19/04/2023 – Desde Mar del Plata dónde está participando de la décima asamblea plenaria de la Federación Bíblica Católica internacional, la hermana Mariana Zossi, presentó el tema de la solidaridad en la Creación que relata el libro del Génesis. “La Sagrada Escritura tiene algo que decirnos acerca de la ecología y la convivencia armónica entre todos los seres creados. Esta afirmación no la podemos hacer sin enfrentarnos a un cierto problema de interpretación bíblica; por una parte, estamos acostumbrados a emplear palabras de la Biblia para apoyar posiciones éticas o teológicas que han sido definidas anteriormente por otros canales, en nuestro caso, para determinar en lo referido al medio ambiente, por otra, los relatos de la creación de Génesis 1 al 11 no son interpretados desde un marco simbólico narrativo, sino desde una lectura literal o cientista, oponiendo la fe a la ciencia y tomando la Biblia como un relato de “ciencia ficción”. Para superar esta dificultad, debemos leer los textos desde su marco de interpretación, reconociendo el aporte que ellos nos hacen a nuestra cosmovisión cristiana. Cuando el hombre desconoce ser parte del proceso de la creación, no auto-comprendiéndose en una continuidad entre la humanidad y el resto del universo, genera una dialéctica que desequilibra la valoración positiva de la materia y del mundo más allá de sí, negando la necesaria continuidad de su existencia con el resto de la naturaleza creada”, sostuvo la religiosa tucumana.
“Al releer los textos de la creación del Génesis descubrimos esta continuidad a partir de las tres relaciones que se van descubriendo a medida que analizamos los relatos. Lo primero que se nos revela es que el primer hombre recibe su ser de Dios; la primera pareja humana es hecha a imagen y semejanza del Señor, y ante toda la creación deberá ser su representante. Claramente el primer relato de la creación nos enfoca y describe este primer vínculo que posee la criatura humana, “y los bendijo Dios con estas palabras: ´Sean fecundos y multiplíquense, y llenen la tierra y sométanla; manden en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra´.”A partir del segundo relato de la creación se presentan las otras dos vinculaciones que tiene el ser humano en la comprensión judeo-cristiana del relato de la creación; por un lado la relación entre ‘adam y Eva, la materia desde dónde es formada la primera criatura humana. La frase “ayuda adecuada” que traduce la Biblia de Jerusalén, no hace hincapié en la relación de pareja hombre-mujer, sino fundamentalmente la necesidad de la existencia del otro”, dijo Zossi.
“Este proceso de socialización se ve patente cuando analizamos la filología de los fonemas. El significado del verbo y sustantivo “ayudar-ayuda” ézer, es determinante en su comprensión de “acción común o conjunta”; en nuestra expresión la traducción abarcaría una significación entendida como “ayudar conjuntamente”. La palabra négued, que nosotros traducimos por adecuada, significa “de frente”, “parte opuesta”, “contraparte”, “diferente”. Este término se encuentra 156 veces en hebreo bíblico como preposición y adverbio. Básicamente el vocablo indica que su complemento está inmediatamente “delante” de algo, pero su comprensión semántica verbal podría implica “comunicar” y es paralelo a los verbos de “decir”. Por último, el vocablo étsem en hebreo significa “hueso”, tiene en su comprensión semántica la significación de “esencia”, de “uno mismo”, es el lugar donde radica la identidad. Es por eso que esta expresión de ‘adam hacia otro ser igual a sí, pero diferente que está delante, un alter pero en comunicación, profundiza la intencionalidad divina de crear un ser con una misma dignidad pero distinto”, aseguró la hermana Mariana.
“La tercera vinculación que encontramos en estos relatos es la formación de ‘adam; en ella participan fundamentalmente dos elementos, por un lado el neshamá que da el verdadero aliento de vida, y el “polvo del suelo” (‘adâmah). El nombre del primer ser humano será este nombre colectivo, ‘adam, “que viene del suelo”, literalmente. La puesta en práctica de estas tres relaciones manifiestan, en un mismo momento, la profunda unión que tiene el ser humano con todo lo creado, que algunos llaman “continuidad de la creación”, y por otro, la necesaria divergencia del hombre y la mujer con todos los otros seres creados, la “discontinuidad de la creación”. Creemos que la toma de conciencia de este principio marca éticamente el compromiso o no de la humanidad con toda la creación. Para concluir nuestra reflexión de esta primera clave, podríamos reconocer aquí un camino de “conversión ecológica”: todo lo creado es parte de aquello que puede ayudar al hombre a restablecer sus vínculos y su auto-comprensión; la bondad que radica en cada ser creado es una invitación a contemplar la vida en todas sus expresiones. Sin esa contemplación, la humanidad carece de suelo y de contexto, de “casa común”, para desarrollar su lugar y misión en la creación”, indicó.
“En su encíclica Laudato Si, Francisco, al comentar los relatos de la creación del capítulo 1 y 2 del Génesis, hace una afirmación en este sentido, “No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada”. La responsabilidad ineludible que tiene el hombre de cultivar, guardar y trabajar la tierra, queda gráficamente desarrollada en el itinerario propuesto por el escritor sacerdotal en los primeros capítulos del Génesis. La tierra parte de un caos, 1,2, y se transforma en un espacio habitable en un continuado proceso de creación que culmina, en el sexto día, con la aparición de los animales y la pareja humana. En el versículo 28, climax de este orden ecológico, la Palabra del Señor le da el dominio sobre la tierra. Después del caos del diluvio, la tierra se convierte en una casa permanente para seres humanos y animales, gracias a la alianza que hace Dios con Noé de no destruir nunca más el orden de la naturaleza”, afirmó la presidenta de la Asociación Bíblica Argentina.