Las “levaduras” que no deben hacer fermentar nuestras vidas

martes, 18 de febrero de 2020
image_pdfimage_print

18/02/2020 – “Habían  olvidado  de   traer  pan,   no  tenían   sino  un  pan consigo  en  la  barca.  Y él les  mandó,  diciendo:  Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes. Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis? Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?”

Marcos 8, 14-21

El Señor estaba cruzando en barca desde Dalmanuta a la otra ribera. En la travesía, los discípulos estaban preocupados porque se habían olvidado de hacer provisión para el viaje y no tenían nada más que un pan para todos.

El evangelista recoge este sencillo detalle con la finalidad de ayudarnos a entender la forma en la que los discípulos interpretaron la exhortación que Jesús les hizo acerca de la levadura de los fariseos y de Herodes.

Y al mismo tiempo, sirve para mostrarnos el “bloqueo” espiritual que los discípulos tenían en aquellos días. ¿Cómo podía ser que estuvieran preocupados por el pan después de que habían visto a Jesús multiplicar unos pocos panes para dar de comer a miles de personas?.

El Señor se estaba refiriendo a la levadura desde una perspectiva espiritual. En este sentido, él la veía como símbolo de algo negativo, y podemos considerar algunas de las razones para establecer este paralelismo:

  • La levadura se extiende por toda la masa y cambia su naturaleza, operando exactamente igual que el pecado en el hombre.
  • Tanto la levadura como el pecado son fuerzas muy poderosas.
  • Ambas tienen una gran tendencia a incrementar gradualmente su esfera de influencia.
  • Las dos actúan de forma invisible.

El Señor se refirió a la levadura como las ideas o tendencias que pueden cambiar las formas de pensar y de actuar, apartándonos de la fe sincera y pura en Cristo.

Jesús explicó que la levadura de los fariseos era la hipocresía y con frecuencia les acusó de ser unos hipócritas y manifestó su preocupación porque la actitud de estos hombres tenía un efecto contaminante semejante al de la levadura.

Por su parte, Herodes era un hombre mundano y malvado en alto grado pero eso no quería decir que no fuera religioso, entonces, ¿cómo podríamos definir la “levadura de Herodes”?. Esta levadura consistía en la mundanalidad escondida bajo la capa de una religiosidad oportunista y superficial.

Debemos estar siempre alertas contra la falsedad y la hipocresía en la vida cristiana, con el contentarnos con vivir de las apariencias, satisfechos con cumplir con ciertas normas religiosas externas, y desatendiendo la vida interior en el Espíritu. Debemos cuidarnos de vivir mundanamente, pensando que porque tengamos una religión, por eso Dios ya tiene que estar satisfecho con nosotros.

Debemos ser honestos y no utilizar la religión para nuestro beneficio personal. ¡Cuántas veces los candidatos a presidentes en algunos países, se acercan a las iglesias en épocas de elecciones en busca de votos! ¡Cuántas veces a lo largo de la historia la religión se ha unido a la política para acrecentar su poder y dominio sobre las personas!.

Sin lugar a dudas, la levadura de los fariseos y de Herodes, han hecho mucho más daño a la iglesia, que todas las persecuciones que ésta ha sufrido a lo largo de toda su historia. Por lo tanto, es importante que prestemos mucha atención a estas palabras del Señor.

 

Catequesis completa