La estructura de los textos que hablan a cerca del llamado que Dios pronuncia sobre un hombre o una mujer en la Biblia, tienen, además de la clara iniciativa por parte de Dios, la respuesta de quien es convocado, llamado, invitado a un encuentro y a una misión, con lo cual contamos con los dos elementos básicos para que se produzca aquello que llamamos diálogo. Uno y otro se encuentran en una conversación que es mucho más que un intercambio de informaciones y de datos, más que una transferencia de conocimientos. El diálogo siempre supone una vida que se entrega detrás de las palabras que se dicen para poder, de algún modo, ponerle sentido a lo que está más allá de lo que las palabras mismas expresan y que justamente forma parte de eso, de la vida.