“Los hermanos de la puna salteña rezan letanías de sencilla fe”, indicó monseñor Dante Bernacki

sábado, 13 de julio de 2019

13/07/2019 – Monseñor Dante Bernacki es vicario general de la arquidiócesis de Salta y párroco en la comunidad Nuestra Señora del Tránsito de la capital provincial. Este sacerdote es conocido por participar de las peregrinaciones que organizan los fieles de San Antonio de los Cobres, en plena puna salteña.

“Quién fuera Dios para ver lo profundo del alma y llegar a comprender lo que mueve al corazón del peregrino, para dejarlo todo y ponerse a andar. Quién fuera camino para entender el derrotero, de quienes van por sendas ancestrales, dejando la huella de un surco de fe y amor, sembrando la esperanza a cada paso. Quién fuera viento, para acariciarles el rostro, cuando el cansancio arrecia y alguna lágrima fugaz humedeciendo corre, sus rasgos color tierra. Quién fuera sol, para alcanzarles calor, en los momentos de frío, de los cortos descansos nocturnos, y en las largas madrugadas en que se vuelve a caminar. Y ahí van los peregrinos, hermanitos de la puna, acariciando la tierra con sus plantas, regando surcos con sus sudores, rezando letanías de sencilla fe, encendiendo soles con calladas sonrisas, que hablan de profundidades y silencios, con la elocuencia que sólo entienden, aquellos que quieren ver el rostro de Dios, en las facciones curtidas por el viento y el sol, hechas oración”, escribió monseñor Bernacki en uno de sus poemas dedicados a los habitantes de la puna.

“Viéndolos a ustedes, con historias anónimas fecundadas en los salares inmensos, sólo el lamento de la quena, puede expresar con sonidos que se cuelan por las cañas benditas, sus alegrías y sus penas, hechas acción de gracias, por eso cuando los veo, una actitud me queda: ponerme junto a los peregrinos de rodillas para sonreírle a Dios. Camino sagrado el de los peregrinos, hermanitos de la Puna, que cuando cantan en las inmensidades, tienen la gracia que Dios les conteste sin tardar en el eco de las montañas, que les devuelve hechas palabras, las respuestas a su clamor”, agregó.

Su vínculo con el pueblo de la puna salteña comenzó en diciembre del 2007. “Había gente que me decía que no lo iba a poder lograr, me generaban incertidumbres, pero monseñor Mario Cargnello me animó a hacerlo. Así fue que en el 2008 llamé al coordinador de la procesión y me sumé”, sostuvo. “Hay momentos para marchar en silencio, pero en realidad ellos van rezando. También hay momentos de cánticos y alabanzas. Los días son difíciles, el cansancio se hace sentir pero entre todos nos damos fuerzas. Hacemos paradas para celebrar la Eucaristía y seguimos caminando”, recordó el sacerdote.

Monseñor Bernacki, cuyos padres son de origen polaco, dijo que “cada fiesta del Milagro de Salta es único. Nosotros nos acostumbramos porque cada Milagro tiene su particularidad de encuentro con el Señor. Pero sobre todo, yo creo que el gran Milagro de Salta está en el confesionario, en las reconciliaciones”.

Por último, compartió esta bella oración:

Vienes a nosotros, en cada hermano con quien nos encontramos.

¡Vienes y a veces no te queremos ver!

Nos llamas permanentemente, en cada momento de nuestras vidas.

¡Nos llamas y no te queremos oír!

Quieres tomar nuestras manos, para dar seguridad a nuestros pasos.

¡Y somos reacios a dejarnos guiar!

Cuando nos ves lastimados, sales a buscarnos como a la oveja perdida,

para cargarnos sobre tus hombros y volvernos al redil.

Que sepamos encontrarte humildemente en nuestro prójimo.

Escuchar tu voz, pone melodías de infinito en nuestras vidas.

Dejarnos guiar por tu Corazón, abre siempre horizontes de esperanza.

Amén.