La simultaneidad de Dios, entre lo terrenal y lo eterno

viernes, 12 de agosto de 2022
image_pdfimage_print

12/08/2022 – Esta vez en el “Diálogo de Hermanos”, el tema abordado por el padre Javier Soteras y el rabino Marcelo Polakoff fue ver cómo Dios habita en el plano eterno y también en el terrenal. La charla se inició con el texto del libro del Eclesiastés en el capítulo 1, versículos del 1 al 10: “Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol? Una generación se va y la otra viene, y la tierra siempre permanece. El sol sale y se pone, y se dirige afanosamente hacia el lugar de donde saldrá otra vez. El viento va hacia el sur y gira hacia el norte; va dando vueltas y vueltas, y retorna sobre su curso. Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al mismo lugar donde van los ríos, allí vuelven a ir. Todas las personas están gastadas, más de lo que se puede expresar. ¿No se sacia el ojo de ver y el oído no se cansa de escuchar? Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!Si hay algo de lo que dicen: “Mira, esto sí que es algo nuevo”. En realidad, eso mismo ya existió muchísimo antes que nosotros”.

“Este texto tiene un correlato en una canción de un grupo de rock de Argentina, que es Vox Dei. Todo es terrenal y es efímero bajo el sol. Pero sobre el sol está lo eterno, está Dios. La simultaneidad en lo divino es real, Él existe en ambos planos, el terrenal y el eterno. Dios fue, es y será, dice nuestra tradición hebrea. En lo eterno hay un tiempo que no es tiempo. Y hay un vínculo entre los dos planos. Esto se nota cuando decimos que el tiempo se detiene, puede ser el nacimiento de un bebé y la muerte de un ser querido”, expresó Marcelo. “Dios es parte del ayer, del hoy y del mañana. Todos buscamos a este Dios del tiempo o de la historia. San Juan Pablo II decía que le tenemos que agradecer a Dios por nuestro pasado, vivir el presente junto al Creador con mucha pasión y proyectar el futuro junto a Él desde la profecía de un tiempo mejor, es decir, desde la esperanza. Afirmaba san Agustín que nuestro corazón no encuentra reposo si no está con Dios”, dijo Javier.