30/05/2025 – ¿Te ha pasado de sentir un nudo en la garganta al despedirte de alguien querido o al dejar un lugar que amás? ¿O quizás experimentaste esa extraña sensación de melancolía al volver de vacaciones, anhelando lo que ya no es? En nuestro ciclo «Reflexiones para el Finde», el querido Padre Humberto González, Humbi, nos invita a pensar sobre las despedidas en nuestras vidas, esos momentos que, aunque nos marquen, son también fuente de crecimiento y aprendizaje. Preparate para un viaje de reflexión que te va a sorprender.
El Padre Humbi nos sumerge en el tema de las despedidas, no solo las que implican la partida de seres queridos a la «tierra sin mal», sino también aquellas que son parte de la vida cotidiana: dejar la casa familiar, mudarse de ciudad o incluso de país. Él mismo compartió una anécdota entrañable de su tía, una misionera que decía: «Si no me voy, no puedo volver». Esta frase, que nos invita a ver el lado positivo de la ausencia, nos muestra cómo las despedidas pueden ser un paso pedagógico, un camino hacia la madurez y la responsabilidad. Nos ayudan a desinstalarnos, a asumir nuevas realidades y a establecer otros vínculos, aprendiendo a encontrar a quienes se van en las pequeñas grandes cosas de la vida.
En este contexto, el Padre Humbi nos invita a reflexionar sobre la fiesta de la Ascensión de Jesús al cielo, una despedida triunfal que, sin embargo, genera interrogantes: ¿por qué se tuvo que ir Jesús? La partida de Jesús, al igual que nuestras propias despedidas, implica un desapego y un cambio. A veces nos cuesta soltar lo que fue para abrazar lo que viene. Él subraya que, aunque duela, las despedidas nos ayudan a descubrir nuestra identidad y a resignificar a quienes se fueron, incluso en la distancia. Es como le pasó a mucha gente con el Papa Francisco: al irse, lo redescubrieron, bajaron las críticas y se rindieron ante el afecto.
Pero, ¿por qué Jesús se fue? El Padre Humbi nos da una perspectiva fascinante: si Jesús se hubiera quedado, todo sería demasiado evidente, y nunca entenderíamos lo que es la fe ni seríamos capaces de elegir libremente. Su partida es un signo de amor y confianza en su Iglesia y en nosotros, que, aunque a veces no entendamos nada, tenemos al Espíritu Santo para guiarnos. Es una invitación a la madurez, a asumir la responsabilidad de hacer presente a Jesús en medio de su ausencia.
El Padre Humbi nos recuerda que la historia de la salvación es un proceso continuo: el Padre en el Antiguo Testamento, el Hijo y ahora el Espíritu Santo. Esta Trinidad se muestra tan humana, tan cercana, un amor que nos conduce y nos ayuda a crecer. Nos invita a celebrar la vida incluso en la despedida, a entender que quien se va, se queda de otra forma, y se va para volver y celebrar la vida.
La religiosidad popular, como la fiesta del Señor del Mailín en Santiago del Estero, nos enseña a vivir las despedidas como celebraciones de la presencia de Cristo en medio de la ausencia, con alegría, música y encuentro. Y para cerrar, el Padre Humbi comparte unos versos del chamamé «Volver en guitarra» de Roberto Galarza, un anhelo de reencuentro que nos invita a mirar las despedidas con esperanza.
No te quedes con la duda, ¡sumergite en esta reflexión profunda y conmovedora que te va a cambiar la forma de ver las despedidas!