14/02/2015 – “Debería ser más ordenado” “Debería cambiar” “Debería ser más exitoso” “Me debería ir excelente en mis estudios y trabajo” llevan a exigencias excesivas que, en la mayoría de las veces no sirven para otra cosa que frustrarnos y hasta enfermarnos psíquicas, emocional y físicamente. A veces esos “deberías” no son autoimpuestos sino que vienen desde afuera como una especie de mandato.
Para hablar de este tema conversamos en “Entre Nosotros” con la Lic. Silvia Valle, psicóloga y psicopedagoga, fundadora y coordinadora general de la “Fundación Despegar”, institución dedicada a la investigación y desarrollo de modelos pedagógicos alternativos, la comunicación y los conflictos que de ella se derivan, y a aumentar la calidad de vida de los individuos.
“Estos debería nunca son sanos, el debería por lo general implica algo que tendría que haber hecho. Algo que hice pero que no salió como yo creía u otros me dijeron que debía ser. Siempre son exigencias; es ver de lo que hice lo que no logre hacer, nunca poder registrar lo que si logré y tal vez puedo mejorar”, dijo la licenciada.
“Los ‘debería’ surgen de una relación de exigencia con uno mismo. Viene de mucho antes y no necesariamente implica haber tenido padres exigentes; sino que tal vez nace de haber tenido modelos autoexigentes. Es decir si me crié viendo a mis padres que nunca estaban conformes con lo que hacían y lograban, eso es lo que aprendí” agregó la psicóloga.
“Mientras menos conforme estoy con lo que hago peor me siento. Una persona que tiene una autoestima sana, que logró ser la persona que quería ser que, no está atenta a las expectativas de los demás y sabe lo que puede. Esa persona no va a tener problema de sobre exigencia. Precisamente quienes viven su vida a través de las exigencias tienen como corolario una autoestima muy baja.” sostuvo Silvia Valle.
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