Lazos entre la tierra y el cielo

viernes, 2 de noviembre de 2018

02/11/18 – Hoy celebramos a nuestros queridos difuntos, celebramos el acontecimiento de que la muerta ha sido vencida, Cristo ha resucitado y con Él resucitan todos los que ya están en el cielo. Que ese espacio que quedó vacío ante la partida de nuestros seres queridos, se llene de el gozo y la alegría de saber que ellos, en el cielo, disfrutan de la presencia de Dios para siempre.

Catequesis en un minuto


El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: «Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día». Y las mujeres recordaron sus palabras.

Lc 24,1-8

El camino de la muerte es una senda de esperanza; y recorrer nuestros cementerios, así como leer las inscripciones sobre las tumbas, es realizar un camino marcado por la esperanza de eternidad.

Solamente quien puede reconocer una gran esperanza en la muerte, puede también vivir una vida a partir de la esperanza. En el supremo acto de amor de la cruz, sumergiéndose en el abismo de la muerte, la venció, resucitó y nos abrió también a nosotros las puertas de la eternidad.

Catequesis completa