La importancia de la familia

martes, 16 de agosto de 2011
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Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.

(Deutoronomio 6.4-9).

 

Lo que hemos oído y aprendido, lo que nos contaron nuestros padres, no queremos ocultarlo a nuestros hijos, lo narraremos a la próxima generación: son las glorias del Señor y su poder, las maravillas que él realizó.(Salmo 78/77)

Señor, que tu amor, nos conserve siempre unidos y en paz. AMÉN.

Y estamos hoy reunidos en esta catequesis, que venimos haciendo centrado mas en este mes . En Córdoba y en muchos lugares del país, el mes de la caridad, pero también celebramos en todo el país, el día del catequista.

 Queremos mirar y pensar esto tan hermoso, que es la catequesis familiar.

Esa catequesis que todos de una y otra manera, hemos recibido en nuestras casas.

Justo hoy es que dice: -El que acumula mucho recuerdos felices, de su infancia, ese ya está salvado para siempre.

Por eso queremos mirar nuestras familias, y hacer memoria agradecida de todo aquello que fuimos aprendiendo en casa.

Esa señal de la cruz, que a lo mejor mamá, me supo enseñar tomándome de mis manos pequeñas.

Ese padre nuestro, que empezamos a repetir.

Esa bendición del pan de cada día.

La catequesis y la familia, mis padres, como mis primeros educadores en la fe.

Ese es el tema que les propongo en esta mañana, podamos juntos reflexionar, pensar, dar gracias.

Sobre todo en esta tierra Argentina, que ha sido, el lugar del mundo donde más se ha desarrollado la catequesis familiar. Es una gran riqueza, un gran don, pero también un gran desafío.

Cuando Juan Pablo II vino a visitarnos a la Argentina, por segunda vez. En la vigilia con los jóvenes, en la Av.9 de Julio.

Un jóven le preguntó: – Santo Padre,- ¿cuál es el problema mas grande de la humanidad?- Juan Pablo – después de pensar un poco, le respondió con firmeza: – el drama mas grande de la humanidad, es un hombre que no reconoce a Dios como padre -.

Porque una humanidad que no tiene a Dios como padre, nunca podrá vivir como hermano.

A mi me hace pensar, que si también en esta humanidad empezamos a perder, la fuerza de la familia, las raíces de tener un padre, una madre, nos vá a resultar muy difícil vivir como hermanos.

Pidamos a Dios en este día, que nos ayude a encontrarnos en esto tan hermoso, que es la realidad de una familia, que es como la tierra fértil, donde se puede crecer en la fe.

Los invito a recordar, nuestras propias familias, a buscar en esa casa donde yo me crié, el lugar del encuentro familiar.

Porque toda la palabra de Dios, nos vá como enseñando, lo hermoso que es transmitir unos a otros.

Transmitir los valores, convicciones, sertezas que nos sirve para nuestro caminar.

A veces cuando estoy con los chicos de la catequesis, les pregunto:-¿quién les enseñó a lavarse los dientes?- y siempre la respuesta es la misma….mamá.

¿Y que pasaría si no se lavan los dientes? y – tendríamos caríes, nos saldrían bichitos, nos harían mal a los dientes-.

Si en nuestra familia, nuestra experiencia personal, no tenemos esa cálida catequesis de casa. Nuestro corazón también se vá a llenar de bichitos.

Nuestro corazón va empezar perder frescura.

Por eso agradecemos a Dios, que Él haya querido regalarnos este camino de evangelización, que es la catequesis familiar.

Y podamos mirar la diosecis de Posadas, la diosecis de Reconquista, la diosecis de Santa Fé, la diosecis de San Isidrio, la diosecis de la Patagonia, que han sido pioneros de la catequesis familiar.

Recuerdo que fuí a estudiar a Roma 2 años, y con sorpresa me encontré que en el centro de catequesis de Roma, utilizaban unos libros de catequesis familiar en la Argentina. Cuando habían venido para la Jornada Mundial de la Juventud, se quedaron sorprendidos, gratamente sorprendidos de esto tan hermoso que hay en nuestra tierra.

Eso que para ellos, casi es imposible pensar, que mamá, papá, asuman con responsabilidad el hecho de ser los primeros educadores de la fe de sus hijos.

Que se alegren, que la pasión de La Primera Comunión, les permita desarrollar esta tarea tan hermosa, de ser catequistas de sus hijos.

Por eso pidamos hoy en este día, que podamos mirar la familia como el primer lugar de la educación de la fe.

La familia como la matríz, de las cosas mas lindas que tenemos. Nuestra familia real tal como es, con sus límites, defectos, cruces y heridas, pero nunca nos cansaremos de decir, gracias Señor, por haberme regalado una familia.

El Papa Juan Pablo II nos dijo: – Familia ser lo que eres, familia, descubre tu identidad, de ser, íntima comunidad de vida y de amor, con la misión, de custodiar, revelar y comunicar, el amor como reflejo del amor de Dios, del amor de Cristo, por la Iglesia su esposa.

Es cierto que a veces sucede, en algunos lugares la catequesis familiar, no se concreta la preparación de la Primera Comunión, algunos creen que es muy difiícil, que es imposible, pero todos los que de una y otra manera hemos tenido la gracia de conocer la catequesis familiar, estamos convencidos que vale la pena, hacer el esfuerzo.

Y buscar de una u otra manera, que los papás no se pierdan esa ocasión, única, de poder acompañar a sus hijos con motivo a la Primera Comunión.

En una catequesis familiar que tiene sus orígenes, en la misma pedagogía de Dios a lo largo de su historia de salvación.

Los invito que por un momento, nos imaginemos allá en Nazaret.

Jesús, José y María, y así, en ese clima de oración de la Sagrada Familia. Jesús va escuchando de labios de sus padres, eso que ha sido una constante de Dios. Un Dios, que es fiel, que porque es fiel siempre nos dice lo mismo: -Poned estas palabras en vuestro corazón, y vuestra alma. Atárlas a vuestra mano, como una señal. Como recordatorio ante vuestros ojos, enseñárselas a vuestros hijos, hablándo de ellos cuando estés en casa, y cuando vayas de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y cuando pregunten vuestros hijos: -¿que representan para vosotros este rito? – respondereís: – éste es el sacrificio de la pascua de Yavet, que pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto. Cuando hirió a los Egipcios y salvó nuestras casas.

A veces, no nos damos cuenta que Jesús encarnó en su vida, aquello que aprendió en el hogar de Nazaret.

La predicación de Jesús se apoyó mucho mas de lo que generalmente se piensa en el espacio familiar. En Farnaún, la casa de Pedro, fue el centro de reunión y predicación para la ciudad.

Cuando sube a Jerusalén, uno de los lugares de referencia, se encuentra en Betania, la casa de su amigo Lázaro, incluso será la casa de un amigo, el lugar elegido para el Señor, para celebrar La Última Cena.

Es justamente una celebración familiar, celebración de la Pascua Judía, la que elije Jesús para dejarnos, el memorial de su Amor.

Y descubrimos que es muy propio de Jesús, Jesús enseña en la calle, en medio de la vida.

En el evangelio aparece Jesús mucho mas en las casas, que en templo o la zinagoga.

Pablo cuando comieza a escribir sus cartas, va a repetir una palabra en griego, "oicos", que traducido significa, casa, familia.

Es el lugar donde la iglesia, realiza su actividad, no es que, cuando comenzó la actividad de la iglesia, hicieron parroquias, templos, iglesisas, capillas.

La iglesia se constituía, cuando el evangelio llegaba a una casa a una familia.

Son muchos textos de Pablo, donde aparece la comunidad de las casas, ahí aparece la hospitalidad, la palabra de Dios compartida. También ivan al templo ciertamente, pero en las casas celebraban la fracción de pan, empezaba a descubrir la novedad del domingo. Las casas de Centurión Cornedio, de Lidia, de Crispo, de Estefanás, cuantas casas aparecen relatadas en los Hechos de los Apósteles.

Podemos decir que la casa, es reunión, es el lugar, de la reunión de los cristianos de la primera hora. Son las primeras iglesisas.

Ahí se identifica ese mensaje de Jesús y los padres de lglesia tan importante para toda la tradición Apostólica, ellos también cuentan, que quienes los han llevado a encontrarse con Jesús, han sido sus padres.

San Juan Crisóstomo es terminante en señalar, que los padres acompañen y ayuden a sus hijos, en el crecimiento de la fe. También Origenes pero sobre todo San Agustín, nos dice hermosamente: – cada cual en su casa, si es cabeza de familia, debe hacer el oficio de Picospal ,viendo que doctrina, profesan los suyos y procurando no incurra ningún familiar en eregía, a vuestros pequeños no los dejeís de la mano, contribuir a la salvación de vuestro hogar, con todo esmero. Si esto haceís, daís reditos, no sereís siervos peresozos, ni tendreís que temer la horrible sanción, que a Él se le impuso.-

San Agustín, llega a decir que la tarea de los padres en la casa, casi de un Obispo. Porque tiene que acompañar, cuidar, guiar en la fe, y eso va transcurriendo todo en la edad media. Son los padres los que van educando, enseñando, catequesis, la educación cristiana es en parte, en la familia, en la lectura de la palabra de Dios, donde se conoce la historia de la salvación, en el enseñar también las oraciones, los mandamientos, la explicación del Padre Nuestro, del símbolo.

Pero es verdad que en algún momento, todo eso empieza a mezclarse con demasiado devociones intimistas, se empieza a deformar con enseñanzas demasiadas moralistas. De moral pero sin seguimiento a Cristo.

Así empieza a empobrecer esa catequesis que se dá en la casa. Es necesario una reforma.

El Consiglio de Trento le vá a encargar a los sacerdotes, asúman mas vivamente la catequesis de los chicos.

Reforma que también se transforma en una renovación de toda la catequesis, con muchas congregaciones religiosas, que empiezan hacerse cargo de la fomación religiosa. Reforma y renovación que también llegará a las escuelas, siendo entoncés la doctrina cristiana enseñada desde el colegio.

Y todo esto ha sido un gran bien, pero sin embargo, despacito fue como desplazando a la familia de esta tarea tan importante. Y de alguna manera la familia se fue al banco de suplente, dejó de jugar el partido. Se Terciarizó la educación de la fe, a curas, colegios,religiosos.

Se fue perdiendo como ese nexo con la vida, y la catequesis empezó a ser muy doctrinal, empezó a escolarizarse. Y fue necesario el soplo grande del Consiglo Vaticano Segundo, para volvernos a poner en sintonía, con lo que la iglesia hizo siempre, reforma, renovación del Consiglio Vaticano Segundo, que en la Argentina tuvo inmediatamente un fruto muy esperado. La familia vuelve a ser, la gran protagonista de la educación de sus hijos.

Los padres cristianos son los primeros educadores de la fe, y eso que afirma el Consiglio Vaticano Segundo, con mucha claridad, empieza hacerse eco, realidad en movimientos de renovación de la catequesis, Chile, Argentina toman la bandera.

Los padres los educadores de la fe. Los primeros catequistas de sus hijos, y allí llegó ciertamente una gran bendición para nuestra tierra.

Ciertamente nosotros, tenemos que reconocer que hay muchas, muchas cosas que le debemos a nuestros padres.

A veces nos han enseñado directamente a rezar la palabra de Dios, a veces nos han enseñando con algunas actitudes, porque ellos en casa no pueden actuar, ellos los que dicen, lo muestran, ahí se vé la verdadera unión entre la fe y la vida, de ser solidario, perdonar, a saber dialogar.

Como Juan Pablo II, perdió a su mamá de chiquito, como recordó siempre a su mamá y a su padre. Cuenta que se emocionaba ver rezar a su padre de rodillas, un hombre bien viril, militar, que sabía de tantos sufrimientos, y se ponia de rodillas para rezar.

Te propongo en esta mañana, nos regalemos esos recuerdos lindos, seamos capaces de descubrir, aquello que el Señor nos ofreció en nuestras casas o que nos ofrece, porque que lindo por ahi, que te enseño tu familia con respecto a Dios, en tu vida cristiana tuvieron algo que ver tus padres, te ha ayudado la catequesis familiar, para crecer en el diálogo con tus hijos, para profundizar y renovar tu encuentro con Jesús.

En que lugar de la casa te encontrás como familia, a lo mejor tenés un altarcito, una imágen religiosa donde vos, personalmente rezas.¿ Pero cual es el santaurio de la casa?, donde se encuentran, comparten la vida.

Hoy conmigo desde los estudios de Radio María, en Buenos Aires, Nicolás un joven de la parroquia, de la comunidad parroquial, ya que mi parroquia Nuestra Señora del Rosario y Radio Maria estamos muy unidos y ya soñando con la misión que vamos hacer juntos en Octubre.

Nicolás es quién ha leído la Palabra de Dios, y ahora le vamos a dar la bienvenida. Sería lindo Nicolás, compartir alguna experiencia lo que ha significado para nosostros nuestra familia.

Cuando me ordené como Sacerdote, tuve mi primera misa, una de las parroquias que había estado como seminarista, Nuestra Señora Misericordia en Mataderos. Un lugar con mucha presencia de familias italianas, mi padre ya había fallecido,vivía mamá y al comenzar la misa hicieron que mi madre, me revistiera y cuando ella, me puso la Estola, la Casulla, emocionada, mujer de pocas palabras, me dijo: Alejandro que sea siempre para servir, la Estola no símbolo de poder sino de servicio. Y me quedó dando vueltas, eso que me dijo, y cuando llegó el momento del besa mano, la llamé y pobre en su pudor, hize poner mis manos junto a las suyas, para que la gente besara los anillos de mi padre y de mi madre. Pues yo todo lo que soy como sacerdote, se lo debo a ellos. Si en la parroquia puedo crear un clima familiar, es porque lo mamé en casa. Con mis dos hermanos sacerdotes decidimos, que los anillos de nuestros padres ya en el cielo, estuvieran en uno de los Cáliz que tenemos, y es el Cáliz con el cual celebramos cuando nos reunimos en familia, dándo gracias a Dios, por eso tan lindo que pudimos compartir.

Compartir y dar gracias de Nicolas, sin duda Padre, mi familia me habló siempre de Jesús pero siempre con los gestos, amor, diálogo, cariñó, el recuerdo de las cenas todos juntos en la cocina o el comedor, esa enseñanza de mis padres de la confianza, aún en los tiempos mas difíciles.

Doy fe, porque ustedes saben, que todos los parrocos, comemos en las casas de gente. Soy todo lo opuesto al Padre Javier, él es el flaco y yo el gordo.

Es muy linda la casa de Nico, como muchas casas donde voy, lo primero que me fijo si hay televisor en el comedor, cuando no hay televisor en comedor, la cena es distinta, el centro está, en los que están en la mesa.

Cuando éste, está en el comedor, más que un comedor, parece una sala de proyección.

Pidamos siempre al Señor que cuidemos la mesa. Cuidemos que no nos roben la mesa de los domingos, hacer de esta una fiesta.

La mesa es la que nos permite vivir unidos, en la mesa compartirmos no solo la comida, sino que compartimos la vida, compartimos las alegrías que se hacen mas grandes han poderlas compartir, pero también las tristezas que al compartirlas no nos sentimos tan solos, las estamos llevando entre todos.

Los niños entre los 2 a 7 años, es la oportunidad de enseñarles a rezar al dormir, es una linda experiencia saber que están acompañados por el Buen Pastor, que la noche simplemente es descansar con Jesús.

Si creamos ese hábito, cada noche rezamos con ellos, darle la bendición antes de dormir, le estaremos dejando la experiencia religiosa de ese niño, que mañana estará llamado a ser un adulto, algo importantísimo, " el Señor es mi Pastor nada me puede faltar".

No decimos, nada me puede pasar, no somos demagogos, que prometemos que no vas a tener ningún problema, pero le prometemos lo más lindo que le podemos prometer a una persona, que Dios te vá acompañar siempre.

Por eso apostamos por la catequesis familiar, vale la pena apostar por los pequeños gestos familiares, vale la pena recuperar la tradición de la liturgía familiar, de bendecir la mesa, de rezar a la noche, de aprender que esa mesa, está abierta para todos.

Un sacerdote que vino de Europa,dijo como lo sorprendía, ver en las iglesias, cuantos niños y cuantos ansianos, y como en las casas, los ansianos se les dejaba un lugar. Nuestras riquezas familiar tienen las frescuras de los niños, el ruido, los llantos y los tiene también la sabiduría de los abuelos, de los bisabuelos, que lindo, sabio, que enriquecedor una familia donde hay dos, tres, cuatro generaciones, es una riqueza extraordinaria, que no se puede comprar con todo el oro del mundo.

Cuando recordamos todos estos momentos y los que tenemos a nuestros padres en el cielo, nos dá un poco de tristeza.

San Agustín dice que nunca nos vamos acostumbrar a la pérdida de nuestros padres, porque es un dolor que ahora no podemos compartir con ellos.

Pero San Agustín, también nos dice, nunca van a dejar de ser nuestros padres, y desde el cielo nos van acompañar, como las estrellas de Belén, nos van a recordar, que tenemos un lugar que vamos a ser familia para siempre, en la gran mesa de nuestro Padre.

Les propongo e invito a brindar, con un mate, a esa mamá preparando ese desayudando hacerlo con mucho amor, llamando a un familiar, mirando a esa foto de mi mami, de mi papi y darle un beso y decirles gracias por todo lo que me has dado, con una sonrisa a este día que comienza y quizás tenga algo de difícil, nos regalamos el sentirnos familia, nos

regalamos siendo parte de una historia, hemos recibido algo muy lindo, lo tenemos que transmitir para que otras generaciones puedan cantar con nosotros las maravillas de Dios.

Que hermoso ha sido el ejemplo de Juan Pablo, Dios misteriosamente hizo que su familia lo acompañara muy poquito tiempo de su vida, pero fue tan fuerte esa experiencia, que Él llevó alegría a todos, Él peregrinó llevando esperanza, Él nos dijo una y otra vez – No tengan miedo, abran las puertas a Cristo -.

Que nuestras familias no tengan miedo, que nuestras familias le puedan abrir las puertas a Cristo, porque Cristo nos ama y nos hace familia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Salmo 78 (77)