La Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas: la voz del Padre que nos hace comunidad

viernes, 8 de noviembre de 2024

Junto al padre Mario Sanchez, miembro del Secretariado Nacional de Liturgia (SENALI), compartimos un nuevo encuentro en el espacio titulado “Hablemos de Liturgia”. En esta ocasión nos presentó conceptos desde la teología para comprender el significado de la presencia de la Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas.

08/11/2024 – En los primeros minutos el padre se refirió a la importancia de profundizar en esta temática en el marco de la liturgia. “El primero de los componentes de la celebración es el acontecimiento que da lugar a toda la historia de la salvación. Y todo eso es evocado por la liturgia de la palabra. Toda celebración tiene siempre un motivo que la convoca, que la justifica y la palabra de Dios es aquella que le da sentido (…) por eso todo lo que anunciamos, lo que proclamamos, lo que celebramos, está anunciado por la liturgia de la palabra”.

Posteriormente, el padre Mario Sanchez recordó el valor y las particularidades que encierra la proclamación de la palabra. “Cuando hablamos de la liturgia de la palabra, no hablamos de una letra escrita muerta. Hablamos de un Dios que habla, de una voz que se pronuncia”. Y remarcó que por ello es muy importante no leer de cualquier manera: “le estamos prestando la voz a Dios para que le hable a la asamblea reunida. Tan importante es que cuando proclamamos la palabra de Dios es el gran motivo por el que estamos congregados”.

Asimismo, aclaró que la Palabra se proclama para toda la asamblea reunida y se refirió a quienes ofician como lectores en las celebraciones: “antes de ser lector, soy oyente, porque a la palabra de Dios la estoy rezando primero. La tengo que oír primero en el corazón, para después poder leerla a la asamblea y proclamarla de una manera adecuada”.

“Si hay algo que nos hace asamblea reunida, que nos hace comunidad, es escuchar todos la misma palabra. Como también nos hace asamblea o comunidad el comulgar todos el mismo pan. Entonces, escuchar la misma palabra nos hace “comulgar” con la palabra de Dios, que nos hace uno con el mismo Cristo. Por eso la liturgia es el lugar privilegiado donde la palabra de Dios suena de una manera particular y eficaz”.

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