La dimensión social del evangelio: construir el reino desde mi vida cotidiana

jueves, 18 de abril de 2019
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17/04/2019 – Esta semana iniciamos un nuevo ciclo donde abordamos la Dimensión Social del Evangelio. ¿Cómo contagiar el evangelio como propuesta de vida, todos los días en lo cotidiano?. Lo conversamos con la Lic en Psicología Patricia Dubini, profesora universitaria, con muchos años de participación en la Pastoral de Juventudes de la Arquidiócesis de Córdoba y en Acción Católica Argentina. Además, seguimos profundizando en los Ecos de la Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019; esta semana, la invitación de Francisco a dejarnos abrazar por el Señor desde la cruz.

Programa completo

“En la Acción católica descubrí lo que es la vocación del laico: la misión no se vive encerrado en la parroquia” Patricia Dubini

Patricia Dubini comenzó diciendo que la dimensión social del evangelio se desprende automáticamente del encuentro con Jesucristo. “Mi relación personal con Dios y mi vida de todos los días son dos caras de una misma moneda”, explicó. Jesús pasa más del 70% del evangelio curando enfermos, alimentando a la gente, expulsando malos espíritus. El 30 % restante, se dedica a explicar esos gestos.

“Sería una contradicción vivir mi fe como algo que me aísla y que no se traduce en algo que se difunde y se comunica allí donde yo estoy. Se vive fraternamente y se comparte, no solamente en ámbitos de fe sino en los ambientes donde nos movemos todos los días: en la familia, en la facultad, en el comercio, en el barrio, etc”.

“No se trata de discursos ni sermones, menos decirle al otro lo que tiene que hacer. En todo caso cada uno lo descubrirá cuando Dios toque su vida. Las palabras tendrán que surgir de que doy razones de lo que vivo. No son gestos aislados, sino mi vida misma”, comentó.

Alertó sobre la tentación de mantener mi relación con Dios como algo privado e “intimista” y que por ende no tiene nada que ver con los demás. “Cuando Dios se metió en mi corazón toca todos los ámbitos de mi vida y nada puede quedar ajeno a su presencia y a sus modos”, comentó. De ahí la necesidad de estar abiertos a la voz del Señor, que se manifiesta en la oración, pero también en las situaciones con las que me enfrento a diario: es imposible encontrarnos con realidades de profunda pobreza, de injusticias, de soledad y sufrimiento, y permanecer al margen quedándonos en nuestro propio bienestar.

“Es todo un estilo de vida que se tiene que transformar, como algo habitual y encarnado, que se hace vida cotidiana en todos los aspectos de la vida” explicó.

Además, Patricia habló de la necesidad de integrar oración con la actividad. “No son cosas opuestas, al contrario. La actividad termina desgastándonos cuando es pura actividad… Y la oración que es pura oración si no nos lleva a actuar, también es sospechosa. Dios nos impulsa a salir al encuentro de los otros y al servicio. Y la acción debería ser expresión de una vida, no solo una actividad “.

“No es que vivo mi vida y aparte hago algo. Toda mi vida tiene que ser una respuesta a los problemas de la humanidad” aclaró.

 

Micro JMJ Panamá: dejarnos abrazar por la cruz de Jesús

En este micro buscamos comprender más profundamente los mensajes tan ricos que el Papa Francisco nos regaló en Panamá. Junto al Padre Hernán Ceballos, sacerdote cordobés, Técnico en Comunicación y un apasionado del evangelio, comenzaremos a desmenuzar los ecos de la JMJ.

Nos habló de cómo es el amor del Señor y lo comparó con la imagen de un abrazo “El amor del Señor es más grande que todas nuestras contradicciones, que todas nuestras fragilidades y que todas nuestras pequeñeces. Pero es precisamente a través de nuestras contradicciones, fragilidades y pequeñeces como Él quiere escribir esta historia de amor. Porque la verdadera caída –atención a esto– la verdadera caída, la que es capaz de arruinarnos la vida es la de permanecer en el piso y no dejarse ayudar».

Jesús nos abraza de par en par en la cruz y nos invita a volvernos a poner de pie. No importa cuantas veces nos caigamos, lo importante es dejarnos abrazar por la pascua, por Jesús. Y que ese abrazo llegue a ser un abrazo eterno. Como dice la canción de Abel Pintos “ojalá tu abrazo fuera un cielo eterno, ojalá mi mundo terminara en tí. Gracias a la vida y a vos que te tengo”.

Hernán invitó a dejarnos abrazar por el Señor en esta pascua.