La obediencia entre la fe y la razón, un modo de ser mariano en nuestro camino de seguimiento del Señor

domingo, 20 de noviembre de 2011
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La obediencia entre la fe y la razón, un modo de ser mariano en nuestro camino de seguimiento del Señor por la fe de Abraham.

 

La fe es un camino compartido con otros, cuando Moisés sale de Egipto y se mete en el desierto atravesando el mar como símbolo del mal que vence al faraón y su ejército, lo hace en la fe. Moisés atraviesa las dificultades que se presentan en el camino, guiando a un pueblo.

La fe es la garantía de los bienes que se esperan, la fe es la certeza de las realidades que no se ven. Hay una certeza interior que no es medible, que científicamente es incomparable, no se puede constatar y a la vez es cierta. Es la que surge de la experiencia del creer que hay Dios, y ese Dios que es un ser personal y no una idea abstracta, se ha comprometido con nuestra historia haciéndose él uno de nosotros. Este Dios saca siempre lo bueno de la historia, es providente, es Señor, y en su señorío permite que los acontecimientos de la historia guiados por los hombres vayan por los rumbos de la libertad por donde el hombre elige. Aún cuando el hombre pueda equivocarse Dios no deja de estar como Señor donde igualmente desde aquellos lugares de error, de rechazo, de ausencia en el camino de la presencia de Dios, sacar él luz de entre las sombras.

 

En este sentido quiero hoy detenerme para compartir: experiencias que nos han mostrado en el camino de la vida personal, familiar, comunitaria, que de algunos males es posible sacar muchos bienes.

Aquella expresión de San Pablo: “Feliz culpa que nos mereció semejante salvador” o aquello de “allí donde abundó el pecado sobreabundó mucho mas la gracia”. Cuántas veces nos encontramos con esta realidad de que entre las sombras aparece la luz.

En la noche y en la sombra de la noche de Belén, brilla una luz, es que allí de la mano de María ha nacido el redentor del mundo. Nosotros queremos sencillamente penetrar con mirada creyente sobre aquellas realidades que hablan de la ausencia de Dios y sin embargo Dios es capaz de vencer toda fuera de mal.

 

María nos muestra un camino ejemplar en la anunciación, en Belén, en el tiempo de la infancia de Jesús, en su adolescencia, en su juventud, en su misión y en la cruz. Dios la visita a María en la oscuridad de ser madre del Redentor y la hace creyente sin ver en la oscuridad, la guía, la sostiene y en medio de las sombras hace brillar la luz de su presencia como ella a nosotros, con la distancia que supone la presencia del pecado en nosotros, que en ella no habita, Dios también nos pone de pie desde los lugares donde nos parece imposible ponerse en marcha.

En el camino de la fe avanzamos siempre sobre lugares desconocidos de la propia debilidad.

 

Definirlo a Dios por lo negativo, ha sido uno de los modos más habituales, por lo negativo Dios siempre nos resulta incognoscible. En este sentido la espiritualidad oriental tiene una mayor riqueza que la occidental, se lo define mas a Dios por lo que no es que por lo que es. Y cuando se lo define por lo que no es, se lo define por lo que resulta incognoscible y nos invita así, al silencio. Dios nos pide primero creer y después nos explica el camino. Sucede como cuando un niño comienza a caminar, el padre se para a una cierta distancia, al principio se agarra de la pared, de la silla, de la pollera de la madre, hasta que soltándose se anima a ir hasta donde está el que lo llama para que vaya. Ese es el camino de la fe. Descubrir que en medio de las inestabilidades de lo presente hay una voz de amor que convoca y que por el peso de la fuerza de su amor convocante, resulta creíble. Es en el amor mismo de Dios donde está la fuerza de la credibilidad que nos atrae para ir hacia donde él, con todo su amor, nos llama.

 

Hoy te invitamos a compartir aquellas situaciones de la vida en que detrás de las sombras resplandeció la luz de Jesús.

 

Dios nos pide que demos un paso, Dios nos pide creer y después nos explica el camino. Guiados por su presencia y por su amor que es lo que convoca, no por una razón que entiende inductiva o deductivamente de qué se trata esa convocatoria que Dios hace. Cuando somos guiados por la racionalidad es a través del pensamiento lógico donde hacemos las opciones que nos orientan en la vida, pero cuando somos invitados a caminar en la fe a veces hay pasos que damos que superan y están más allá de lo que la lógica estaría indicando. Cuando revisamos la palabra de Dios nos encontramos con que la obediencia de los protagonistas del camino de la fe, los que se animan a ir más allá de lo razonable dejan que Dios sea el que guie por encima de lo que en principio estaría dado como lo razonable, lo lógico. En la Biblia nos encontramos con que el padre de la fe es un anciano que va a tener “una gran descendencia” cuando su mujer es estéril, pero porque cree, comienza un camino hacia adelante para que sea Dios quien lleve a término la promesa que ha recibido.

Moisés es un hombre que ha asesinado a un egipcio, ha maltratado a un hebreo y Dios lo elige desde el desierto donde está prófugo para que libere al pueblo de la opresión del faraón. En realidad el único motivo por el cual Moisés puede ir del desierto hacia Egipto es porque Dios se lo pide, porque la vuelta a aquel territorio estaría siendo el final de su libertad, racionalmente hablando.

 

Dios se mueve con una categoría distinta a la razón, David manda al frente de la guerra a Uría para que lo maten y así poder quedarse con su mujer. A David Dios lo elige y se constituye en un rey grande, el más grande que tuvo Israel, no porque sí sino porque creyó más allá de su infidelidad, más allá de su condición moral, detestable, ciertamente.

 

María es una virgen que Dios elige para ser madre sin afectar su virginidad, en la fe podemos aceptar este misterio, la razón no logra explicarlo.

Para caminar en la fe hay que animarse a ir más allá de lo razonable y de lo lógico.

 

No te digo cuáles son las razones sino cuáles son los motivos que no siempre son razones que van más allá de la lógica de lo que pueda explicarse razonablemente. Cuáles son los motivos por los cuales vos has decidido ser un poquito de luz junto a Radio María para que muchos que no conocen a Jesús encuentren las luces que hacen falta para en Cristo recorrer nuevos caminos.

 

Pablo sostiene que el mensaje de Cristo Jesús al que uno adhiere para algunos es una locura, y la verdad sea dicha, cuando uno transita por el camino de la fe, se encuentra rompiendo las lógicas que la razonabilidad indica como modo de andar y ciertamente en un momento del camino creyente exige dar un paso en la oscuridad, a trascender, a ir mas allá y romper un código de comprensión de la realidad que está encriptado en el pensamiento razonable y lógico. De allí que sin que sea romper con la ciencia ni con la lógica ni con la razonabilidad, en el camino de la fe hay que trascender y una cierta ruptura producir al menos en el modo de abordar la realidad, en el modo de comprenderla.

 

Todos los análisis que nosotros podemos hacer de lo que acontece en la humanidad, todos los trabajos diagnósticos que hacemos no podemos abandonarlo como camino humano, razonable, y en diálogo con todos y cada uno de los actores sociales, pero, si a ellos le agregamos una mirada que trasciende providente de un Dios que como Señor en el tiempo se hace presente en signos visibles y concretos, nuestro aporte es aún mayor.

Pongámonos del lado de todos los que buscamos de alguna forma cambiar la realidad en nuestra mirada diagnóstica y en nuestro espíritu crítico de lo que ocurre, pero al mismo tiempo, no dejemos de mirar desde aquel lugar donde nosotros enriquecemos como sal y luz el acontecer cotidiano de lo humano.

 

Es la presencia de luz y de gracia que nos regala aquel que creemos, camino, verdad y vida, Cristo.

 

Brilla la luz en los creyentes, brilla la luz en los que adherimos al misterio de Cristo Jesús, a los que decimos Amén a su propuesta.

 

Nos encontramos a la vuelta de mi viaje a Italia. Dios los bendiga!