La trampa de la aceleración

martes, 27 de abril de 2010
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Para comenzar este tema lo hacemos con un cuento:

Imagínate que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta la cantidad de $ 86.400. Ese extraño banco, al mismo tiempo, no acumula tu saldo de un día para otro: cada noche borra de tu cuenta el saldo que no has gastado. ¿Que harías?… imagino que retirarías todos los días la cantidad que no has gastado, ¿no?

Pues bien: cada uno de nosotros tenemos ese banco; su nombre es el TIEMPO. Cada mañana, este banco abona en tu cuenta personal 86.400 segundos; cada noche ese banco borra de nuestra cuenta de vida y da como pérdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso.

Ese banco borra los saldos de un día a otro; no permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no uso el saldo durante el día lo pierdo. No puedo dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debo vivir el presente con el saldo de hoy. Por tanto, algo que nos conviene es invertir de tal manera, de obtener humildad modestia. Podemos tener el control de las pasiones los deseos veracidad integridad paciencia constancia cumplimiento de las promesas y sobre todas las cosas que podamos invertir el tiempo dando lo mejor que tengamos brindándonos a los demás. Que nuestro tiempo sea invertido en el amor

Para entrar en el tema vamos a tomar como base uno de los capítulos del libro Espiritualidad y administración del tiempo de Anselm Grün y Friedrich Assländer Editorial Bonum.

Para poder reflexionar, ver dónde estamos parados, analizar el tiempo que llevamos en nuestra vida, descubrir cómo reinvertir más provechosamente referido a la vida, estamos llamados a tener vida en abundancia y el tiempo también es un espacio por decirlo de alguna manera que nos permite poder encontrar vida y dar vida en abundancia.

En muchas partes existen seminarios del tiempo o cursos, quienes participan están esperando hallar una solución para este acuciante problema de la falta de tiempo; por ejemplo los directores quienes desean conocer los mejores métodos para resolver los trabajos pendientes en el menor tiempo posible y cuando se espera que la gente haga más cosas en el mismo tiempo es como que va aumenta la presión psíquica, muchos entran como en un conflicto de lealtades y esto va incrementando constantemente el estrés. ¿Por qué digo esto? Porque comenzamos a preguntarnos ¿continúo trabajando con la misma dedicación que hasta ahora o me permito solamente cumplir con lo mínimo?. Actúo en una ética de mínima ¿por qué? Porque me piden en el mismo tiempo que haga más cosas, el mismo tiempo de siempre me permiten que yo haga más cosas y esto no solamente pasa en lo laboral en donde un jefe me puede pedir eso, sino también en casa, en el hogar. Las tareas de la casa aumentan porque los chicos tienen más actividades, comienzan a ir a básquet, ir a danza, tienen que estudiar, tengo más trabajo porque en este momento tengo que ir a colgar la ropa, se me enfermó la muchacha que me ayudaba o no tengo porque no tengo la posibilidad. Hay cosas que se van incrementando constantemente y me pregunto entonces ¿hago trabajos, realizo la tarea con la misma dedicación que venía realizándola hasta este momento que cambió mi situación o me permito cumplir con lo mínimo indispensable?.


Es muy claro, no perder el tiempo en cosas poco importantes. La comprensión técnica del tiempo nos dice que si aumentamos la velocidad de los procesos de trabajo, es decir si trabajamos más rápido, vamos a poder rendir más por cada unidad de tiempo, voy a poder hacer más cosas en menos tiempo o voy a producir más y por supuesto que esto es válido para muchos ámbitos laborales. Pero trasladar esta idea de la aceleración a los ámbitos de nuestra vida es realmente problemático y fatal. Porque hay actividades como lo decíamos en el inicio del programa, como reuniones familiares, encuentros con amigos, con hermanos, tiempos de descanso y de recreación que prácticamente no pueden acelerarse.

¿Cómo hago para descansar más rápido? No puedo, tengo que tener el espacio de tiempo correspondiente a lo que yo puedo descansar, quizás otro necesita más tiempo.

Esta idea técnica de acelerar los procesos productivos, no la puedo aplicar en todos los ámbitos de nuestra vida, pero hay un problema mayor que es la práctica de volver a ocupar inmediatamente el tiempo que gané con los adelantos tecnológicos. Los arquitectos que ahora realizan sus dibujos a través de la computadora, ganan más tiempo que utilizando grandes papeletas con regla, con lápices, que tardaban su tiempo para poder armar algo. Con estos adelantos tecnológicos hemos ganado a veces tiempo, pero los encuentros personales no han ocupado un mayor lugar, al contrario es como que se van espaciando, se van abreviando. En esta aceleración queremos ganar tiempo, ir de alguna manera siempre más rápido para ganar tiempo, pero no se incrementa el tiempo que yo tendría que dedicar a las cosas más importantes. Por eso decimos que la rapidez no se lleva bien con el encuentro personal porque algo fundamental como es el encuentro con el otro, ya sea mi hermano, ya sea Dios, ya sea conmigo mismo también, si queremos encontrarnos de verdad, necesitamos tiempo.


En esta noche es el camino que queremos ir haciendo. La consigna es No tengo tiempo para …. Hay llenar ese espacio con aquello que no tengo tiempo para llevarlo a cabo


Las trampas de la aceleración está tan metida en nosotros que es importante y necesario que podamos denunciar a la aceleración y descubrir como nos toma desprevenidos y descubrir que hay detrás de todo esto. ¿Como es y de que se trata?

En nuestros hogares contamos con lavaplatos, lavarropas, microondas que han reducido notablemente el tiempo de trabajo, pero no pensamos cuanto tiempo hemos ganado con ellos, días , horas , minutos , por lo tanto si la aceleración de tantos procesos de trabajo y tareas pudiera resolver nuestros problemas de tiempo deberíamos ahora claramente tener la sensación de que contamos con nosotros un tiempo suficiente para hacer lo que realmente queremos y consideramos importante , sin embargo hay veces que estamos insatisfechos. Optimizamos constantemente las máquinas, los procesos de trabajo para incrementar la productividad y así también trasladamos este modelo a las personas. Esto no funciona porque el hombre no es una máquina, no somos máquinas para que podamos perfeccionarnos técnicamente necesitamos tener un tiempo donde podamos ir desarrollando nuestras necesidades sociales y ritmos propios. Esto implica tiempo sin aceleración.


En cuanto al trabajo cuando es necesario aumentar la ganancias lo más rápido y sencillo es disminuir los costos salariales esto es una ley en todo el ámbito económico, se trata de tener menos cantidad de personas pero que realicen y obtengan el mismo resultado , así el trabajo debe realizarse más rápidamente. De este modo el tiempo que de por si es un bien libre y que siempre está a disposición lo vemos como se convierte en un recurso escaso para el trabajo y cuanto más productivamente trabaja alguien tanto más valioso es el tiempo y así obtenemos más productos y servicios en igual cantidad de tiempo y esto se va a reflejando en el aumento de los ingresos.

Más rápido más ingresos más productos a todo esto se suma la publicidad y la moda que se van ocupando de incentivarnos y motivando nuevas necesidades y de este modo van a mantener estable el mercado. El más rápido al que hacemos referencia es un proceso que se da continuamente que nos va invadiendo en todos los ordenes.

Los superiores, nuestros jefes acordaron las metas anuales, la de los clientes siempre con mayores demandas de calidad y servicio, las del mercado presión de la competencia y como si esto fuera poco a nuestro alrededor se suma nuestra autoexigencia propia que está dada muchas veces por querer hacer las cosas lo mejor posible y para ser más, para mostrarnos que podemos hacer más nos auto exigimos y a la vez queremos producir más rápido y en realidad estamos desbastándonos inútilmente. El camino de la aceleración pareciera que nos quiere llevar a un lugar y que ya lo tenemos acá pero que en realidad terminamos llegando a ningún lugar porque cuando logramos aquello que hemos buscado de manera acelerada ya estamos pensando en otra cosa. Nunca estoy tranquilo y en paz , porque siempre hay algo que me empuja hacia adelante de una manera abrupta y cruel.

La presión de tiempo o del rendimiento se vive subjetivamente muchas veces como falta de tiempo pero en realidad la falta de tiempo no existe, porque el tiempo siempre está aquí, las veinticuatro horas del día están presentes en la semana no podemos decir que puede faltar el tiempo, lo que falta es el tiempo para, es decir el tempo para otras tareas y otros trabajos a los que yo elijo destinarles un momento es decir un lugar en mi vida.


Muchos hermanos nos dicen no tengo tiempo para estudiar, orar, ir a retiros, no tengo tiempo para esperar, remplacemos el no tengo tiempo para por no quiero. Estas oraciones nos descubren como en nuestras vidas hay determinadas opciones, es decir el mismo tiempo de siempre como lo quiero pasar y que es valioso para mi de acuerdo al modo de vida que quiero llevar. Cada uno de nosotros en las 24 horas que tiene el día vamos haciendo opciones determinadas de acuerdo a las prioridades es decir a aquello que es más esencial en nuestras vidas. Parece que no vivimos en el tiempo , no vivimos para nuestra vida sino que instrumentalizamos el tiempo para alcanzar metas y resultados, en tal caso debemos encontrar la justa medida y la capacidad de distinguir lo que es sensato que hagamos y atenernos a ellos porque si vamos recibiendo de aquellos que están a nuestro alrededor , el mundo exterior, nos va exigiendo siempre más. Tenemos que determinar una parada o stop y poner la atención en uno mismo para ir descubriendo realmente cuales son las decisiones y las opciones que tenemos, las que hay que son sensatas que hagamos. Es interesante que tengamos algunos hábitos que nos ayuden a permanecer en nuestro interior y reorientarnos hacia lo que posible que hagamos y es esencial.


Es bueno tener una buena planificación diaria para priorizar lo esencial de lo que es secundario nos ayudaría muchísimos y nos permitiría hallar nuestra medida. Esto no se logra con recetas sino que se logra con la práctica y el hábito de poner prioridades. De esta manera el no tengo tiempo comienza a desaparecer ya que vamos haciendo opciones, esto ya no lo quiero hacer porque opto por esto otro. Cuando decimos que no tengo tiempo es como que la culpa está fuera de mi, pero debo hacerme responsable que no me hago el tiempo para hacer eso porque tengo otras responsabilidades, tengo mi familia, mis hijos , mi trabajo , el tiempo de encontrarme con mi esposa De esta manera vamos siendo más sinceros y sensatos con nuestra propia vida. El tiempo como regalo de Dios como espacio de salvación va a ir siendo trabajado y utilizado de una manera más justa y más responsable. Es evidente que los hábitos que traemos no nos permiten utilizar el tiempo de la mejor manera

Nuestra vida no está llamada a vivir en la aceleración aunque estemos acostumbrados ya que estamos metidos en esta corriente que nos lleva constantemente. Tenemos la posibilidad de decir stop me detengo, analizo, miro y me reoriento por donde me es más beneficioso

Siempre hacemos todo rápido, en cambio debemos darle el tiempo y no temerle a los silencios y a las miradas que también están comunicando de alguna manera.


Hablamos del siempre más rápido ahora vamos a hablar del siempre más porque a veces hacemos las cosas más rápido porque queremos algo más, deseamos obtener algo más. Queremos poseer y saber más, experimentar siempre más, queremos rendir siempre más y no estamos satisfechos con lo que tenemos, no nos basta con una campera para cada estación , debemos tener aquello que combina para cada ocasión del año. Las casas cuando más grandes mejor, lo nuevo, lo moderno debe reemplazar lo que ya es antiguo, pero detrás de este siempre más se esconde el anhelo de más vida, queremos obtener más de la vida y lo buscamos en el plano del consumo y de la experimentación. Dentro de nuestro corazón hay un quiero más, siempre más en todos los ámbitos, la publicidad nos va sugiriendo que la posesión es la fuente de la felicidad. Si tienes este auto vas a tener esta categoría social. La salud y la felicidad se van buscando en el plano del tener o del saber o del poder. Podemos buscar en el alcohol o en la droga con tal de experimentar algo más con la ilusión del siempre más. Nos va a hacer más felices en el futuro cuando hayamos alcanzado esto o aquello que estábamos esperando. Esto también está detrás de nuestra aceleración, del siempre más rápido al siempre más. El siempre más en lo espiritual nos lleva a algo más sano donde Dios nos va perfeccionando


Te propongo la siguiente consigna: ¿Que es lo que te desencadena la alegría y cuanto te satisface del uno al diez? por ejemplo en la reconciliación con el hermano, en el matrimonio luego de una separación. Pueden ser las pequeñas actividades del día, terminé con la tarea, la califico y le pongo un siete por ejemplo.

En el siempre más se esconde un anhelo de más vida y eso es muy positivo, pero detrás de esto también se esconde el miedo de quedarnos cortos o bien no recibir lo suficiente, como aquel acumula cosas por temor a que le hagan falta, temor a la carencia. Otra de las variables es decir, cuando tenga tal cosa recién ahí me va a ir bien, cuando tenga el DVD ahí voy a estar contento. El señor me enseñó que en un simple cantar en familia era muy feliz y descubría por otro lado que había otras cositas que me regalaban

Una vez que llegamos a la meta o al objetivo precisamos otras nuevas y más altas por ejemplo, compramos la heladera pero ahora necesitamos una más grande que me permita colocar el vasito por fuera y me salga el agua fresca. Solo vamos a poder romper esta ilusión de querer alcanzar una meta más es encontrar las fuentes que nos devuelven la vida. Es importante encontrar las fuentes que no se basan en esto del tener y el poseer, a no apegarnos a las cosas, las experiencias y los vínculos sociales las que requieren tiempo dedicado son los que más felices nos van a hacer. Esto es contrario a la dinámica de la productividad constante y del tener cada día más


El tener más ¿de donde surge en el corazón? No nos basta con lo que somos, no nos valoramos y nos sentimos constantemente carenciados, buscamos compensar esas carencias. Esta aspiración tiene sus raíces en este sentimiento de imperfección que tenemos. Y es cierto tenemos imperfección, tenemos carencias, tenemos faltas, tenemos fallas. Y aquí da vuelta esta necesidad de algo más, quizás no toleramos como somos y tratamos de huir de nosotros mismos a través de estas experiencias que nos van llevando a vivir más, a gozar más a ser más y no recibimos todo lo que queremos tener. Es como cuando éramos niños, que queríamos rápido que sea retribuida o satisfecha nuestra necesidad.

El mundo satisface nuestras necesidades de modo imperfecto, eso lo tenemos que tener en cuenta. Lo tenemos que aceptar. Y la aspiración a siempre más como una forma de compensar estas carencias, nos va conduciendo a la tecnificación del mundo actual y también nos va llevando a esta insatisfacción continua, para producir más y vivir más, necesitamos más tiempo y no lo tenemos y entramos en un circulo. Digo esto para ir descubriendo los lugares donde nos lleva la aceleración, con su siempre “más rápido” que esta posibilitando el siempre más y que de alguna forma la aceleración nos lleva a exprimir el tiempo sin tener en cuenta hasta que punto modifica nuestra experiencia del tiempo.

Esta ambición, estas ansias de una vida más rica que colmada, que es sano, buscar una vida rica y colmada, el tema es la fuente a la cual voy a buscar y donde voy a ir a tomar el agua para poder saciar mi sed. Es bebiendo la fuente de vida, que brota de aquello que muchas veces pasamos por alto por estar apurados, el siempre “más rápido” tratando de conseguir siempre más.


Podemos brillar, podemos ser luz, es como vamos a ir aprovechando, dando, tomando vida del tiempo que tenemos, de esto que nombrábamos al principio, 86.400 segundos que tenemos indefectiblemente cada jornada, dados a nosotros, regalados para que cada uno de esos segundos pueda ser vivido a pleno, lo podamos entregar, podamos disfrutar de la vida, porque de eso se trata. Y cuando hay algo que se nos presenta como cruz, cuando hay algo que está tentando nuestros limites, cuando hay algo que nos sobrepasa, descubrir que también es una nueva oportunidad para poder crecer. Y de esto se trata el siempre más, más que el tener es crecer en lo profundo de nuestro ser y el tener siempre tiene que estar como un medio, un instrumento que nos permite ser cada vez mejores personas, tener mejores sentimientos, mejores miradas, miradas más profundas que en el fondo sean contemplativas y amantivas de aquellos a quienes tenemos a nuestro alrededor.

¿Cómo utilizar nuestros esfuerzos en este tiempo? , en el tiempo que ha sido asignado para nosotros Es clara la parábola de los talentos que nos da un indicio de cómo deberíamos utilizar nuestros esfuerzos, allí Mateo 25,15 dice a uno le dio cinco talentos a otro dos y a otro uno , cada uno según su capacidad. Hay un momento en que nosotros mismos nos preguntamos ¿Qué hemos hecho de nuestro tiempo, de nuestras capacidades, de nuestra vida en general? En la parábola el Señor exige a sus ciervos que le entreguen sus dividendos de acuerdo con aquello que habían recibido y alaba al ciervo bueno que multiplicó sus talentos y reprime al ciervo malo y perezoso.


Debemos sacar provecho de lo que hemos recibido, hacer algo con esto que hemos recibido. El tiempo es un talento ¿Qué hemos hecho con el tiempo que nos ha sido otorgado? Aprovechar el tiempo no implica estresarse porque está un Dios mirándome para que yo haga lo que tenga que hacer de acuerdo a lo que él me dio, sino en esta propuesta libre que Dios nos hace desarrollar los propios talentos, las potencialidades que cada uno tiene. Al final se nos preguntará que hicimos a partir de los dones que hemos recibido, ya sea uno, cinco o dos.

Cuando un hombre se esfuerza por hacer realidad los dones que la naturaleza le ha concedido hace lo más alto y lo único que puede hacer. Mas que eso es imposible para el hombre solo, hasta allí están sus límites. Esto implica descubrirse uno mismo y esto lleva tiempo, parar un poco. Tomar las cartas y no repartirlas todavía y hacer ese tiempo de reflexión para ir conociéndonos poco a poco y así descubrir cuales son nuestras potencialidades a la que estamos llamados a desarrollar

En lo cotidiano esto supone que sigamos desarrollando nuestras capacidades y utilicemos nuestro tiempo, este crédito al cien por ciento. También debemos aprovechar los momentos de dificultad que son los que nos permiten ganar experiencia. La vida es un proceso de aprendizaje, constantemente estamos aprendiendo, cada día descubrimos algo nuevo así tengamos 10, 40 o 90 años. Somos seres perfectibles, no la tenemos todas totalmente completas. Estamos en la vida en camino.


Los sicólogos dicen que los hombres experimentan una mayor felicidad y satisfacción cuando llegan hasta el límite de sus capacidades y ahí mismo intentan desplegar más.

Ignacio de Loyola sugiere ir de más en más, es lo que el camino de la espiritualidad nos propone siempre el Señor y desde ahí nuestra vida integral. La felicidad se va encontrando en este anhelo espiritual. La presencia del resucitado es la que nos llena de felicidad más allá de todo lo que podamos tener y los títulos que podamos alcanzar. Por eso no alcanzamos la felicidad cuando tenemos más en el plano material. Todos los caminos espirituales enseñan que lo que buscamos no se encuentra afuera sino que está dentro de nosotros mismos. Como San Agustín ir descubriendo la presencia del Señor como un regalo, sentirnos un ser amado por El con tantas potencialidades y un espacio, un lugar, el tiempo, donde nosotros podamos ir desplegando, abriendo las alas de todo lo bueno que el Señor nos ha regalado y de todo lo que nos queda para seguir aprendiendo para poder ser cada vez más a su imagen y semejanza

Para una persona no hay mejor que el encuentro con otra persona y quien puede satisfacer completamente es la presencia de Aquel que nos Ama completamente, nuestro Creador, de nuestro hermano Jesús en el Espíritu Santo. En esa presencia vamos a ser colmados , hacia la Vida Eterna vamos caminando pero mientras tanto está presente aquí con nosotros, va haciendo el camino con nosotros de hecho Él nos ha dejado las huellas y aquí vamos nosotros con nuestra vida que la vamos construyendo cada día en este espacio al que llamamos tiempo.


Compartimos algunos puntos del libro Espiritualidad para la administración del tiempo de Anselm Grün y Friedrich Assländer, el capitulo La trampa de la aceleración

Anselm Grün es benedictino hace referencia a rezar y trabajar que no significa no solamente que debo tener tiempo suficiente para rezar, el silencio y la meditación con el fin de poder trabajar de una manera más eficaz se trata de mucho más, se trata de relacionar estos dos polos , la oración y el trabajo.

La oración es el lugar donde ejercitamos las actitudes más importantes para el trabajo, el lugar donde recibimos la gracia. La gracia de la entrega, el coraje y la atención. El trabajo es la prolongación de este ejercicio espiritual de la atención y de la libertad interior de nuestro yo. Por eso cuando me veo libre de la necesidad de evaluar todo lo que hago y de estar pendiente como todos los demás lo están juzgando , entonces en ese momento puedo trabajar adecuadamente, sin presiones, sin que otras intenciones me lo estén impidiendo, de esta manera este trabajo va a dar frutos.


Orar significa entregarme a Dios, soltarme a los brazos de Dios, aquí estoy con mi corazón abierto para lo que me quieras decir, no lo quiero cerrar, me entrego

También en el trabajo es que debo entregarme por completo a lo que estoy haciendo en ese momento y a las personas con las que estoy hablando. En la forma de comunicarme con los demás es importante prestar toda la atención y el tiempo a la persona. Me debo entregar por completo con aquellos con los que mantengo un contacto y no tener mi cabeza en otra cosa, este vínculo social con el otro me hace mucho bien aunque a veces estoy en otra sintonía.

Podemos estar sobrecargados en nuestro trabajo pero debemos decirlo y dar cuenta de nuestros límites. Sin embargo cuando se nos pide algo que no se puede posponer debemos emprender esta tarea confiando en la ayuda que Dios nos puede dar. Es una mirada de fe en este lugar. También cuando vemos tareas imposibles y descubrimos que Dios nos saca nuevas habilidades y capacidades.


Como dice el dicho ‘nadie es capaz hasta que lo intenta’, en esta aventura de la vida.

Cuando dejo que el tiempo le pertenezca a Dios vamos a descubrir que hay un tiempo cumplido porque Dios va a gobernar en este lugar. No tanto cumplido en cuanto a las expectativas humanas ni a la exigencias del trabajo ni a las propias preocupaciones por el trabajo, sino porque el tiempo está determinado por Dios y es verdaderamente un tiempo saludable para nosotros.

El tiempo que Dios preside hace bien al hombre , nos hace bien a cada uno de nosotros, es un tiempo agradable y de salvación en el que podemos ser por enteros nosotros. En ese lugar y en ese tiempo se produce la Pascua, la transformación, el paso. Por eso kayrós el tiempo oportuno de salvación. Allí está lo provechoso, el cambio que nos regala la Pascua en cada segundo en cada momentito de este crédito al que hacíamos referencia al inicio del programa.