino la alternativa. Y la única alternativa que puede competir con la pantalla, creo que es salir de casa.

Y con esto volvemos al principio: si la ciudad permite a los niños moverse, salir, encontrarse, jugar, la tv no desaparece, pero baja su interés. A mí no me da miedo la tv, sino que me da miedo que la tv sea una necesidad, o una condena. Me gusta la tv que sea un recurso o una elección
GL: Muchas veces son las mamás las que dicen “no tanta calle…, porque en la calle aprenden cosas malas…”
FT: La calle también ha asumido un sentido malo porque hay “los niños de la calle”, las “mujeres de la calle” fueron siempre no lo más recomendable, y la vida de la calle es una vida que hoy preocupa.

En Europa actualmente tenemos un problema muy fuerte de enfrentamientos de culturas: nosotros que vivimos nuestra vida como emigrantes, hoy vivimos lo contrario: tenemos que recibir emigrantes de países pobres llegamos a ser países ricos, y son otros los países pobres que vienen a visitarnos para aprovechar de nuestra riqueza. Uno de los temas es por eso cómo integrar esta gente que llega, de distintas culturas…. Yo siempre digo: uno de los medios más fuertes, son los niños: si nuestros niños pueden jugar con niños de otras culturas, seguro para nosotros será más difícil enfrentarnos entre adultos, porque nuestros hijos son amigos. Pero ¿dónde puede producirse el encuentro de estos niños? No en la escuela, porque allí nuestros chicos son mejores, más fuertes, más inteligentes, más preparados. Entonces el lugar es la calle. En la calle sí nuestros hijos pueden aprender algo, porque ellos son más preparados, más listos, más acostumbrados.

Yo creo que hoy el tema de la calle es muy fuerte, muy rico, y el tema de la tv es una excusa, un instrumento que ayuda a encerrar los niños por mucho tiempo, a aislarlos.
GL: propongo a los oyentes que en este momento estén frente a niños, que les pregunten si prefieren la pantalla a la calle con autonomía (no vigilada sino con posibilidad de aventura, de riesgo) y nos cuenten qué dicen. También pregúntenles si les gusta ir a la plaza.
FT:. Y considero también interesante que si la elección es la calle, también tengan la posibilidad, cuando vuelven, de sentarse con la mamá y contarle qué hicieron. Respecto de si les gustan las plazas, tengo muchas respuestas interesantes de niños argentinos

UN INOCENTE JUEGO Marilina Ross
Hubo una vez una niña en la esquina de mi infancia
que le gustaba jugar a que formaba una banda
"dale que yo soy el piano…" "y yo soy la batería…"
y en libertad la música crecía.

Pero lamentablemente nos oyeron los que saben
y quisieron nuestro juego encasillar.
Repartieron instrumentos, nos pusieron un maestro
y nos enseñaron a jugar…

A jugar a Antón Pirulero y que cada cual atienda su juego
y el que no una prenda tendrá.

Y aquel inocente juego sigue aquí grabado a fuego.

Y aquella banda quedó partida en bandos opuestos.
Unos vamos a Berlín-Berlín para cumplir nuestras prendas
y los otros perfeccionan el "sálvese quien pueda".

Basta ya de Antón Pirulero. Quiero atender tú juego y mi juego
busco un juego común al mundo entero.

basta ya de Antón pirutlero…

. ¿la soledad o la compañía? ¿el potrero o los juegos electrónicos?

 

Opinan los oyentes

– Desde que la política es una empresa económica no defiende el bien común. Actualmente los propagadores invaden el ámbito familiar y social. Eso no ayuda mucho al buen crecimiento de los niños
– ¿Quíén tendría que ir a pedir a las autoridades esa protección u organización para que los chicos vayan solos a la escuela? ¿la escuela lo tiene que hacer sola? ¿cómo podemos lograrlo?
FT: Puedo dar algunas informaciones al respecto. El año pasado cuando entre setiembre y octubre nosotros abrimos un “laboratorio” (nosotros llamamos así a un despacho, un centro) “La ciudad de los niños para la Provincia de Santa Fe, toda Argentina y América Latina”. Yo pedí a mi gran amigo Hermes Binner –intendente de Rosario-,quien dice que quiere mucho este proyecto porque a través de él aprendió a hacer otra política, y esto es lo que estamos intentando: cambiar la política. Cuando él pasa a ser gobernador pide ayuda para manejar este proyecto para Argentina y Latino América. Hay muchos países que se están moviendo, acercándose a este proyecto, pero desde aquí es muy difícil para mí. Por eso necesitaba un punto de referencia, de promoción y de coordinación. Nació este centro de ”la ciudad de los niños” de Santa FE”. Ahora para abril-mayo vuelvo a Argentina para participar de la Feria del Libro de Bs.AS. y luego voy a Santa Fe para encontrarme con intendentes de Latinoamérica y dar información a los operadores, animadores que gestionarán los consejos de niños o animarán este proyecto.

A través de esto buscamos los “administradores” –intendentes- interesados en el bienestar de los pequeños, es decir, de las ciudades y los ciudadanos porque los niños son un pretexto, porque cuidar al niño implica cuidar a todos. Hay que concienciar a los gobernantes, los intendentes para que reconozcan que para la salud de la ciudad sería muy bueno que los niños vuelvan a moverse solos, autónomamente, en la ciudad. Esta es la premisa porque la ciudad se pone al lado de los niños y dice: “yo estoy interesada. Y apoyo todas las experiencias de autonomía de los niños”. En segundo lugar, creo que una buena escuela, necesita de niños que viven experiencias propias. Si no la escuela solo es de programas y de libros de texto, y eso es una escuela de los adultos, no de los niños. Una buena escuela es aquella donde los niños llevan a ella su vida, sus experiencias, sus aventuras, las que puede vivir jugando, y sobre esto se trabaja. Por lo cual la escuela debe estar interesada en la autonomía de los niños, y por esto promover esta experiencia de moverse solos hacia la escuela, trabajando en la clase, estudiando los recorridos de cada uno de la casa a la escuela, si hay dificultades, si hay peligros, ven los recorridos en un mapa, los niños salen de la escuela con los maestros, si es necesario se pide ayuda a algunos padres, se invita a una guardia urbana, y se recorre el barrio mirando dónde hay peligros. Se estudian juntos las posibilidades de remedio, se encuentran los padres, se discuten por un lado las razones que tenemos de miedo, pero por el otro las necesidades de los niños que tenemos. Es decir no caer en la trampa de hacer que los miedos impidan a nuestros hijos vivir experiencias necesarias. Con esto, seguir hasta que pensemos que estamos listos para empezar: un día organizamos una fiesta, invitamos la banda, la prensa, el intendente y todo cuanto se pueda, y los niños por primera vez van a la escuela sin sus padres. Desde ese día siguen solos, involucrando a comerciantes, vecinos (previa pegatina en sus escaparates de carteles donde se anuncie: NOSOTROS SOMOS AMIGOS DE LOS NIÑOS o algo así) que es una forma de hacer conocer que este comerciante o vecino está dispuesto a brindar ayuda a los niños que lo piden (desde un vaso de agua o un baño, hasta una llamada por teléfono porque se ha olvidado de algo o porque se ha lastimado y quiere comunicarse con su familia, es decir, para ayudar al niño que anda solo por su ciudad las pequeñas necesidades que le surgen)

El niño que al cabo de un tiempito de recorrer solo este trayecto puede saludar a vecinos y comerciantes como amigos, esto lo hará más parte de su ambiente, de su barrio, y será un niño más seguro.
GL: Yo sé que en su libro ud. habla del cemento y de las plazas. ¿por qué no nos cuenta sus ideas?
FP: Más que mis ideas, quiero contarle lo que dicen vuestros niños, y en eso soy muu correcto: cuando cito frases de niños no pongo ni una palabra mía, y registro los nombres de quienes las dijeron. Una niña de Bs.As. “Los adultos siempre ponen los mismos juegos en todas las plazas. Eso no es gracioso porque es como ver la misma película todos los días y no hay sorpresa. Si no hay sorpresa el lugar no es buena para los niños”. Una niña española: “los espacios para niños siempre son horizontales y no es posible esconderse. Si no hay posibilidad de esconderse no es bueno”. Un niño de Bs.As. “Yo quiero que pongan matorrales para que podamos besarnos a escondidas, porque tampoco es bueno el lugar si no podemos besarnos a escondidas”, otros niños opinaban que “un lugar, para ser bueno para niños debe ser: compartido” Esto es muy importante: los niños no quieren lugares “para ellos”, quieren lugares compartidos. En la casa, un niño no quiere estar en su habitación sino en la cocina molestando a su mamá, porque allí tiene el objetivo de su estar con otro. Otra opinión de los niños “no hacen falta policías”. Esto es un símbolo para decir muchas cosas: no hacen falta rejas, no hace falta defensa. Un lugar para niños no debería ser defendido. Otra opinión: “mejor si no hay padres”. Y lo último que me parece muy interesante que lo conozcan los arquitectos: un niño decía “un lugar para ser bueno para los niños no debe ser demasiado seguro”. Eso me parece fundamental: no dice “no debe ser seguro” sino “no debe ser demasiado

seguro”. Es como si este niño dijera: si es demasiado seguro, no hay espacio para mí. Y yo ¿qué hago?. Pienso que un espacio debe ser generoso, esto es, tener niveles distintos, matorrales, posibilidades de subir, bajar, esconderse, ser seguro no porque haya policías o rejas o padres que llevan a los niños de la mano sino seguro simplemente porque hay gente.

GL: ¿cómo se camina hacia concretar una plaza o un lugar de juego de esa forma? Ud. comentaba en su libro: “Un papá le dice a su niño: vamos a la plaza a jugar. Lo lleva de la mano, se sienta y lo vigila mientras juega”. Eso no es entretenido para los niños. Cualquiera que recuerde su propia infancia ¿lo sabrá?
FT: No se puede “acompañar” a un niño a jugar. Hay que dejarlo. Sí podemos “jugar con ellos”, pero esto no es suficiente para toda la necesidad de juego que tiene un niño. Yo sé que cuesta, pero nuestros niños lo necesitan. Hay que escucharlos
Consulta de una oyente:

-“todo muy lindo, pero en la calle hay inseguridad, secuestros, droga. ¿por dónde comenzar por algo que parece una utopía?
GL: Invito a todos a ir pensando, porque este proyecto ya está en marcha- No es una utopía, es posible. Depende de que nosotros hagamos fuerza para concretarlo.
FT: Es un tema complejo. Pero tengamos siempre en cuenta qué necesitan nuestros niños. Moverse juntos es más fácil, moverse solos más difícil. Un niño de Rosario decía “si somos muchos en las calles somos más seguros” lo cual ir a la escuela sólo por mi hijo puede ser complicado, pero si me pongo de acuerdo con todos los padres y los maestros y decimos “desde pasado mañana nuestros hijos van a la escuela solos”, esto es posible. Lo estamos experimentando en ciudades pequeñas y en ciudades grandes. Lamentablemente hoy en día el miedo es uniforme: todos los padres tienen miedo y parece que el tamaño de la ciudad ni favorece ni complica la situación. El problema es que los políticos aprovechan el miedo de la gente para conseguir votos. Nosotros en Italia tenemos el ejército en la calle porque el gobierno piensa que garantiza la seguridad de los ciudadanos poniendo soldados, como si estuviéramos en guerra. Creo que esto consigue exactamente lo opuesto: si la gente nota que hay mucha defensa, aumenta el miedo porque piensa que si hay muchos soldados es porque hay mucho peligro. Creo que la seguridad se consigue con la participación, y juntándose, poniéndose de acuerdo, haciendo elecciones que no sean una respuesta solo a nuestra respuesta egoísta (porque a veces el miedo también es una forma de egoísmo) sino adecuándose a las necesidades de nuestros hijos. Esto lo estamos haciendo y funciona.

– Estoy de acuerdo con todo lo que dijo el profesor. Creo que a los niños hay que darles un lugar de protagonismo.
– Recuerdo cuando niña que nuestros padres no solo acompañaban –compartían- nuestros juegos, sino que nos enseñaban a valorar y disfrutar de la armonía y belleza del paisaje
– En mi ciudad se sacó un “corredor escolar” ¿Ud sabe por qué?
FP: Normalmente estos corredores no tienen un costo muy alto pero algo necesitan. Pero estas cosas son muy frágiles. Solo hace falta que un político diga “no me interesa”.
GL: En su libro hace un comentario muy interesante sobre la política y los intereses que están en juego detrás de este sistema. Ud. dice que los tiempos de los políticos son muy cortos (3-4 años). En ese tiempo tienen que “mostrar” hechos de alto impacto para garantizar los votos de la próxima elección, y todas estas cosas –organizar todo esto, pensar una ciudad para los niños- son cosas de largo plazo, que probablemente de sus frutos en muchos años hacia delante en forma visible. ¿cuáles son los intereses que hay detrás de todo esto en el mundo en general? ¿por qué este aislamiento, esta atomización, esta deserción de la ciudad, este individualismo, este encierro cada vez más exacerbado, según su mirada?
FT: yo encuentro sobre este tema específico un conflicto nuevo. Desde siempre la escuela, por ejemplo, ha tenido un conflicto con los alumnos: yo cuando era niño, por ejemplo, no iba contento a la escuela. Para mí era un sacrificio. Y creo que actualmente con muchos niños pasa lo mismo. También es normal encontrar un conflicto entre los automóviles y los niños, porque el auto crea peligros, disturbios, ocupa espacio, etc. Lo que es nuevo es un conflicto entre los niños y sus propios padres. Esto no es que no era desde siempre. ¿qué significa esto? Significa que los niños piden autonomía, libertad. Y los padres a la política piden más seguridad, más control, más garantía para los niños. Y la política siempre se pone con los padres ¿por qué? Porque los padres son los que votan, los que tienen poder y contentar a los padres significa garantizar el consenso. El tema es que, aún siendo esto bueno, poniéndose al lado

de los padres nos ponemos en contra de los niños. En cambio, poniéndonos al lado de los niños no nos ponemos en contra de los padres. Al contrario, porque una ciudad adecuada para los niños es mejor para todos. Ponerse contra los niños significa no ponerse por el bien de la ciudad misma.

– Conocí el caso de una señora que se quejó a la policía porque un niño jugaba en la vereda de su casa y la molestaba. El niño fue arrestado.
Este año cumple 20 años la Convención de los Derechos del niño. Argentina la ha hecho suya modificando la Constitución misma, con lo cual hay una ley sobre infancia muy comprometida. En el Art.31 dice que “los niños –los menores de 18 años-tienen derecho a jugar” , por lo cual un policía o público oficial no puede arrestarlo por estar jugando. Al contrario, lo correcto es que ese oficial comunique la queja del adulto, quien tiene que ser sancionado por eso.
“…me preguntó mi niño qué era la vida. Le dije que una rosa llena de espinas.

De los sueños me dijo que le contara. Le conté que era un mundo lleno de magia.

Me preguntó mi niño qué era el futuro Le dije la esperanza de cada uno

Si sabía, me dijo, de las promesas, Son palabras que a veces no hallan respuesta.
Y pregunta que va y pregunta que viene

Preguntando se llega donde uno quiere

 

De la muerte me dijo saber quería, le dije que era un viaje solo de ida

Y del amor me dijo que le contara. Le conté que era un mundo lleno de magia

Quiso saber entonces qué era el infierno. Le dije: son los hombres sin sentimientos.

Y de Dios me pedía que yo le hablara. Le conté que era el “todo” como “la nada”

UNA CIUDAD APTA PARA LOS NIÑOS ES UNA CIUDAD APTA PARA TODOS.

Esa es la propuesta de La ciudad de los niños. Hacemos también nuestra esta causa del Profesor, y bregamos por que haya muchas más ciudades de los niños. Hasta cualquier momento, profesor
  

Derechos internacionales del niño

Todos los niños y niñas deben tener los mismos derechos sin distinción de sexo, color, religión o condición económica.

Los niños y niñas deben disponer de todos los medios necesarios para crecer física, mental y espiritualmente, en condiciones de libertad y dignidad.

Los niños y niñas tienen derecho a un nombre y una nacionalidad desde el momento de su nacimiento.

Los niños y niñas y sus madres tienen derecho a disfrutar de una buena alimentación, de una vivienda digna y de una atención sanitaria especial.

Los niños y niñas con enfermedades físicas y psíquicas deben recibir atención especial y la educación adecuada a sus condiciones.

Los niños y niñas han de recibir el amor y la comprensión de sus padres y crecer bajo su responsabilidad. La sociedad debe preocuparse de los niños y niñas sin familia.

Los niños y niñas tienen derecho a la educación, a la cultura y al juego.

Los niños y niñas deben ser los primeros en recibir protección en caso de peligro o accidente.

Los niños y las niñas deben estar protegidos contra cualquier forma de explotación y abandono que perjudique su salud y educación.

Los niños y niñas han de ser educados en un espíritu de comprensión, paz y amistad y han de estar protegidos contra el racismo y la intolerancia.