La pereza

viernes, 21 de enero de 2011
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            Para entender toda la carga que en este momento hay sobre la pereza –buena o mala- es bueno saber que venimos de una larga herencia de debate sobre el tema. Por ejemplo,

Platón, en su libro “La República” decía “…en cuanto a los comerciantes, serán tolerados en la ciudad como un ‘mal necesario’” Ahora estamos en el otro polo. En aquella sociedad griega (después greco-romana) el hombre libre era el que gozaba del ocio. Es justamente lo contrario a ‘negocio’: ‘neg’ ‘ocioum’.

Cicerón se pregunta “¿qué puede salir de honorable en un negocio –como negación del ocio- y qué puede producir de honesto el comercio? Todo negocio es indigno de un hombre honrado. Los negociantes no pueden ganar sin mentir y ¿qué hay más vergonzoso que la mentira?…todo el que cambie su trabajo por dinero se vende y se pone a nivel de los esclavos”.

Es decir: el trabajo era un lastre vergonzante reservado a los esclavos., mientras que el ocio era el sinónimo del hombre libre. Esta era una visión exultante de la ociosidad. El ocio era para el que tenía tiempo, espacio y la cabeza ‘libre’ para pensar la política, para construir la sociedad, para enseñar, para reflexionar, para crear.

Pasamos al Cristianismo, de ahí a la Edad Media. Allí comienza a pensarse en los ‘pecados grandes’ que daban origen a otros ‘pecados chicos’. De ahí surgen los pecados capitales: la gula, la ira, la lujuria, la avaricia, la envidia y la soberbia, la pereza.

Sto. Tomás no pone como el mas grave a la pereza. Decía que la pereza era la ‘madre de pecados livianos’ como la inactividad, la modorra, la holgazanería.

Kant, un sistematizador de la ética, decía “son las acciones y no el goce lo que hace el hombre experimentarse como un ser vivo. Cuanto más ocupados estamos más vivos nos sentimos. El valor del hombre estriba en la cantidad de cosas que hace” ¡cuánto de esto tenemos! Daría la impresión de que si no se ‘hace’, el valor de la vida escasea o no existe. (¡cuántas veces se le pregunta a los monje ¿y ustedes, qué hacen?). De allí esta locura de la adicción al trabajo, y la ansiedad –a la que hay un solo paso-.

 

El que realmente lo convirtió en un pecado capital fue el capitalismo. Max Weber, en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” dejo: “lo que sirve para aumentar la gloria del Señor no es el ocio ni el gozo sino el obrar. Por tanto, el primero y principal de todos los pecados es la dilapidación del tiempo”. Esto explica el desarrollo de muchas sociedades anglo-sajonas de origen protestante que hacían del trabajo (sobre todo la productividad) la mejor alabanza de Dios.

De allí nos cae a nosotros, que vivimos en una sociedad occidental orientada por una cultura capitalista, ese rigorismo contra la pereza. Incluso se la asocia con la promiscuidad, la frivolidad, la peligrosidad, la delincuencia. En definitiva: una consagración absoluta del trabajo y del hecho de que perder el tiempo en la vida social termina en una serie de vicios. Y si hurgamos en la serie de paradigmas no del todo concientes que tenemos, encontramos esto y buscamos a quien culpar.

Esto es un problema serio sobre todo para los padres de adolescentes. Los chicos ya no sienten vergüenza por la pereza como sentíamos nosotros, y los padres ven con mucha preocupación, angustia que se pasen largo tiempo sin hacer nada sin preocuparse en absoluto, y a veces agravamos esto (e incluimos a los pobres) con una serie de calificativos y juicios que en realidad vienen de lo que comentamos anteriormente. Una forma de pensar en la que hemos sido entrenados. Un acento sobre la pereza que no es evangélico. En definitiva también a Jesús lo acusaron de perezoso.

 

HASTA CUANDO Diego Torres

Mi cabeza da vueltas de tanto pensar Y yo sigo parado en el mismo lugar
Es que me he dado cuenta que el tiempo no regresa Y los que se han ido ya no volverán jamás

Recuerdos que añoro de algo que perdí, caricias y besos que yo vi partir
Si algo mas me olvido, es que no estas conmigo. La vida no es lo mismo si ya no estas aquí

Hasta cuando la tristeza vendrá por mi. Hasta cuando me seguiré sintiendo así
Hasta cuando las heridas y el dolo que no termina. Hasta cuando seguiré sintiéndome así

Ya no encuentro razones para respirar. Malditos errores que me hicieron mal
Y cuanto mas me pregunto no encuentro la salida. En esta vida ya no me quiero lastimar

Detras de ti un abismo del que no puedo salir ya no quiero mas seguir viviendo asi

ME OLVIDÉ DE VIVIR

De tanto correr por la vida sin freno me olvidé que la vida se vive un momento
De tanto querer ser en todo el primero me olvidé de vivir los detalles pequeños.

De tanto jugar con los sentimientos viviendo de aplausos envueltos en sueños
De tanto gritar mis canciones al viento ya no soy como ayer, ya no se lo que siento
Me olvidé de vivir


De tanto cantarle al amor y la vida me quede sin amor una noche de un día
De tanto jugar con quien yo más quería perdí sin querer lo mejor que tenía.

De tanto ocultar la verdad con mentiras me engañé sin saber que era yo quien perdía
De tanto esperar, yo que nunca ofrecía hoy me toca llorar, yo que siempre reía. Me olvidé de vivir

De tanto correr por ganar tiempo al tiempo queriendo robarle a mis noches el sueño
De tanto fracasos, de tantos intentos por querer descubrir cada día algo nuevo.
De tanto jugar con los sentimientos viviendo de aplausos envueltos en sueños
De tanto gritar mis canciones al viento ya no soy como ayer, ya no se lo que siento. Me olvidé de vivir

 

          Para Sto. Tomás, uno obra para disfrutar de hacer el bien, o sea que el motivo fundamental es la felicidad. En cambio para Kant el obrar está asociado con el deber. Entonces es muy triste que se diga que el hombre es producto de sus acciones. Si uno se retrotrae a la Biblia, seis días se trabaja pero para gozar. El trabajo está subordinado a la contemplación. La esclavitud es un trabajo sin placer, sin gozo, sin contemplación. El “Fausto” de Gohete es un aprendiz que lee el principio del evangelio de Juan que dice ‘en el principio era la Palabra’ y esto le parece muy pobre, entonces necesita la acción. De allí viene la fórmula que decimos del ‘hombre fáustico’: el hombre vale por la acción, por lo que hace, por lo que produce. A la larga, el hombre se define desde el poder y desde el éxito. El cristianismo ha hecho siempre un elogio del ocio. Recomiendo el libro “el ocio y la vida intelectual” de Piper. (Padre Juan Manuel Gonzalez)

 

GL: Respecto de la esclavitud, yo creo que no la hemos abolido sino que hemos transformado su formato. La economía canalla ha encontrado formas de crear nuevas esclavitudes.

            Desde la aparición del hombre sobre el planeta y su evolución hubo poco tiempo para lo que es su adaptación al ambiente. Por ejemplo, nuestro organismo es el mismo que cuando el hombre empezó a transitar sobre el planeta y el hombre estaba adaptado a comer determinados alimentos, y no todo lo que hoy usamos como alimentación. Y hoy se está analizando esto y muchas cosas mas. Ya cuando el hombre se asienta, deja de ser nómade, trabajaba durante el verano donde se sembraba y se cosechaba, y descansaba durante otra gran cantidad de tiempo. Pareciera ser que nuestra naturaleza y nuestra estructura no está programada, pensada, para un trabajo rutinario, sistemático, de todos los días tantas horas. Eso ‘fuerza la máquina’.

            El trabajo que surge con el capitalismo pautado es muy alienante respecto al producto final. Uno no está en contacto con lo que produce, por tanto no está el goce con la obra terminada y sentimos que somos una máquina, unas piezas en un engranaje, tal como lo describió perfectamente Chaplin.

            En ese ritmo en que nos hemos enfrascado, el alma se resiente, se resiste, y llega un momento en que todos queremos gritar ¡basta!

 

CANCIÓN PARA CARITO León Gieco
Sentado solo en un banco en la ciudad con tu mirada recordando el litoral
tu suerte quiso estar partida mitad verdad mitad mentira como esperanza de los pobres prometida
 
Andando solo bajo la llovizna gris fingiendo duro que tu vida fue de aquí
Por qué cambiaste un mar de gente por donde gobierna la flor. Mmirá que el río nunca regaló el color
 
Carito, suelta tu pena, se haga diamante tu lágrima entre mis cuerdas
Carito, suelta tu piedra para volar como el zorzal en primavera
 
En Buenos Aires los zapatos son modernos pero no lucen como en la plaza de un pueblo
Deja que tu luz chiquitita hable en secreto a la canción para que te ilumine un poco más el sol
 
Cualquier semilla cuando es planta quiere ver la misma estrella de aquel atardecer
que la salvó del pico agudo refugiándola al oscuro de la gaviota arrasadora de los surcos
Carito, yo soy tu amigo, me ofrezco árbol para tu nido
Carito, suelta tu canto que el abanico en mi acordeón lo está esperando
 

         Las palabra ‘negocio’ tiene que ver con el ocio. De allí su carácter positivo: los chicos negocian, y de allí pueden surgir muchísimas cosas: nada hecho, como sería una pantalla en frente

 

Tenemos una tradición riquísima, sobre todo durante la Edad Media, gracias a que muchos monjes se dedicaron al ocio, y produjeron una observación de los movimientos del alma enorme. Entre otros, está San Francisco de Sales.

Pensemos dónde ponemos nosotros actualmente el tema de la pereza y del ocio –que no son lo mismo-. La pereza lleva un tinte peyorativo. Hay un ocio creador, necesario, dignificante. Hay un ocio que es un privilegio de pocos, y que todos necesitamos.

Es necesario reducir la jornada laboral –la conquista de la jornada de trabajo de 8 hs diarias es una conquista conseguida a sangre sudor y lágrimas, que hoy no se respeta para nada, pero aún debiera ser más reducida-. Desde la estructura del ser humano, desde su naturaleza, necesita una jornada laboral aún menor. Se ha estudiado que en una jornada laboral de 8 hs, el hombre pierde por lo menos 2 o 3hs. No rinde. Lo que pasa es que estamos en una sociedad de consumo donde la mirada macro económica hace que se vea que cuanto más tiempo se consagre al trabajo, en principio se debería ganar más dinero. Y cuanto más se gana, más se adquiere –bienes tangibles e intangibles, incluido el tiempo libre-. Es una ironía: si trabajás mas, vas a poder tener más plata. Si tenés más plata vas a trabajar menos. Así hay gente que trabaja años y años justificando eso diciendo que está ahorrando para a partir de los 40 o 50 años no trabajar más. Claro que a la edad de dejar de trabajar ya están enfermos por todos lados.

Lo que pasa es que cuanto más se trabaja, más se gasta. El consumidor se habitúa a gastar más, por lo cual necesita trabajar más –salvo el que vive de la timba o de la herencia-. Y así se desarrollan los adictos al trabajo, que terminan siendo también adictos a las drogas, consumidores de psicofármacos, para poder seguir en esta espantosa rueda de la vida.

Y del otro lado están los ‘perezosos forzados’, es decir, los expulsados del mercado laboral, porque en este mundo occidental, o trabajás 12 hs o no trabajas nada.

Y por otro lado están estos perezosos que no paran de moverse. Esto se da sobre todo en las amas de casa: una febril actividad: hacen mil cosas pero no terminan ninguna, porque tienen la cabeza atormentada, tantas ocupaciones en la cabeza justamente por falta de ocio.

Lo mismo pasa con ciertos ejecutivos. Tienen tan metida en la cabeza esto de Kant de que el hombre vale por sus acciones que tener la agenda super ocupada les hace sentir que son personas importantes. Se los ve en los aeropuertos: simulan que hablan por teléfono y en realidad no hablan con nadie, pero están tan ‘enfermos’ que necesitan hacer ver que están en demanda constante, en esfuerzo constante. Y eso es una caricatura, un desorden en la cabeza. En el fondo, si se quiere, son bastante perezosos, solo que otra clase de pereza.

Esta infinidad de hombres perezosos que no paran de moverse, en el fondo no hacen lo que deberían hacer, sino lo que primero les viene en ganas.

 

En los adolescentes, la pereza es todo un tema. No es para justificarlos. En un gran porcentaje, cuando se les pregunta ‘¿cómo ves a tus padres?’ responden ‘cansados’. ¿Cómo van a querer crecer? ¿Cómo van a querer identificarse con el mundo adulto, si lo que están viendo como rostro es un permanente desfile de febril actividad, Dicho en otros términos, están viendo en los adultos la imagen de esclavitud: somos esclavos de un trabajo que nos agobia, y encima no podemos parar. ¿Dónde está el amo? ¿quién nos puso estas cadenas?

 

A VECES PASA Abel Pintos

A veces pasa que la razón corta el hilo y se va volando
con los vientos de una pasión que a otros cielos se van soplando.
Se te escapa de las manos y te deja solo en la vía
abrazado a una confusión que no te lleva a una salida
Y todo es culpa del corazón, que no toma una decisión.

Soñar puede cambiarnos la vida. Soñar suele curar las heridas
Amar para cambiarnos la vida. Y amar, para curar las heridas.
Y abrir las puertas del corazón Y tomar una decisión.
Se te escapa de las manos y te deja solo en la vía
abrazado a una confusión que no te lleva a una salida
Y todo es culpa del corazón, que no toma una decisión.

Una vez, conversando con un niño, la pregunto: ‘¿le contaste esto a tu mamá?’ él responde ‘no, porque ella nunca está quieta’. Esa imagen de mamá sentada tomando mates, es la posibilidad de que el chico la atrape, porque siempre la ve concentrada en otro lado. Esta es una ‘pereza activa’. Es necesario que los chicos vean a sus papás sentados charlando, tomando mates, para que puedan ‘encontrarlos’ ¡y hay que ver cómo se te pegan!

 

Participan los oyentes

         Primero hay que pensar en vivir, y luego en contemplar. Para esto primero hay que tener el estómago lleno. Hay que tener en cuenta por velar por la forma de vida que uno busca, que puede ser distinta a la que uno tiene. Muchas veces los artistas son vistos como vagos, y en realidad no es así. Hay mucha traspiración detrás de la inspiración. Por eso muchos gobiernos dictatoriales cercenan el arte, porque es una manera de pensar y hacer pensar a los otros. Esto es considerado no productivo, y además, peligroso. También tenemos mucho hoy la cultura de la apariencia: hay que ‘parecer activo’. Hay amas de casa que se quedan -pareciera-perdiendo el tiempo charlando con una vecina, y en realidad no están perdiendo el tiempo sino recibiendo a una persona.

         Si miramos mucho tiempo atrás, vemos que el ocio productivo es el que ha creado la ciencia. Hoy ver a un chico sentado frente a una computadora es asociado al ocio improductivo –que en ciertos casos es verdad, pero no siempre-. Porque muchas veces es el querer oponerse a la vorágine que ven en sus padres. Los jóvenes como yo, de 18 años, por ahí vemos que para poder vivir hay que matarse laburando. Es un panorama complicado. Yo estoy tratando de poner mi granito de arena tratando de ser optimista poniendo un esfuerzo, pero no sobrehumano, en poder crear un emprendimiento para tener algo en el futuro.

         Si ponemos atención en la palabra ‘artesano’, vemos que se trata de ‘arte sano’, la posibilidad de conectarse con los propios deseos, para contemplar la vida y disfrutar lo que uno ha hecho, lo cual da una sensación de plenitud, de saciedad. La sensación de vaciedad, de insatisfacción que siente el hombre que vuelve a su casa con hambre de amor, de afectos, es tapada muchas veces teniendo cosas, acumulando, y se traduce en la insatisfacción de eso que nunca alcanzamos.

 

 

Hay que cambiar estos aspectos de la cultura. Porque tenemos todas las posibilidades de construir una civilización donde el hombre sea feliz. Para conectarse con el deseo hace falta tiempo. Para proyectarse y para soñar hace falta tiempo. Jesús se define como un trabajador de la misión del Padre, y estuvo 30 años madurando esa misión, y solo 3 trabajando en ella. “lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado”. Detrás de cada innovación hay muchos fracasos. Detrás de cada obra de arte hay mucha contemplación. Detrás de cada invención hay mucho tiempo de reflexión. Detrás de cada filosofía ha habido mucho tiempo de meditación. Nada de lo que realmente vale la pena surge de la febril actividad a toda velocidad. Kant se equivocó. El hombre no vale por su activismo, sino por los frutos que maduran solo en la estación programada.

 

SIN PENA NI GLORIA                           Ricardo Montaner

 

Aquí huele a pena que mata y golpea, sin pena ni gloria se muere el amor,
aquí huele a llanto, del llanto que moja paredes del cielo y orillas del mar.
Y aquí huele a pena que mata y golpea sin pena ni gloria y heridas de amor.

Pasa te estaba esperando , siéntate a mi lado haber si se te pasa,
hay tanto frió afuera y aquí adentro el ánimo se nos congela.
Pasa que te cuento todo porque a veces pasa que no digo nada,
y luego se te olvida que te quiero tanto, y el tanto se te pasa.

A veces pasa que agendamos las tristezas pasamos cursos de infelicidad con diez.

Aquí huele a pena que mata y golpea
sin pena ni gloria, hay heridas de amor… HERIDAS DE AMOR

      Hay modas consumistas que muchas veces enferman a las mujeres o les impiden ser ellas mismas. Hay también un estereotipo del servicio, un estereotipo de la entrega, que muchas veces deforma el corazón femenino, quizá justamente porque estamos hablando de un sentido de la vida fundamental que es la idea del servicio. Y por eso es que hay que examinar esta idea de servicio. Las mujeres en particular tenemos la tentación de hacer el bien en detrimento muchas veces de la realidad, de lo que somos en realidad. No hay ocasión, por pequeña o por grande que sea que no pueda vivirse como un acto de servicio, de apoyo, de paciencia, de ejemplo para quienes nos rodean, a donde llega nuestra vida –porque no estamos solas- y los ecos de nuestra existencia siempre –somos conscientes- van a tener efectos benéficos o no en los demás. Esto no cabe ninguna duda y es nuestra responsabilidad, nuestra alegría, muchas veces es nuestro alivio el saber que podemos ayudar, hacer crecer, brindar nuestra experiencia, nuestro testimonio. Pero como el deseo de hacer el bien es algo muy valioso en el corazón de las personas y extremadamente fuerte en el corazón de las mujeres quizá por su experiencia de maternidad, tenemos que examinarla un poquito, porque puede deformarse, puede contaminarse y puede convertirse en una tentación. Hay que purificarlo. He conocido muchas mujeres que en su deseo de hacer el bien terminan dañándose a ellas mismas y eventualmente también a quienes quieren ayudar. Y hay muchos profesionales de la conducta humana que han descripto el perfil de un co-dependiente que funciona como un salvador de una persona adicta, de una persona con trastornos, de una persona con problemas, y ese gran salvador, que en la gran mayoría de los casos es una mujer que quiere salvar la vida del otro, se termina convirtiendo en un perseguidor de aquel a quien quiere salvar. No es que no haya que hacer el bien. Se trata mas bien de no empañar la generosidad del servicio con la mezcla del egoísmo. Es que el deseo de hacer el bien muchas veces comienza siendo puro y limpio como un rasgo de lo mas noble del corazón humano que sobrevivió a la caída del pecado y que ha dado al mundo los ejemplos mas bellos y atractivos de nuestra historia, pero precisamente por su importancia y por su fuerza del deseo de hacer el bien, muchas veces se va desviando gradualmente y actúa en contra del bien del otro o de uno mismo.