Padre, Hijo y Espíritu Santo ¿Uno o tres dioses?

martes, 23 de mayo de 2017
image_pdfimage_print

rezar (9)
23/05/2017 – Seguimos recorriendo, en torno al Catecismo de la Iglesia católica, las preguntas que todos los hombres nos vamos haciendo mientras vamos creciendo.

 

“Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: «Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes».

Jn 16,12-15

¿Creemos en un solo Dios o en tres dioses?

Creemos en un solo Dios en tres personas (O TRINIDAD). “Dios no es soledad, sino comunión perfecta” (Benedicto XVI, 22.05.2005). [232-236,249-256,261,265-266]

Los cristianos no adoran a tres dioses diferentes, sino a un único ser, que es trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y sin embargo uno. Que Dios es trino lo sabemos por Jesucristo: Él, el Hijo, habla de su Padre del Cielo (“Yo y el Padre somos uno”, Jn 10,30). Él ora al Padre y nos envía el Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo. Por eso somos bautizados “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19).

La Trinidad de Dios es un misterio. Sólo por Jesucristo sabemos que Dios es Trinidad. [237]

 

Historia de San Agustín con un niño

La historia de San Agustín con el niño es por muchos conocida. La misma surge del mucho tiempo que dedicó este gran santo y teólogo a reflexionar sobre el misterio de la Santísima Trinidad, de cómo tres personas diferentes podían constituir un único Dios.
Cuenta la historia que mientras Agustín paseaba un día por la playa, pensando en el misterio de la Trinidad, se encontró a un niño que había hecho un hoyo en la arena y con una concha llenaba el agujero con agua de mar. El niño corría hasta la orilla, llenaba la concha con agua de mar y depositaba el agua en el hoyo que había hecho en la arena.

Viendo esto, San Agustín se detuvo y preguntó al niño por qué lo hacía, a lo que el pequeño le dijo que intentaba vaciar toda el agua del mar en el agujero en la arena. Al escucharlo, San Agustín le dijo al niño que eso era imposible, a lo que el niño respondió que si aquello era imposible hacer, más imposible aún era el tratar de descifrar el misterio de la Santísima Trinidad.

Los hombres no pueden deducir por medio de su propia razón el misterio de la Trinidad. Pero pueden reconocer la razonabilidad de este misterio, cuando aceptan la REVELACIÓN de Dios en Jesucristo. Si Dios estuviera solo y fuera solitario, no podría amar desde toda la eternidad.

Iluminados por Jesucristo, podemos encontrar ya en el ANTIGUO TESTAMENTO e incluso en toda la creación huellas de la Trinidad. Por ejemplo en Gén 1,2 “La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas”. En Gén 18,1-2 “El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo”.

 

¿Por qué es Dios “Padre”?

Veneramos a Dios como padre por el hecho de que es el Creador y cuida con amor de sus criaturas. Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado además a considerar a su Padre como nuestro Padre y a dirigirnos a él como “Padre nuestro”. [238­240]

Muchas RELIGIONES anteriores al cristianismo conocen ya el trato a Dios como “Padre”. Ya antes de Jesús se hablaba en Israel de Dios como el Padre (Dt 32,6; Mal 2,10) y se sabía que es también como una madre (Is 66,13). El padre y la madre son en la experiencia humana la representación del origen y la autoridad, de aquello que protege y sostiene. Jesús nos muestra de qué modo es Dios realmente Padre: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9). En la parábola del hijo pródigo, Jesús responde al deseo más hondo que el ser humano tiene de un Padre misericordioso. 511-527

Es un Padre capaz de cubrirnos con su amor e invitarnos a camianr en debilidad conla confianza de que su mano está con nosotros, nos sostiene y nos orienta. Dios, el Padre se nos revela en la persona de nuestro Señor Jesucristo.

¿Quién es el “Espíritu Santo”?

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad (TRINIDAD) y de la misma naturaleza divina del Padre y del Hijo. [243-248,263-264]

Cuando descubrimos la realidad de Dios en nosotros, entramos en contacto con la acción del Espíritu Santo. Dios “envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo” (Gál 4,6), para que nos llene completamente. En el Espíritu Santo el cristiano encuentra una alegría profunda, la paz interior y la libertad. “Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: ¡Abbá, Padre!” (Rom 8,15b). En el Espíritu Santo, que hemos recibido en el Bautismo y la CONFIRMACIÓN podemos llamar a Dios “Padre”. 0113-120, 203-206, 310-311

¿Es Jesús Dios? ¿Forma parte de la Trinidad?

Jesús de Nazaret es el Hijo, la segunda persona divina, a quien aludimos cuando rezamos: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). [243­260]

O bien Jesús era un impostor al hacerse señor del SÁBADO Y dejar que se dirigieran a él con el título de “Señor”, o era realmente Dios. Llegó a provocar escándalo al perdonar los pecados. Esto, a los ojos de sus contemporáneos, era un crimen digno de muerte.
Mediante los signos y los milagros, pero especialmente través de la Resurrección, los discípulos se dieron, cuenta, de quién era Jesús y lo adoraron como el Señor. Ésta es la fe de la IGLESIA.

¿Dios lo puede todo? ¿Es omnipotente?

“Para Dios nada hay imposible” (Lc 1,37). Es omnipotente. [268-278]

Quien en su angustia llama a Dios, cree en su omnipotencia. Dios ha creado el mundo de la nada. Es el Señor de la historia. Gobierna todas las cosas y lo puede todo. Ciertamente es un misterio cómo emplea su omnipotencia. No es raro que las personas pregunten: ¿Dónde estaba Dios? A través del profeta Isaías Dios nos dice: “Porque mis planes no son sus planes, sus caminos no son mis caminos” (Is 55,8). Con frecuencia la omnipotencia de Dios se muestra donde los hombres ya no esperan nada de ella. La impotencia del Viernes Santo fue el requisito de la Resurrección. 51,478,506-507. Allí donde parece que todo está terminado, Dios se muestra poderoso.

¿Las ciencias naturales hacen innecesario al Creador?

No. La frase “Dios ha creado el mundo” no es una afirmación ya superada de las ciencias naturales. Se trata de una afirmación teológica, es decir, una afirmación sobre el sentido (theos = Dios, logos = sentido) y el origen divino de las cosas. [282­289]
El relato de la Creación no es un modelo explicativo del principio del mundo. “Dios ha creado el mundo” es una afirmación teológica sobre la relación del mundo con Dios. Dios ha querido que exista el mundo; él lo acompaña y lo llevará a plenitud. Ser creadas es una cualidad permanente en las cosas y una verdad elemental acerca de ellas.

¿Se puede estar convencido de la evolución y creer sin embargo en el Creador?

Sí. La fe está abierta a los descubrimientos e hipótesis de las ciencias naturales. [282-289]

La Teología no tiene competencia científico-natural; las ciencias naturales no tienen competencia teológica. Las ciencias naturales no pueden excluir de manera dogmática que en la creación haya procesos orientados a un fin; la fe, por el contrario, no puede definir cómo se producen estos procesos en el desarrollo de la naturaleza. Un cristiano puede aceptar la teoría de la evolución como un modelo explicativo útil, mientras no caiga en la herejía del evolucionismo, que ve al hombre como un producto casual de procesos biológicos. La EVOLUCIÓN supone que hay algo que puede desarrollarse. Pero con ello no se afirma nada acerca del origen de ese “algo”. Tampoco las preguntas acerca del ser, la dignidad, la misión, el sentido y el porqué del mundo y de los hombres se pueden responder biológicamente. Así como el “evolucionismo” se inclina demasiado hacia un lado, el CREACIONISMO lo hace hacia el lado contrario. Los creacionistas toman los datos bíblicos (por ejemplo, la edad de la Tierra, la creación en seis días) ingenuamente al pie de la letra.

¿Es el mundo un producto de la casualidad?

No. Es Dios, no la casualidad, la causa del mundo. El mundo, ni por su origen, ni por su orden interno y su finalidad, es el producto de factores que actúen “sin sentido”. [295-301,317-318,320]

Los cristianos creen que pueden leer la escritura de Dios en su Creación. A los científicos que hablan de que la totalidad del mundo es un proceso casual, sin sentido y sin finalidad, les replicó beato Juan Pablo II en el año 1985: “Hablar de azar delante de un universo en el que existe tal complejidad en la organización de sus elementos y una intencionalidad tan maravillosa en su vida, sería igual a abandonar la búsqueda de una explicación del mundo como él se nos muestra. De hecho, sería equivalente a aceptar efectos sin causa. Supondría la abdicación de la razón humana, que renunciaría de este modo a pensar ya buscar una solución a los problemas”. 49

 

Padre Javier Soteras