“La santidad es ‘la alegría del amor’ y está en los pequeños detalles”

viernes, 18 de mayo de 2018

En el ciclo que proponemos para profundizar en el mensaje de la última exhortación del papa Francisco, el padre Diego Fares alentó a los creyentes en el camino de la santidad: “La santidad está en los santos ‘de altar’, pero ellos no son más importantes que los santos que podemos encontrar en nuestras familias. La santidad está en los pequeños detalles, en las cosas sencillas y simples”.

 

18/05/2018. En diálogo con Radio María, el jesuita mendocino que está radicado en Roma, remarcó que es necesario darse tiempo para la vida espiritual de manera de detectar con claridad “el llamado a la alegría del amor que es la santidad”.

Consultado acerca de los obstáculos que solemos encontrar para la vida espiritual, tanto laicos como religiosos, Fares señaló que “la principal tentación del demonio es robarnos tiempo para cultivar la amistad con Jesús”. Y agregó: “La amistad con Jesús es la amistad con la humanidad, y hay que pedir ayuda al Espíritu Santo para que nos ayude a encontrar el momento justo para hacer este discernimiento entre el buen espíritu (que es lo que viene de Dios), y el mal espíritu, que nos desalienta que nos dice que no podemos”.

El padre Fares diferenció el “discernimiento espiritual diario” de lo que es el “examen de conciencia” para confesarse. Son dos cosas distintas, aseguró, y la primera es propiamente un discernimiento más que un “examen”. Inclusive recomendó no usar la palabra “examen” para lo que es “discernimiento”, porque “examen nos suena a una prueba de la facultad, de la escuela, cuando, en realidad es otra cosa”.

 

Para discernir hay que rezar

 

Experto en espiritualidad, el jesuita escribe en La Civiltà Cattolica, dijo que “el discernimiento del día se hace rezando y meditando sobre lo que pasa por el corazón, lo que pasa en la vida, en la familia, en el trabajo, en el país y en el mundo”. Y acerca de los temas sobre los cuales hay que discernir, explicó: “Son los temas que tenemos dentro de nosotros, del corazón, como los deseos, las angustias, los temores y búsquedas; pero también lo que sucede ‘fuera de nosotros’, es decir, los signos de los tiempos”.

Mirando a los santos, que son una guía para el discernimiento, Fares recomendó detectar “en qué circunstancia del día, en qué pensamiento o actitud resonó el llamado a la alegría del amor con más fuerza”.

Por último, regaló una “clave” para hacer un buen discernimiento y también para revisar la conciencia: “Hay que comenzar preguntándole a Jesús ‘¿cómo te sentís?’. Porque ese interrogante desencadena dos cosas: la primera es que le proyecto a Jesús cómo me siento yo. Y, la segunda, es que se me vienen a la mente los pasajes del Evangelio que explican cómo se siente Jesús. Y eso me ayuda a hacer el discernimiento y a ver qué me dice mi conciencia”.