Liberarnos de pensamientos negativos y entregarle al Señor afirmaciones positivas

miércoles, 26 de enero de 2011
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   “Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.”

Marcos 3,13-19

Queremos contagiarte la alegría del Señor, en este nuevo día, que es una nueva oportunidad. Queremos que el Señor nos libere de no “despertarnos”. Quizás hoy te sentís un poco “quedado”, un poco perezoso, triste; quizás hay muchas cosas que creés que tenés para preocuparte o entristecerte. Pero hay una sola cosa importante en la que hay que poner toda la atención: el Señor. A partir de allí, todo lo que te pasa empezará a tener una nueva luz, nueva esperanza, nuevos caminos para recorrer.
¡No dejemos de alegrarnos de tener un nuevo día, una nueva oportunidad! No, la tentación de decir un día más para sufrir, ¡no! Hoy es un día más donde el Señor te da la oportunidad de vivir, abrazando tu vida con pasión y ofreciendo todo lo que nos toca vivir.

Te voy a contar una historia de alguien que se acordó poco del Señor… una experiencia de la que ojalá el Señor nos libre… No queremos que nos suceda eso a nosotros. Queremos recibir el Espíritu de Dios que viene a sacudirnos y a traernos nueva vida. Es como si hablara el mismo Dios, que en el caso de la historia miraba a una persona que vivía muy acelerada, vivía sin pensar quien era el que le regalaba la vida, creyendo que todo era por mérito propio. Y el Señor pensaba: “…cuando te levantaste en la mañana, Yo ya había preparado el sol para empezar tu día, y el alimento para tu desayuno. Sí, preparé todo eso mientras vigilaba y guardaba tu sueño, tu familia, tu casa. Esperé por tus buenos días, pero te olvidaste… Bueno, pensé, parecías tener mucha prisa… y entonces seguí, perdoné…
El sol apareció, las flores te entregaron su perfume, la brisa de la mañana te acompañó, y no pensaste… no pensaste que había preparado todo eso para ti.
Tus familiares sonríen, tus colegas te saludan…
Trabajaste, viajaste, realizaste negocios, lograste victorias, pero… no percibiste que Yo estaba cooperando contigo. Y más logros tendrías si me dieras una oportunidad.
Yo sé que corres tanto, por eso te perdono. Lees bastante, oyes muchas cosas, pero así y todo no tienes tiempo de oír, de leer, de escuchar la Palabra, mi Palabra. Quise hablarte, pero no me diste tiempo. Incluso quise aconsejarte, pero no pensaste en esa posibilidad. Tu visión, tus pensamientos, tu hablar, serían mejores. Las cosas malas serían menores, y las buenas serían mucho mejores en tu vida si me dejaras actuar en ella.
La lluvia que cayó en la tarde fueron las lágrimas por tu ingratitud, y también fueron mi bendición sobre la tierra para que no te falte pan ni agua
Trabajaste, ganaste dinero, que no fue más porque no me dejaste ayudarte.
Te olvidas de mi deseo: que participes en mi Reino, con tu vida, tu tiempo, tu trabajo, con todo.
Termina tu día, vuelves a casa. Mandé la luna y las estrellas para que la noche luciera más bonita, y recuerdes mi amor por ti.
Ciertamente ahora me vas a decir buenas noches, gracias, pero te dormiste, ¡qué pena!. Buenas noches. Que duermas bien. Yo sigo velando por ti.

Queridos hermanos, que no se nos pase el día ni la vida sin agradacerle al Señor tener esta nueva oportunidad para vivir. Vivimos entre tensiones, entre el bien y el mal, entre un nuevo sueño y el sobrevivir que nos da seguridad y que a veces produce acostumbramiento.
Hoy el Señor quiere hacerte vivir una nueva oportunidad. No dejemos pasar  ningún instante en el que podamos darle gracia. No es necesario ir a misa o tener que estar en el templo. Quizás hoy te toque trabajar todo el día, con muchas ocupaciones. Pero si todo lo hacemos en la presencia del Señor, entonces allí nos encontraremos bendecidos, y nuestra actitud de vida será la de ser agradecidos.
Ser agradecidos trae alegría. Si no somos agradecidos, nuestra mirada suele ir hacia ese lugar donde solo vemos lo que falta, lo que no tenemos.
Hoy el Señor nos da el sol, quizás la lluvia… Te está regalando nuevas cosas, te está hablando, gritando a través de la naturaleza, de esta nueva oportunidad. Grita en tu corazón. Escuchalo.

Hacer afirmaciones positivas

La consigna de hoy es hacer afirmaciones positivas. A veces vivimos de afirmaciones negativas, que envenan nuestro pensamiento y nuestro espíritu. Mi afirmación positiva es: hoy puede ser un gran día. Quiero aprovecharlo en cosas buenas.

Qué bueno es recapacitar y tomar conciencia de lo lindo de la vida, en lo más chiquito, aunque sea el primer sorbo de café de la mañana, el sol que comenzamos a percibir ni bien nos levantamos. Qué bueno es ser agradecidos, es una virtud que nuestro Padre Dios recibe y hace que nuestra vida tenga más luz y color. Por eso compartimos esta nueva noticia que nos trae Jesús. Él nos ha llamado a todos, como llamó a sus discípulos para la misión, esa misión inmediata que tenía, de anunciar la Buena Noticia, la salvación. Hoy nos llama a nosotros, a cada uno donde estemos, en cada lugar del mundo. Hoy te está llamando, el Señor tiene una misión para vos: ser agradecido.
Cuando uno va agradecido por la vida, esa alegría se contagia. Y los otros se preguntan: ¿de qué vive, de qué se alimenta, qué es lo que le pasa? Estamos alegres porque somos agradecidos. Agradecidos con Dios, con esta vida que nos ha regalado, a la que no le faltan luchas, sacrificios… pero qué linda es esta vida cuando la vivimos en su presencia.


Liberarnos de pensamientos negativos

Así como vimos en la historia que leímos antes cómo ese hombre corría tanto en su vida, nosotros queremos liberarnos de cualquier tipo de pensamientos que no nos ayuden a ser agradecidos, que no nos ayuden a tener centrada nuestra vida en el hacer todo lo que podamos cada día.
Hay pensamientos, hermanos, que son venenosos para nuestro espíritu, que no nos hacen bien. Y a veces son vicios de los cuales todos padecemos. Por eso le pedimos al Señor que nos libre de ellos. Compartiremos algunos, para contrarrestarlos con las afirmaciones positivas.

Estos son algunos de los pensamientos negativos de los que queremos liberarnos:
#Debemos agradar a todo el mundo, caerle bien a todos y en todas partes. Todos me tienen que querer: esta falsa autenticidad me lleva a estar actuando por todos lados, haciendo el papel que más le gusta a aquel ante quien me presento. Eso no es lo que Dios quiere. Él quiere que tratemos de ser personas que estén comunicando sus buenos valores, que seamos lo mejor posible, con nuestras características, nuestra personalidad. El Señor tampoco le cayó bien a todo el mundo. A veces, seguirlo hace que en algunos lugares nos sintamos incómodos. Que ese pensamiento no te haga perder tu esencia

#Tengo que ser perfecto en todo. No puedo tener defecto alguno, la historia tiene que recordarme sin errores: ¡ay hermanos! Los santos han tratado de ser todo lo mejor posible en sus vidas, pero también se han equivocado. Y del error aprendemos. Es imposible hacerlo todo perfecto. Uno solo es perfecto. Nuestra vida es camino de perfección, pero especialmente de perfección en el amor. Por eso no podemos hacer absolutamente todo perfecto. Date lugar para equivocarte, para el error.

#Tengo que saberlo todo y dar la opinión más deslumbrante. Nadie tiene que saber que ignoro algo.

#Todo tiene que suceder como yo lo planeo, porque si no se me escaparía de las manos.

#Tengo que liberarme de todas las tensiones de la vida. Tengo que acomodar todo de tal manera que pueda descansar, sintiéndome libre del dolor y del peligro: hermanos, en esta vida estamos constantemente entre esa tensión de los nuevos proyectos y el vivir sobreviviendo, con seguridades y acostumbramiento. Pero el Señor nos quiere con nuevos deseos y sueños, no sobreviviendo y perdurando en la vida, sino con nueva vida a cada instante. Por eso la Palabra de Dios tiene siempre una novedad. Aunque la hayamos escuchado otras veces. Hoy el Señor nos hace un llamado. Simplemente un llamado. Un llamado también a liberarnos de todos estos pensamientos que envenenan tu propio pensamiento, el espíritu, esos pensamientos que nos desvían del camino que el Señor hoy planea para nosotros. Él tiene un sueño, un deseo: Él quiere que todos seamos felices. Liberarnos de todos estos pensamientos, de estas cargas inútiles que nos imponemos o nos imponen desde afuera, nos hará seres más livianos, que puedan volar más fácilmente, y que puedan estar descargados de todo aquello que nos hace mirar demasiado hacia abajo. Miremos hacia arriba, a ese cielo, a ese Dios que nos cuida y mira y que hoy nos regala una nueva vida.

#Creer que todas las personas son perversas y egoístas, que es mejor no comprometerse con nadie. Liberate de ese pensamiento que te aísla y que incluso te llevará a desconfiar del mismo Señor que quiere acompañarte y que quiere hacerte la vida un poco más liviana.

#Si no sufrimos con los demás, soy egoísta.

#Tengo que ser capaz de resolver los problemas de los demás, de todos: cuántas veces queremos hacernos cargo de todos los problemas, y a veces ni siquiera podemos con los propios. Dice la Palabra de Dios que si las pequeñas cosas de cada día superan las propias fuerzas, ¿para qué ocuparse de las otras? Dejemos todo en las manos del Señor; eso no quiere decir evadirse, sino asumir las cosas que nos pasan y saber que el Señor Todopoderoso es el Único que nos puede abrir caminos frente a todas las situaciones. Algunas no se resuelven del todo, pero el Señor está allí dando fuerza, gracia, dones para sobrellevar cada situación.

#Si alguien hace algo bien o tiene éxito, eso es un peligro para mí, me hace sombra, ¿cómo lo puedo destruir?: a veces nos cuesta compartir los logros del otro. No me tiene que dar envidia. Me tengo que alegrar con vos, porque el Señor también me está llenando a mí de bendiciones, porque el bien del otro es mi propio bien. Si no, no estaremos amando como debemos amar, de manera benevolente, buscando el bien del otro. Si no me alegro por los bienes del otro, entonces estoy amando sobre mi propio ombligo. Dios ama hacia fuera, y espera lo mismos de nosotros.

#Mis heridas me han marcado tanto que no me queda más que sufrir y actuar como lo estoy haciendo: no te quedes ahí varado en tu tristeza, en tu pereza, en esa opresión que sentís en el alma. Abrí los ojos del alma para percibir sus señales, sus signos; el Señor está cerca, te rodea. Mirá el cielo, el Señor te rodea. Hay un cielo entero lleno de ángeles, de santos, donde está la Virgen, donde está este Dios Trinidad que te cuida, te protege, te bendice.

#Es mucho mejor escapar de los problemas que tener que enfrentarlos.

#Todos los seres importantes tienen que fijarse en mí.
 
#Si uno no tiene mucho dinero, entonces no es nadie.

#Tengo que saber todo lo que hacen los demás, todo lo que les pasa, sino voy a pasar por un tonto.

Debemos liberarnos de todos estos pensamientos que tanto mal le hacen a nuestro Espíritu. Liberarnos de la crítica, de ese chusmerío, de esa difamación y calumnia; que podamos, ante la tentación, guardar silencio, como hacía la Virgen. Porque de esa manera estaremos meditantdo en nuestro corazón que Dios no quiere eso para nosotros. Liberémosnos de estos pensamientos que nos envenenan el alma.
Que no sea tampoco lo material, la riqueza, lo que te haga perder de vista al Señor. Por más que tengas lo que tengas, reconocete pobre, siempre, aunque tengas mucho, porque nuestra única seguridad es el Señor. Él es el único que decide un nuevo latido, un nuevo día para vos. Y aunque tengas mucha riqueza, aunque estés rodeado de muchas cosas materiales, si no tenés puesta tu confianza en el Señor, habremos vivido tras un logro y una corona perecedera. Y el Señor quiere que persigamos la corona de la gloria, de su Reino.
#¡Qué bueno liberarnos de todas estas cosas negativas!

Afirmaciones positivas

Queremos hacerle una afirmación positiva al Señor. La mía es: hoy puede ser un gran día y quiero aprovecharlo en cosas buenas. En esas que tenga preparadas el Señor. Quién sabe a quien me va a presentar, por dónde voy a andar, con quien me voy a cruzar que necesite de una afirmación positiva, de una vida positiva, de la Buena Noticia de Jesús que nos ama a todos.
Compartimos afirmaciones positivas de los oyentes:

  • El Señor nos ha llamado por nuestro nombre, en nuestro Bautismo.

  • Se puede estar alegres siempre cuando estamos en Dios.

  • Siempre hay alguien que nos cuida, que nos mira.

  • El Señor es mi Pastor, siempre está conmigo.

  • Hoy es el día.

  • Hermoso es sentirse amado por Dios.

  • Amanece y puedo sentirlo.

  • Lo que no te destruye, te hace más fuerte.

  • Doy gracias a Dios por este nuevo día que me regala y le pido los dones del Espíritu Santo, para amarlo más y servirle mejor.

  • Soy feliz en el Señor atendiendo a los que más lo necesitan.

  • Siempre que nos alejamos, el Señor nos espera como al hijo pródigo.

  • Mirar con más detenimiento cada cosa que Dios me regala en este día.
  • Gracias Señor por este día.

  • Doy gracias al Señor por haberme creado y haberme conservado en esta noche que pasó.

  • Aquí estoy, Señor Jesús, para hacer tu Voluntad.

 Padre Matías Pérez