La infancia de Jesús, por Lucas

miércoles, 13 de diciembre de 2023
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13/12/2023 – En el ciclo bíblico, el padre Marcelo Carraza, director de la Junta Nacional de Catequesis, habló de la infancia de Jesús relatada por san Lucas. “La materia común a los cuatro evangelistas comienza con la vida pública de Jesús y, más concretamente, con el ministerio de su precursor, Juan el Bautista. El evangelio de Juan antepone un prólogo; pero los Evangelios de Mateo y de Lucas, en los dos primeros capítulos, refieren algunos episodios sobre el nacimiento, niñez y vida oculta de Jesús. Se ha convenido actualmente llamarlos Evangelios de la Infancia. Podríamos decir que no son sinópticos cuando se trata de la infancia, pues no es narrada en Mc y ni Mateo y Lucas coinciden entre sí en el texto. Pero para comenzar a verlos tenemos que ubicarnos en el tiempo: un mundo, el judío, en espera de un mesías. El pueblo de Israel había vivido una historia llena de opresión y esclavitud por lo tanto esperaba un Mesías que lo liberara de ellas y le trajera la salvación. A este Mesías los profetas lo nombraban de distinta manera: Hijo de David, Emmanuel, Príncipe de la paz, Siervo de Yahvé, Hijo de Hombre, entre otros”, afirmó el padre Carraza.

“El esquema literario es también muy claro. Hay, en efecto, seis actos o sucesos distintos, que se corresponden de dos en dos: dos anunciaciones paralelas (a Zacarías y a la Virgen); dos nacimientos y circuncisiones (de Juan y de Jesús; corto aquél y larga ésta en el primero, y viceversa en el segundo); finalmente, dos escenas correlativas en el Templo (Presentación y pérdida del Niño). Cada acto o misterio tiene en el centro una escena más o menos dialogada, pero en la que el lenguaje tiende a hacerse poético. La Anunciación a María y el Nacimiento de Cristo -segunda tabla en los dos primeros dísticos- tienen cada uno dos escenas (anuncio a María y visita de ésta a Isabel, anuncio a los pastores y visita de éstos a Belén). Seis de las ocho escenas resultantes terminan con sendos parlamentos que, vertidos al hebreo, son composiciones en verso”, agregó el sacerdote entrerriano.

“En relación con el resto del tercer Evangelio y con lo que sabemos sobre el autor, destinatarios y finalidad del mismo, el Evangelio lucano de la infancia presenta características peculiares. Puede señalarse, en primer lugar, la entonación lírica de estos dos capítulos en contraste con la sobriedad de la prosa en los restantes. Ya dejamos anotado que en casi todas las escenas hay momentos en que el lenguaje se torna poético: el mensaje de Gabriel a Zacarías, su doble alocución a la Virgen, el saludo de Isabel a María y la bendición de Simeón a la madre de Jesús. Aparte de esto, se recogen expresamente cuatro cánticos: el Magnificat de María, el Benedictus de Zacarías, el Gloria de los ángeles y el Nunc dimittis de Simeón. Se advierte también, y el hecho merece ser notado teniendo presente que Lucas era de familia gentil, que todo el relato es un tejido maravilloso de alusiones viejotestamentarias. El que tenga el oído acostumbrado a la lectura de la Biblia, advertirá resonar: entre los libros históricos a Génesis, Jueces y la primera de Samuel; entre los legales, al Levítico y Números; entre los proféticos, a Isaías sobre todo, y en menor escala, a Jeremías, Miqueas y Malaquías”, manifestó el padre Carraza.

Por último, el biblista dijo que “es digno de citarse el carácter levítico de estos dos capítulos: la mayoría de sus escenas se desarrollan en el Templo y sus personajes, con la excepción de los pastores, se mueven en un ambiente levítico, que contrasta con la índole y destinación étnico-cristiana del tercer Evangelio. Todo ello confirma, desde un punto de vista historiográfico, la dependencia de Lc de fuentes anteriores a él, como, por lo demás, él mismo declara al principio del libro. Algunos estudiosos han formulado incluso la hipótesis de que los dos primeros capítulos de Lucas hayan sido escritos originariamente en hebreo y por algún judío-cristiano, perteneciente a los círculos sacerdotales y allegado a la familia de Zacarías. Lucas se habría limitado a traducir el relato y a insertarlo en su evangelio”.