La fe: virtud teologal, don de Dios que viene del cielo

martes, 15 de julio de 2008
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El justo vivirá por la fe

Romanos 1; 17

¿Que es la fe? La fe es la virtud teológica que viene de Dios que va a Dios por la que creemos en El y en todo lo que El nos ha dicho y revelado. Lo que la Iglesia nos propone porque El, Señor de la historia, es la verdad en si misma. No nosotros por las fe nos entregamos entera y libremente a éste Dios vivo que ha venido a no proponernos una doctrina sino ofrecernos su propia vida.

Adherimos al hecho, a la realidad de la ofrenda de la vida de Jesús para darnos vida y en el momento mismo en que hacemos éste acto de confianza y de adhesión a su persona nosotros somos habitados interiormente por el mismo Dios hasta poder llegar a decir con el Apóstol San Pablo ya no soy yo quien vive, es la persona de Jesús que vive en mi. Inhabitados interiormente por la presencia del Dios vivo en el acto de fe esa inhabitación, que afecta, que toca de alguna manera a todos los hombres se actualiza y particularmente por la caridad.

En Gálatas 5,6 la fe viva dice el Apóstol Pablo, actúa por la caridad. ¿ Porqué? Porque la caridad nos hace salir de nosotros mismos para ir a otro. Este otro hacia donde vamos es OTRO con mayúsculas. La fe es movida por la caridad que nos hace salir de nuestro mundo para entrar en otro mundo. En éste caso el mundo en el que entramos es el mundo de lo sobrenatural. La palabra fe proviene del latín: fides y significa creer. En éste caso es aceptar, creer la Palabra de otro.

Este otro como decíamos es veraz y es con mayúsculas. Es Dios. El motivo básico de toda fe es la autoridad. Yo creo no por las razones que esgrime Alejandro a la hora de invitarme a la confianza en la tarea que hace. No todos los días el tiene que explicarme como es que va a hacer con la música con la que compartimos la tarea.

Yo creo en la tarea que el hace porque en su hacer me ha demostrado la autoridad que tiene sobre la función y el arte de administrar la música para compartir junto éste espacio.

El cree en la tarea que yo hago y juntos por éste don de creernos mutuamente y por la autoridad que funciona como lugar de confianza, entre nosotros podemos entregarnos libremente a compartir la tarea. La autoridad es el peso con que los acontecimientos humanos nos invitan en lo que de positivo tienen a sencillamente entregarnos. Cuando una persona, una institución, un grupo pierde autoridad, pierde confiabilidad.

Ayer escuchaba a un economista argentino hablando sobre las dificultades que históricamente hace tiempo la Argentina tiene para atraer personas que quieran invertir para hacer crecer la productividad de nuestra nación y también ellos tener su beneficio económico al respecto y la razón última por cual las inversiones no llegan a la Argentina es porque el sistema político y jurídico no ofrece credibilidad. Es decir no tiene autoridad. No es confiable la Argentina. Donde los escenarios políticos y sociales permanentemente están cambiando de leyes porque no hay políticas de estado sobre las cuales se está sustentando el proyecto nacional hace que quien mira a la Argentina desde afuera dice: estos tipos hoy van para allá y mañana para acá. No se entiende adonde se va.

Cuando desde afuera nos leen así dicen: estos no saben donde van y el que no sabe adonde va o es un niño o un adolescente y un niño y un adolescente no pueden tener autoridad. Están más para ser conducidos que para conducir, para ser guiados que para guiar. La falta de autoridad hace que se pierda la credibilidad.

En el caso de nuestra relación con Dios lo que hace que nosotros creamos en lo que El nos dice está dado por la autoridad con la que el acontecimiento de Dios en medio de nuestra vida trabaja, opera. Yo confío en Dios porque me ha demostrado históricamente que El está aunque a veces mi impresión interior, mi sensación es de oscuridad, El está.

Anoche veía con el Padre Francisco, el cura con el que vivo aquí en Córdoba, la primera parte de la película del Padre Pío y el le contaba a un hermano suyo confesor como en muchos momentos sentía la oscuridad de la fe pero como también en medio del tormento de la oscuridad de la fe el estaba parado en un lugar donde sabía que Dios estaba. Como fue desde mi niñez, decía el. Es decir desde siempre. Dios está. Este Dios que está nos da firmeza interior para poder entregarnos a lo que El nos pida y quiera de nuestra vida.

Eso es creer. Eso es creerle a Dios. No solamente creer en Dios sino creerle a éste Dios vivo. A Dios le debemos una fe que es absoluta porque El tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz.

Mi creencia para Alejandro y la de Alejandro para conmigo en la tarea que hacemos es una creencia como cualquier otra creencia humana, tomo esto como ejemplo, relativa porque somos limitados y nosotros nos creemos en lo que vamos haciendo pero también necesitamos acompañarnos en nuestra fragilidad en lo que vamos haciendo.

Nosotros a Dios en cierto modo no lo acompañamos, nos entregamos. El si nos acompaña porque El que cree en nosotros absolutamente, sabe que somos personas limitadas entonces su presencia es de constante compañía. Nosotros para con Dios es de constante entrega la que está llamado a ser .

La fe es una virtud que viene del cielo y por eso le llamamos teologal. Teos quiere decir Dios, viene de Dios. Es una virtud, es una fuerza, es una Gracia que viene del cielo. La tenemos por la Gracia y el don del Bautismo y crece en nosotros cuando la pedimos y cuando la actuamos. Yo digo, es como un músculo. Siempre me acuerdo cuando tuve yeso en el pie y tuve por cincuenta días cuando se me cortó el tendón de Aquiles y me sacaron el yeso.

Toda la musculatura de la pierna derecha donde estuvo la lesión estaba frágil, había que rehabilitarla porque no se había ejercitado por eso los músculos estaban fofos. Así también pasa con la fe. La fe cuando no se ejercita, cuando no hacemos actos de confianza, de creencia es como que el músculo de la fe se va debilitando y cuando esto ha ocurrido por tiempo hay que rehabilitar la fe. Esta es la tarea de reproponerla en el mundo que ha perdido el vínculo con Dios y por eso Juan Pablo II ha hablado de una nueva evangelización.

Hay que proponer la fe de nuevo en Jesucristo, hay que reproponerla para rehabilitar a las personas en su creer. Es un don que pedimos y es un ejercicio de respuesta a la iniciativa de Dios.¿ Como es un acto de fe? Es una respuesta a una propuesta que Dios me hace y ¿ como se entiende la propuesta de Dios? Cuando yo abro mis oídos, cuando yo me dispongo a escucharlo, cuando yo me abro a entender que hay uno que es Señor de loa historia y guía mi vida y que hoy me está invitando a tener relación con El, vínculo con El en todo y en cada cosa de mi vida. Cuando yo entiendo que es aquella iniciativa de Dios la que me pide en ese momento hago un acto de fe que responde a esa iniciativa suya.

Particularmente esto ocurre en la oración. Particularmente esto ocurre cuando en circunstancias determinadas de salud, de trabajo, de vínculos nosotros que hacemos que vaya todo de la mejor manera primero hacemos un acto de confianza en el Señor como Señor de la historia. Renovados en la fe, virtud teologal, para que nuestra vida sea tomada no desde cualquier lugar sino desde arriba donde todo se ordena.

En su sentido bíblico la fe puede describirse como una plena adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Palabra de Dios. Vamos por parte. Adhesión. Nos adherimos, nos pegamos, nos hacemos uno con lo que Dios dice en su Palabra. Esto por un acto inteligente y de la voluntad.

No como quien se deja llevar por la emoción, el sacudón, la conmoción que puede generar esporádicamente, espasmódicamente un encuentro con lo divino sino como quien deja salir de si el deseo más hondo y profundo de trascender y de encontrar una respuesta que sea válida a todas sus preguntas, las más de fondo, aquellas que tienen que ver, ¿de donde vengo? ¿A dónde voy? ¿ quien soy? ¿ cual es la razón de ser de mi vida? ¿Qué sentido tiene la historia? ¿ porqué el mal? ¿ y la muerte es la última palabra? ¿ que sentido tiene la enfermedad?

Todo esto que surge en el corazón del hombre cuando se pone en situación de crisis por alguna realidad que le invita a encontrar respuesta permite dar desde la fe una mirada sobre el misterio de la vida y podemos encontrar respuesta ante el misterio de la vida desde una búsqueda que no pude ser sino por ser humana, inteligente y no pude ser sino libre y en éste ejercicio de la voluntad que nos hace adherir a lo que nos trasciende que es un Señor de la historia que llamamos Dios y que no solamente tiene algo para decirnos sino su vida para compartirnos.

En éste sentido la fe y la adhesión de la fe no es a Dios que existe sino a Dios Señor de la historia que camina junto a mi. En los Evangelios la fe se desenvuelve con revelación del Reino de Dios cuyo centro es la persona de Jesús.

Allí El enseña, dicen los textos evangélicos, como quien tiene autoridad y sus signos, diría el Evangelio de San Juan, sus milagros, dicen Lucas, Mateo y Marcos, confirman lo que El dice. Sin embargo Cristo deja claro que hace falta la Gracia del Padre para tener fe. Esta Gracia y ésta correspondencia de la fe en Jesús el Mesías se refleja perfectamente como Gracia en la confesión de Pedro y Jesús lo remarca: tu me has dicho que soy el Mesías. Feliz de ti Simón porque esto no viene de tu propia carne esto viene del cielo, ha sido el Espíritu quien lo ha inspirado en tu corazón. La fe del centurión al final de la vida de Jesús es considerada como maravillosa, no he visto en toda Jerusalén alguien con tanta fe como éste hombre.

No depende de una cultura, desde un culto. Por eso Jesús remarca la fe a veces de personas que están fuera del ámbito de Israel y trae a colación la fe de éste centurión y pone como ejemplo un buen samaritano que en el camino de la vida cuando se encontró con un herido después que pasaron todos los personajes referentes de fe de Israel y no fueron a su encuentro, éste que no era de Israel, que era un extranjero, entendió que solo por el amor su respuesta a lo que estaba pasando merecía ser considerado como feliz, bienaventurado también.

El camino de la fe viene de la mano de Dios y lo actúa Jesús en nosotros. Lo dicen muchas veces quienes se encuentran con El y su autoridad di solo una palabra y todo volverá a su lugar. El modelo de la fe es María. Ella cree y deja que Dios obre en su Hijo que se cumpla en mi la Palabra. La Palabra Jesús. María recibe de Isabel la confirmación de la alegría con que Dios ve su respuesta feliz de ti por haber creído en la Palabra del Señor.

Como consecuencia inmediata el camino de la fe genera éste gozo, ésta alegría. Cuando uno responde en la fe responde con gozo, con alegría. Ayer en la película el Padre Pío decía: recen, pero para que sepan si su oración es verdadera fíjense si va acompañada de una sonrisa porque la verdad de nuestra oración, de nuestra fe nos tiene que poner felices feliz de ti por haber creído. Si la fe se actúa en la oración una persona que ora debe resplandecer de gozo, de alegría. Si por ahí decimos nosotros que al Cristianismo le falta contundencia de gozo para atraer a los que no creen entonces estamos diciendo a nuestro Cristianismo le falta fe. Y ¿como viene la fe?. Por la mano de la oración.

A nuestra fe le falta oración, le falta vigor, le falta fortaleza. Habitualmente el camino de la fe crece de la mano de la oración. Por eso la insistencia de orar por parte de Jesús constantemente. Recen para no caer en tentación. Recen porque la Gracia está cerca pero la carne es frágil, es débil. Oremos para que crezca nuestra fe.